PERDICES AL CHOCOLATE [Tragicomedia con final feliz]

CAL 518,9 · HC 14,5 · PR 47,7 · GR 27,8 [POR RACIÓN]

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Vivo de bote en bote y a la carrera ¡y así me va! No se puede ir por la vida corriendo y en tacones.

Todo empezó con el #asaltablogs de este mes de octubre. Se me antojó comer perdices en chocolate, porque sí, porque yo lo valgo, soy antojadiza y da igual porque no me da tiempo para hacer una segunda revisión de las recetas de mis asaltadas, El mito del sofrito.

Eran perdices en chocolate, no? Pues a correr.

Y eso, corriendo corriendo de pronto se me iluminan las ideas, veo la luz y me doy cuenta de que perdices y codornices son bichos distintos, y se me ocurre pensar que lo mismo mi pollero [que siempre tiene una bandeja con codornices, esa que me vino a la mente cuando escogí la receta] no trae estos pajaritos, y los tendré que encargar. Como tengo la cabeza llena y no me da para pensar dos cosas a la vez no se me ocurrió que lo mismo los pajaritos me salían caros. Total que voy, y entre una reunión y el gimnasio me doy un salto a la pollería, me cuelo y los encargo. Perdices salvajes, me dice, a 10 euros. Y mira que como no me cabían más cosas en la cabeza, pensé que 10 euros el kilo tampoco era para tanto.

No reparé en la tierna historia del cazador que las trae cada miércoles de una finca de Extremadura y bla bla bla…

El susto viene cuando el Soñador va a recogerlas, porque a mí no me da la vida, y me dice que ha pagado por ellas la módica cantidad de 20€. Pío, pío. A diez euros el pajarito.

Y llego yo y las congelo, claro que sí, porque son para el domingo que antes no puedo cocinarlas y no voy a arriesgarme a que se estropeen en la nevera. Que con 20 euros yo me compro un bolso, y si son rebajas hasta un foulard a juego, y no dos pajaritos escuchimizados y huesuditos. [Nota mental: los huesitos se rebañan y se repasan tres veces y se dejan… niquelaos]

Y no pienso nada más porque voy corriendo a todas partes. Que mi economía será proletaria, pero mi agenda parece la de un Borbón.

Total que llega el domingo, por fin. Y me olvido de descongelar las perdices, porque he llegado tarde y cansada [de fiestuki] y esas cosas que nos pasan a veces.

Microondas, ven a mí y descongélame estos pajaritos. Y justo entonces, descubro que no tengo tomates. San comerciodominguero que abre, y ya que hemos salido, cañita para amortizar el paseo, que hace sol y apetece.

De vuelta a casa, y ya después de comer porque total hemos llegado a las cuatro que no son horas, decidimos dejarlos para la cena, pero cocinarlos ya. Que con la suerte que tienen estos bichos, mejor prevenir.

Agarro el hilo de bramante para atarlos bien atados, no vayan a salir volando. Y… ¡sorpresa! Tengo que limpiarlos… ejem. Vísceras semicongeladas y un ¡no entres en la cocina! cuando mi compañera de piso [vegana] abre la puerta.

Tras descubrir que la gata pone la misma cara de asco que yo ante las vísceras pajariles, las desecho y sigo con la ardua tarea de atar aquellos bichos con dignidad y sin que parezca bondage. Casi lo consigo.

Y por fin, perdices atadas, olla lista, manos a la obra. Pero no todo iba a ser tan fácil. La primera en la frente: un minuto más y las achicharro. Bien por la piel, que lo impidió.

Salvado ese obstáculo, ya la cosa se solventó con dos horas de echar ingredientes a la cazuela, batir la salsa y añadir… aquel chocolate que me regalaron y que era tan fuerte como mil demonios. Mal. Muy mal. 3 cucharaditas de azúcar más tarde, la cosa empieza a ser bien, o al menos, regular.

Termino de cocinar los 20 euros de pajaritos [equivalentes a un bolso que ya no me compraré] y al plato. No iba a ser tan fácil, verdad?

Aquel chutney de higos que iba a acompañarle no pudo ser porque: a) he empezado a cocinar a las cinco y b) no quedan higos+el chino de abajo no tiene fruta+estoy hasta el moño. Me arreglo con un poco de cous cous y punto.

Pero el cous cous… es marrón. Igual que la salsa. Mal, mal, las fotos necesitan color, pero ya no importa. Hojita de menta y andando.

Y llega por fin… el momento de cenarrrrrr… nuestro preciado botín… y descubrir que está bueno, muy bueno, solo que ligerísimamente amargo fruto del chocolate del demonio que usé para este fin.

Pero se nos quedó una duda existencial en el aire, y pensamos que la salsa quedaría mucho mejor a base de caldo en lugar de tomate. Así que decidí que iba a repetirla [sólo la salsa, que los pajaritos ya han cumplido] pero que la usaría con un poco de pollo, mucho más proletario y adecuado para mi casa.

Y la verdad, me convenció más. No suelo hacer esto, pero no podía repetir la receta para hacer fotos nuevas, y en todo caso la única modificación fue sustituir el tomate triturado por caldo de ave, y usar un chocolate normal del super y no las semillas de cacao del infierno de la primera vez [con lo cual, no necesitó azúcar]. La receta es fiel, la salsa está probada sobre unos soberanos contramuslos de pollo, y os garantizo que no va a fallaros, que la podéis hacer con total tranquilidad sin variar un ápice la receta. Incluso la textura es la misma, solo que el sabor es más sutil, menos ácido [resultado del tomate] y más equilibrado. Para mi gusto, ojo.

En fin… que no os aburro más. Dejo las perdices, con la salsa a base de caldo y a base de tomate, para elegir, y qué más… ah sí, sed felices!

POST DATA. Los pajaritos clamaban justa venganza. La gata decidió que las vísceras no, pero los huesitos sí, y los rebuscó en la basura armando un escándalo de huesos pequeños por toda la cocina que nuestra pobre compañera de piso se encontró al levantarse y tuvo que limpiar, convirtiéndose así en inesperado daño colateral de la maldad pajaril.

 Perdices chocolate 3

INGREDIENTES
[PARA DOS PERSONAS]

Perdices salvajes, 2 unidades [800 g]
Caldo de ave, 200 ml [en la original, 200 g de tomate triturado o de tomates cortados]
Cebolla, 1 grande [200 g]
Ajo, 2 dientes
Aceite de oliva, 3 cucharadas [45 ml]
Vinagre de vino blanco, 40 ml [en su defecto, puede servir de manzana]
Vino de Jerez seco, 75 ml [en su defecto, usa vino blanco, pero nunca un Jerez dulce]
Clavos de olor, 2 unidades
Nuez moscada
Sal, pimienta
Chocolate negro, 25 g
Guarnición: Cous cous integral salteado con pasas, piñones y una pizca de canela

MODUS OPERANDI

Antes de empezar, limpiamos bien las perdices de cualquier resto de plumas, y las abrimos en canal para sacar las vísceras. Si te da asquito puedes pedir al pollero que lo haga por ti.

Atamos las perdices con una cuerda de bramante, sujetándolas con firmeza para que no se abran al cocinarlas. Las salamos, las embadurnamos de aceite y reservamos.

Picamos muy menudos la cebolla y los ajos. Ponemos aceite en una olla pequeña donde las perdices vayan a ir justitas [para evitar que se vayan abriendo según se cocinen y el bramante se afloje] y metemos los pajaritos. Los doramos por todos los lados, y cuando estén ligeramente tostados [solo un poco] añadimos a la olla, así de golpe y todo junto, cebolla, ajo, caldo [o tomate], vinagre, sal, pimienta, clavos y nuez moscada. A fuego más bien bajo, dejamos que se cocine todo junto durante una hora y media aproximadamente, dando vuelta cada 20 o 30 minutos. Si se queda corto de líquido se puede añadir un poquito de agua, pero no va a hacer falta.

Al cabo de este tiempo sacamos las perdices de la olla, y pasamos la salsa por un pasapurés o un robot de cocina. Una vez bien pasada y homogénea, la devolvemos a la olla y añadimos el chocolate rallado y el vino. Lo dejamos que se mezcle bien, y que evapore el vino al menos 5 minutos, volvemos a meter las perdices y dejamos que se cocine junto unos 10 minutos más.

Perdices chocolate 1

35 comentarios en «PERDICES AL CHOCOLATE [Tragicomedia con final feliz]»

  1. Laura Selene

    Jajajajja, más vale perdices en el estomago que cien bolsos en el armario, o no era así !! A parte de rica me da que esta receta tiene su punto afrodisíaco y te ha quedado de cine. Beso.

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  2. Hoooola Ana!
    Esta vez más que una receta parece una película de Berlanga… y una penica que nos ha dado saber que te ha dado tanto quebradero de cabeza, bolsos aparte. Pero oye, que te has puesto navideña con antelación y eso tiene su mérito. Lo que está genial es que hayas dado un vuelco a las perdices reconvirtiéndolas en contramuslos y sacando partido a una salsa que la teníamos como si fuera uno de los Diez Mandamientos o un artículo de la Constitución, o sea , no se toca, no se usa, nada más que para las benditas perdices.
    Esperamos que tu compi vegana no haya tenido taquicardias al ver a las pobres perdices extremeñas!
    Bss para tí y para tu viking!!

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  3. jajajaaja… Ana, lo que me he reído con tus desventuras pajariles… jajajaajaj… es que no se puede ir corriendo a todas partes ;)
    De todas formas tiene una pintaza increíble… seguro que todo estaba buenísimo :)
    besos

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  4. Tíaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ¿¿¿sabes que tu post me ha salvado de que se me quemase por completo la comida???? Bueno, o igual ha sido el culpable, porque estaba embaucada leyendo las aventuras y desventuras, cuando he leído, «un minuto más y las achicharro» he dicho en voz alta ¡COÑO, LA COMIDA! pues en el fuego había unas habicholillas con champiñones cociendose en vino, que han acabado siendo cambonilla, pero solo la primera capa de ajos y puerros, el resto nos lo hemos podido comer, jajajjaa. Así que ¡gracias! o…¡no escribas tan bien que enganchas demasiado!
    Bueno, por lo menos pudisteis disfrutar de la receta en un segundo intento aunque fuera versionada. ¡Un placer leerte, como siempre!

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  5. Ja, ja, menuda aventura y es que lo que no te pase a ti, bueno, también muchas veces me pasa a mí. Si te consuela, la única receta con chocolate que he cocinado fue conejo y hace siglos y ni me acuerdo. Y si te consuela mucho más, no soy de pajaritos, ni de huesos, ni de huesitos, ni de repelar. Eso se lo dejo a mi madre que come más huesos que carne y yo me quedo con el pollo que es el rey de mi casa, así que como tampoco tengo chocolate caro, ni me lo regalan, ni nada parecido, me llevo tu receta contentísima y a lo mejor me la preparo para myself.
    Tenemos que comentar la entrevista. Estoy que no me lo creo. Menuda diferencia oírse a una misma, wow.
    Gracias preciosa.

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  6. Jajaja, qué ataque de risa. Perdona hija que a veces las desventuras de uno son las risas de otros, pero es que iba leyendo así como acelerada y con estrés ajeno y al llegar al momento noentresenlacocinacompañeravegana he soltado una carcajada! La perdiz abierta en canal, tú con las tripas literalmente entre manos, el bolso desvaneciéndose delante de tus ojos y ya no podía ser una compi de piso desmayada en tu cocina, eso ya NO.
    A mí estas cosas de las salsas con chocolate me matan. me matan de pasión. Me encantan desde que las probé en la cocina mexicana. Y esto tiene que quedar de escándalo. Me apunto tu detalle del caldo y el choco menos premium para matizar el sabor.
    Y ahora MIL GRACIAS por los consejos para el merengue. Me he comprado una batidora de las de dobre varilla (de a 10 euros en un outlet de lidl) que espero que me ayude a hacer lo del baño maría.
    Y no, Bunbury no es lo mismo que Héroes, pero a falta de ellos, yo también le encuentro hasta guapo. Aunque con la cinta negra del pelo estaba mucho mejor ;-)

    Un besito gigante.
    Mua
    Bea

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  7. … Y yo que nunca he probado estos bichos, como dices tú. Me dan cierto repelús, ya ves qué tontería más grande, cuando sin embargo me gustan ciertas partes de otros animales como los callos, las manitas, el morro … De ahí no podría rascar tu gatita, es bien cierto, pero croquetitas no le faltarían.

    Digo yo … que dónde andarías tú de fiestuqui un sábado por la noche para levantarte a las tantas un domingo … Si es que aunque una no esté resacosa, la falta de sueño pasa factura para que no tengamos las cosas bien hiladas y veamos solo flecos.

    En fin … que lo del chocolate me gusta en la carne, sobre todo porque le da un brillo y una textura a la salsa que me encanta, y no ya tanto por el sabor, porque al fin y al cabo no se nota tanto, y eso que yo soy una enamorada de Don Chocolate ;)

    Besos y feliz semana.

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  8. Ana, como me gusta leerte, la historia pajarillo no tiene desperdicio.

    Una cosa solo que no me encaja, los tacones, fíjate que no te veo yo con tacón de aguja corriendo hacía el metro, por lo demás me pongo en situación y te veo en la bola de cristal con tus aventuras y desventuras con el chocolate maldito, jajajajajjaajj, cariño pone PURO, pero puro, puro, yo no se en que lo voy a utilizar, ahora que me acordaré de ti cada vez que vea la tableta.

    Bueno al final me quedo con la versión de caldo, que de eso también tenemos, aviso el natural sabe a cebolla que ni te cuento.
    Para la próxima acuérdate de la humildes codornices, que son de granja y nos lo podemos permitir.

    De cualquier modo un asalto genial y un relato más genial si cabe.
    Bss.

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  9. jejej… tengo pendiente esta elaboración, pero tras tu odisea no tengo muy claro cuando lanzarme. En cualquier caso concluiste con éxito que es lo que importa.

    La verdad es que las he comido (y las codornices y la liebre) y no acabo yo de sucumbir al encanto de la caza con el chocolate, la verdad. En fin, será que mi paladar no es muy refinado o que he tenido mala suerte con los cocineros.

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  10. Sacri

    Jajaja! Ana es que como se te ocurre hacer un plato así de corre prisas, y, encima sin informarte del precio de las aves,aiiiins! pero bueno seguro que ademas de aprender que codornices y perdices no son lo mismo, tambien has aprendido que hay que preguntar antes de comprar así sin mas, y despues de todo ha sido un plato bien aprovechado teniendo en cuenta que la gata ha rebañado los huesecitos,jejeje! Besos

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  11. Anda que no me he reido con tu post ,seguro que estaban de rexupete aunque ese chocolate fuese amargo a mi me hubiera gustado por que me gusta el chocolate asi ,te puedes creer que hace años cuando mi marido iba de caza y taria perdices se las regalaba a mi cuñado por que despues del trabajo que da desplumarlas se quedan en nada y claro teniamos que congelarlas hasta juntar una docena y media para poder comer con mi madre y cuñados las dichosas perdices.
    Asi las he comido echas por mi cuñado que es muy de cocinar caza pero yo las hacia guisadas dentro de un pimiento rojo y tambien estan muy ricas.
    Tendre que enviar de nuevo de caza a mi costillo por que si trae 3 son 30 euracos si hay quien los pague aqui por ellas ,las he visto en navidades pero nunca me dio por preguntar a como estaba la pieza.
    Bicos mil y feliz semana wapa.

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  12. akane86

    ¡Grandiosa historia!
    En serio, si no has probado dedicarte a escribir, deberías planteártelo, tienes mucho arte con las palabras (y mucha gracia para contar anécdotas que seguro que a ti no te hizo tanta en su momento :P).
    Creo que nunca he llegado a encadenar tantas desgracias juntas para una misma receta, pero todos nos identificamos contigo alguna vez. Ay madre, si me encuentro yo con las vísceras me da algo ^^U.

    La salsa tiene desde luego una pinta espectacular, tengo muchas ganas de seguir probando recetas saladas con chocolate, así que me la apunto!

    Un abrazo

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  13. Pero bueno!!! me estoy partiendo de la risa Ana!!..no se si la receta era buena o mala..que no dudo que fuese exquisita!!!…pero la historia es para morir de un ataque de risa!! escribes muy bien y eres muy ingeniosa..algo que se agradece cuando estas visitando blogs!!!!! ;)
    Por cierto…a mi los pajaritos no me suelen gustar..esta receta para mi..con pollo ;) jaja

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  14. frabisa

    Mira que me río contigo, jajjajaa, eres la bomba atómica!!!
    Tienes toda la razón a 10 euros el pajarito, ya podían estar ricas, les vale el chiste ehh.

    La pinta es maravillosa y eso que yo nunca me he animado con salsas de chocolate pero cualquier día caer.

    Estaba de viaje cuando leí tu comentario de la pistola de hacer galletas y casi me caigo al suelo de la risa, insisto, eres la bomba.

    un besazo, guapísima

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  15. Lo de los 10 euros del pajarito si que tiene bastante delito que por 11 euros me compro un kilo de almejas de Carril auténticas y me hago un arroz escandaloso, y encima a mi chico todo lo que tenga mucho hueso lo deja en el plato así que se habría quedado con cara de hambre! Yo si que las hubiese comido de buena gana que soy más de huesillo que de tajada y con esa salsa de chocolate me atraen poderosamente! Besos.

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