TORTILLAS DE MAÍZ MEXICANAS [Panochas]
CAL 165,9 · HC 43,1 · PR 0,5 · GR 0,0 [100 G]
CAL 88,5 · HC 23,0 · PR 0,3 · GR 0,0 [CADA TORTILLA]
 

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sorteo

Cuando pienso en maíz aún me dan sofocos.

Tengo un trauma. Un trauma que se llama pelo panocha.

Las panochas, al menos en mi pueblo, son las mazorcas de maíz ya limpias, es decir, el tronco sin las hojas exteriores [aunque también se puede llamar panocha a la planta entera, por extensión]. Y el pelo panocha, para cualquiera que viva en mi pueblo [esta es la clase de cosa que nunca sé si es un localismo o todo el mundo lo llama así], es el pelo decolorado-reteñido-requemao-amarillo-pollo.

Todo ocurrió hace ahora diez años. Un día decidí cumplir con mi sueño de ser pelirroja. Porque yo siempre he querido serlo.

MIraba a las pelirrojas y me moría de envidia cochina. Yo quería tener ese cabello. Un bonito pelo de color fuego, con carácter, que me diera personalidad. Me queda fenomenal, y no es que lo diga yo, es que con la piel clara y los ojos verdes, el pelirrojo sienta bien.

Mi anodino negro que muchas envidiaban en su día, me aburría [con los años y la henna se ha aclarado un poco, cuando era más jovencita mi pelo siempre fue de un negro estricto digno del mejor tinte, pero en natural]. Y a los rostros pálidos les sientan mejor colores más claros.

Así que un buen día di un respingo del sillón, me levanté toda motivada y me dirigí más feliz que una perdiz a la peluquería a llevar a cabo mi gran decisión: por fin iba a ser pelirroja. Hasta las cejas pensaba teñirme, y eso que las tengo tan poco pobladas que hubiera dado un poco lo mismo.

Me senté. Le expliqué al peluquero que me atendió que quería ser pelirroja, que era mi sueño, y que por favor me hiciera un pelirrojo oscuro muy cobrizo en dos tonos [base cobre oscuro con mechas un tono más claras]. Como si no hubiera un mañana.

Aún me cuesta escribir lo que pasó después.

Según el h****ta peluquero in****il que me atendió, aquello que me hizo era sin lugar a dudas «lo que se lleva, lo que te sienta bien y verás que no te arrepientes». Lástima de tijeras que no se tragó en ese mismo momento. Porque me dejó en tal estado de shock que no acerté ni a eso, ni a ponerle una denuncia ni a mentarle los muertos siquiera. Tardé varios días en reaccionar.

Lo que me hizo, bajo las precisas instrucciones base cobre oscuro con mechas un tono más claras fue esto: Base marrón chocolate con mechas rubio dorado.

Salí de la peluquería igualita que Terelu Campos.

Lo primero que hice fue ir corriendo a mi casa, tapándome el pelo en el metro con un pañuelo para que nadie contemplara aquel rubio-terelu que me habían plantado en la cabeza, y lo siguiente fue tirarme al sofá e hincharme a llorar dos días con sus dos noches. Tal disgusto me di que solo acertaba a balbucear entre gemidos yo no salgo de casa, que no, que no, que el lunes trabaje otro, yo no me presento así en el curro y mierdaaaaaaaaaaaaaaaa.

Y comenzó la odisea. Porque el rubio dorado de los huevos, lo cierto es que por más que me quedara como una patada y me echara diez años encima, estaba bien dado. Y como mi pelo es negro, pero negro total y no tenía una miserable cana, me tuvieron que desteñir… con cierta saña.

Y un pelo desteñido, especialmente si es un pelo oscuro, NO ABSORBE BIEN LOS CAMBIOS DE TINTE. Esto significa que cuando fui a otra peluquería y pedí que por caridad cristiana me quitaran eso de la cabeza, no pudieron.

Me pusieron cobrizo tras cobrizo en sesiones de tinte semanales, pero en dos lavados mi pelo escupía todo el tinte e iba adquiriendo un bonito color… panocha. Y una agradable textura… panocha. Como recién electrocutada.

Tres meses después del día D, me rendí. Hablé con mi hermana, que es peluquera [no vivimos en la misma ciudad, si llega a enterarse de lo que pensaba hacerme con mi color de pelo, me da dos guantazos antes de que salga de casa, y nos hubiéramos ahorrado un disgusto y mucho dinero en tintes] y me aconsejó sabiamente que me dejara de tonterías, me pusiera un color negro de nuevo y me conformara con lo que hay. Porque mi pelo iba a escupir sistemáticamente cualquier cobre que le intentara colar.

Y claudiqué. Qué remedio. Me teñí varias veces de negro riguroso, hasta que no hizo falta repetirlo, y ya no queda ningún vestigio de aquella melena apanochada que cogió el color, pero jamás de los jamases la textura [hasta que me corté el último tramo maltratado, claro].

Así que de momento, y hasta que las canas me hagan replantearme las cosas, snif snif resignación, me quedo con mi moreno, y con la ilusión de que un poco de henna de vez en cuando le da unos reflejos cobrizos que son lo más cerca que voy a estar de mis aspiraciones.

En fin… que me habláis de maíz, aunque sea para hacer estas tortillas para #baketheworld y lloro amargamente todavía hoy…

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INGREDIENTES
[6 TORTILLAS]
 
Tortillas
 
Harina de maíz para arepas o tortillas, 150 g*
Agua templada, 170 g*
Sal, 3 g
 
La proporción adecuada, en unidades de volumen, es:
2 medidas de harina
1,5  medidas de agua templada
Y la sal, es el 2% del peso de la harina [o en su defecto, una pizca, que esto no es física molecular y las cosas no suelen explotar por poner sal a ojo]
 
Relleno
 
Hortalizas variadas [Zanahoria, berenjena, calabacín y pimiento rojo]
Curry en polvo
Mahonesa
Sésamo negro
Aceite, sal
 

MODUS OPERANDI

Pocos panes fueron tan sencillos, y a la vez tan delicados. No es difícil hacer tortillas, pero es laborioso, ya que la masa es extremadamente delicada, y hay que tratarla con mucho amor y un poco de paciencia.

Lo primero que haremos será calentar el agua a una temperatura tibia, caliente sin quemar. Mezclamos en un bol la harina y la sal, añadimos el agua, y comenzamos el amasado.

Primero mezclamos bien todo en el bol, y veremos como se forma primero una arenilla, que después va cogiendo textura de arena gruesa y finalmente de pegotes grandes de masa.

En este punto podemos volcar la masa a la encimera. Si podemos formar una bola de masa que más o menos se mantiene unida y compacta, significa que el agua ha sido absorbida por completo y podemos empezar el amasado.

Amasamos durante no menos de 5 minutos, para hidratar por completo la harina y darle una buena textura a la masa. Conforme amasamos irá endureciendo y cada vez costará un poco más, si esto ocurre, estás en el buen camino. Es importante que la harina quede hidratada a la perfección para que las tortillas sean elásticas y se dejen estirar sin romperse.

Tortillas maiz PaP1

El momento en que está lista es cuando al estirarla en la encimera no se desprenden trozos, y si cogemos un pellizco de masa, no se desintegra en arena.

Una vez tenemos la masa lista, comenzamos el formado de las tortillas.

Podemos hacerlo con un rodillo, o con un plato. Yo he elegido rodillo porque mis platos tienen muescas en la base y no encontraba nada plano lo bastante grande, pero os explico las dos formas [de hecho la del plato es bastante mejor].

Con rodillo: Ponemos una bola de masa de unos 50-60 gramos [el tamaño de un huevo de gallina] sobre un papel antiadherente. La cubrimos con otro papel antiadherente, y con el rodillo vamos estirando la masa desde el centro hacia los extremos hasta obtener un disco de masa muy delgado.

Con un plato [O fuente, o lo que tengas por casa que tenga la base totalmente plana]: Ponemos la bola de masa entre dos papeles antiadherentes, igual que si lo hiciéramos con rodillo, y en lugar de estirar la masa, colocamos el plato sobre la misma y presionamos con las manos hasta que se estire ella sola como resultado de la presión.

Tortillas maiz PaP 2

La diferencia es que al estirar con rodillo, como tiramos de la masa en varias direcciones, los bordes se abren. No pasa nada, las tortillas van a estar igual de buenas, y hasta quedan más artesanales así.

En cualquier caso, vamos apilando las tortillas ya hechas poniendo un papel, paño o trozo de film entre cada tortilla y la siguiente, para que no se peguen entre sí, y tapamos el montón con un paño para que no se sequen.

Y sólo queda cocinarlas. Esto es lo más sencillo. Pintamos una sartén con aceite, y las vamos cocinando un minuto por cada lado. Las guardamos envueltas en un paño hasta el momento de consumirlas.

Las tortillas son como las crêpes, la primera sale algo peor porque absorbe el exceso de aceite, las demás son coser y cantar.

Para rellenarlas, salteamos las hortalizas cortadas en tiras con una pizca de curry a fuego vivo para dejarlas crujientes y tostadas.

Preparamos mahonesa de curry añadiendo un poco de curry a una mahonesa de bote.

Y montamos la tortilla poniendo un poco de rúcula en la base, las hortalizas salteadas y un poco de mahonesa de curry. Espolvoreamos con sésamo.

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24 comentarios en «TORTILLAS DE MAÍZ MEXICANAS [Panochas]»

  1. De peluquerias…te contaría cosas que te quitarían el sueño y te llevarían derechita a internarte en una casa de reposo. Yo también he sido de las de experimentos en cabeza propia y hasta me he atrevido con alguna amiga. Una de esas me llevó a tener que cortarme el pelo «al dos» y andar con gorro una buena temporada. Tu post buenísimo y tus tortillas…mejor imposible!! Bss

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  2. El post sensacional, sólo te ha faltado una foto de aquella cabellera al viento jejejeje…
    Las tortillas… Madre mia! Las haría a todas horas pero casi prefiero hacerlas de trigo por el rollo de la masa… pero la verdad que las de maíz están tan buenas!

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  3. Madre del amor hermoso vaya con el peluquero no me extraña que no reaccionaras en varios dias por que de un color a otro va un mundo ,es tipico de muchos de ell@s hacer mas bien lo que les viene en gana que lo que le pide el cliente personalmente no me gusta ese tipo de profesional por que si tu hacer un cambio te han de respetar eso si si la cosa no te favorece pues te deben decir que no te combiene o te iria mejor otro estilo pero de ahia a tomar sus propias decisiones por encima de todo no noo!
    Tengo una amiga que se ha puesto el pelo de todos los colores creo que solo le falta ponerselo verde jajaja pero vamos eso es por que ella quiere y hay veces que parece una panocha como tu dices .
    Las tortillas de maiz te han quedado de relujo ademas de ser sanisimaaaaaaaaaas que pena no poder llevarme una para la cena o dos jajaja.
    Bicos mil wapa.

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  4. Ana, en cuanto a tu experiencia con la tintura, debo coincidir con vos en que una consulta con tu hermana hubiera servido para evitarte tantos dolores de cabeza y sufrimiento a tu cabello (aunque un abogado de los buenos y una demanda de millones para el peluquero en cuestión tambien habrían ayudado a sobrellevar la situación, digo yo…) ; sin embargo, quien más, quien menos, todas hemos anhelado y, en algunos casos, buscado alcanzar aquello que nos quita el sueño. En tren de confesiones, debo decirte que a mí el pelirrojo natural (cobrizo; no uno «arremolachado» que me genera aversión instantánea y, en ocasiones, sesiones de terapia extra) me gusta mucho. Mi cabello es de un color castaño-medio-oscuro (de pequeña era rubia) con sus puntas cobrizas (¡y las adoro!), de modo que te entiendo en un todo; sin embargo, nunca me he teñido para ver si logro igualar puntas con el resto…
    Eso sí, si hablamos de panes (porque a eso he venido) los chatos son mi perdición, debo admitirlo públicamente (me pregunto si habrá un AA de Perdidos por los Panes Chatos porque, de ser así, ya me veo en la ronda confesando ante mis pares…), de manera que estas tortillas me resultan bien tentadoras e interesantes. Un lujo para una comida liviana, pero suculenta.
    Un beso.

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  5. Yo también soy de piel clara y ojos verdes, pero he tenido la suerte de que mi pelo sí ha aceptado el color rojo… y lo contenta que lo llevé un tiempo. Pero aún así, con el tiempo en perspectiva, hay que reconocer que no hay nada peor para el pelo que machacarlo a tines… y si te soy sincera, yo siempre quise tener el pelo negro azabache (a parte el pelirrojo).
    Pues nada, que para ahogar las penas de pelos nos comemos unas de esas tortillas tan ricas… y a brindar por nuestros pelos naturales!!!
    besos

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  6. Hola guapa. Menos mal que todo tiene solución en la vida, incluso el look a lo «falsa Terelu». Yo también tuve la idea de ponerme una permanente hace mucho tiempo y salí llorando porque parecía que era africana. Tampoco había forma de quitar aquel rizo vergonzoso. Aquí en Valencia también llamamos panochas a las mazorcas de maíz.
    Tus tortitas, espectaculares.
    Un beso

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  7. Madre mia clamado al cielo, me de un ataque de nervios si me ocurre eso en la pelu. Lo digo porque me paso pero con la tijera, tardé casi 6 meses en volver a tener un poco disimulados los trasquilones que me dejaron, la madre que los parió…. jajaja. Y las tortitas no los he hecho nunca, que fáciles parecen, bueno habrá que ver cómo me salen…
    beso!

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  8. Menuda odisea la de tu pelo chica!!! La verdad es que la que más y la que menos en alguna ocasión ha salido insatisfecha de la peluquería, qué le vamos a hacer!!!
    Me gusta mucho como te han quedado las tortillas y lo ricas que se ven con ese relleno tan delicioso que les has puesto. La verdad es que combinan de maravilla con cualquier ingrediente, son muy versátiles.

    Un besito,

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  9. Laura Selene

    El mio ha pasado por todos los colores, bueno casi porque no he tenido color Terelu, pero chiquilla no has pensado en comprarte una peluca de pelirroja tan solo para quitarte la espinita !! Las tortillas divinas, en casa han encantado. Besos.

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  10. Pobrecica, me pongo en tu lugar y también lloro, imagino el sock que supone un cambio de color de pelo como para que te pongan lo que no querías, buf, pa matar al peluquero.
    Oye que las tortitas deliciosas con un relleno ligero y delicioso para cualquier cena.
    Abrazos, (un placer haberte conocido en persona)

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