CANNELES BORDELAIS [El almacén del castillo]

  Canneles bordelais 

La culpa de todo esto es de la persona que decidió que para culminar la visita al castillo, estaría bien plantar una vitrina con los moldes que usaban en el siglo muymuylejano para hacer pastelitos.

Exactamente, de esa persona. Que tuvo la genial ocurrencia de vaciar los arcones de las antiguas cocinas del castillo en cuestión y plantar en una vitrina al final de la visita todo lo que encontró por allí, así fueran jícaras, perolas o moldes de cannelés. Y claro, yo pasé por allí y como no tengo voluntad, me enamoré de ellos y me fui corriendo a la tienda de sacudirturistas a ver si los tenían, originales o en reproducción. No los encontré, pero enfrente del castillo una tienda de menaje avispada los había plantado en su escaparate. Y claro, que me los traje conmigo.

La gente normal se trae de las visitas a los castillos no sé, imanes, escudos de madera, o catapultas en miniatura. Yo me traje dos bandejas de moldes de cannelés. Cada cual con lo suyo. Los compré de silicona, que no molan tanto como los de cobre pero son más accesibles [los otros valen una fortuna medieval] y son muy prácticos. Además, no hay que revestirlos de cera, cosa que también se agradece, aunque en su contra hay que decir que pierden parte del delicioso crujiente exterior.

Y es que me quedo en los detalles, que le vamos a hacer. Esto ocurre en ciertos espacios turísticos [castillos, monasterios, edificios de Gaudí] donde los responsables no saben que poner, y lo ponen todo. Fijaos bien la próxima vez que vayáis de visita a algún lugar. Muchos edificios, que se conservan estupendamente [o se han restaurado] tienen un interés suficiente como para arrastrar hasta ellos a una cantidad importante de turistas. Y muchas veces, todo lo que se conserva de los edificios son… sus muros, porque ¿qué castillo no ha pasado por varias guerras con sus consecuentes saqueos? ¿quien abandona un monasterio y se deja sus cosas allí? Pues eso. Que los edificios casi siempre han llegado hasta nosotros vacíos. Y para dotar de contenido a las visitas, que no es cuestión de que enseñemos a los turistas cuatro paredes, pues la gente se las ingenia como buenamente puede.

Hay quien restaura el edificio y si éste es grande como para que tardes más de una hora en patearlo, lo deja ahí un poco tal cual, mondo y lirondo, y tú si eso vas disfrutando de las habitaciones, los jardines o la torre. Una cosa muy nuestra lo de pasearse por las torres y hacerse el medieval divisando a lo lejos… los campos de cultivo de los paisanos y el centro comercial de turno.

Los hay que recrean, ambientan y decoran; y te plantan un dragón de hojalata en el patio central, unos tapices pintones y añaden al conjunto cuatro audiovisuales de gran formato, que garantizan la hora de disfrute, que es como el mínimo de entretenimiento que espera un turista de un monumento así.

Y luego están los que aprovechan que hay sitio, y te plantan dentro del edificio todo lo que se han ido encontrando por ahí. Que tú no sabes si estás en un castillo medieval o en el almacén del museo de la ciudad. Porque de pronto en un edificio de finales del XIV te aparecen cuatro frisos romanos, tres vírgenes [dos románicas y una de finales del Renacimiento] de pueblos aledaños, y un par de sepulcros de piedra, que siempre lucen mucho y son muy sufridos. Yo me he llegado a encontrar cosas tan locas como una colección de unos 14 o 15 crucifijos de procesión dentro de una capilla cuya visita nos colaron en un pase turístico; una exposición de todos los retablos viejunos de la comarca que ocupaban un huevo de sitio en los almacenes y mira que bien quedan en mitad de la sala auxiliar del monasterio, o un memorable recorrido por todos los siglos de historia de cierto pueblo resumidos en no más de 20 o 30 objetos de los siglos II al XVIII. 

Claro que luego vas al arqueológico y ya entiendes donde está el patrimonio, pero bueno, no vamos a entrar ahora en el debate de si el patrimonio debe estar accesible de forma conjunta, o es mejor que se acceda de forma dispersa pero contextualizada. Que no es este el espacio. Pero vamos, que lo entiendes.

Y entiendes que es muy complicado tener un monumento molón y tenerlo vacío. Y que los frisos romanos pesan una barbaridad y ocupan sitio en los almacenes de la ciudad. Y eso en el caso de que estén en los almacenes y no en mitad del campo. Y dando gracias. Porque en algunos pueblos el patrimonio se queda a la intemperie y desaparece por obra de los tiempos [el del reloj y el climatológico] y quien tenga dudas, que busque la bodega romana de Funes, y ya si eso me lo cuenta cuando la haya visto. O el ninfeo romano de Alfaro, muy cerca de la bodega.

Así que en lugares donde no hay fondos para la conservación del patrimonio, un lugar donde exponerlo, museo de ciudad o similar, se coloca todo ordenadito y limpio en el convento de turno, se abren sus puertas y se pone una entrada.

No quiero decir con esto que los profesionales de la conservación no hagan bien su trabajo. Quiero decir con esto que no son suficientes, que muchos pueblos no los tienen, y que cuando los hay trabajan sin medios. Que no es un problema de fulanito de tal en el ejercicio de sus funciones, sino de las políticas de conservación del patrimonio.

Y todo esto, por los dichosos moldes sacados de los almacenes del castillo. Leñe.

Canneles bordelais 

Canneles bordelais Canneles bordelais

CANNELÉS BORDELAIS

[16 CANNELÉS GROSS, 5 cm de alto]

CAL 96,9 · HC 14,0 · PR 2,3 · GR 2,9 [POR CANNELÉ]

INGREDIENTES
Leche de avena, 500 g [puedes usar de vaca si puedes tomarla]
Huevo, 2 yemas + 2 huevos enteros [con leche de vaca, prescinde de una yema]
Mantequilla, 25 g a temperatura ambiente o punto pomada *
Harina, 125 g
Azúcar, 100 g [poco dulces, puedes poner hasta 200 g]
Vainilla en pasta, al gusto

Ron, 3 cucharadas soperas [opcional]

*La mantequilla tiene cantidades muy residuales de lactosa. Si no puedes tomarla, hay mantequillas sin lactosa en el mercado. Si no puedes tomar lácteos, no pasa nada por prescindir de ella, saldrán un poco menos cremosos pero estarán igual de ricos.

MODUS OPERANDI

En un cazo, ponemos la leche con la vainilla y la llevamos a ebullición. Una vez hierva, la retiramos del fuego y reservamos.

Mientras la leche se calienta, batimos en un bol las yemas, los huevos, la mantequilla y el azúcar, sin montarlos, sólo batidos. Añadimos a esta mezcla la harina y el ron si lo hemos puesto, y batimos hasta tener una crema lisa sin grumos. Sobre esta crema añadimos la leche caliente en varias veces. Para que no se formen grumos añadimos un poco de leche, mezclamos hasta tener una textura lisa, y añadimos otro poco de leche, volvemos a mezclar, y continuamos así hasta terminar. Al final podremos añadir más leche de golpe, pero al comienzo conviene ser cuidadosos para poder batir bien la crema y no dejar grumos.

Una vez la mezcla esté lista, tapamos el bol con film y lo metemos en la nevera. Lo dejaremos reposar 24 horas sin moverlo. 

Una vez pasadas las 24 horas de reposo, sacamos la masa de la nevera, la movemos suavemente para subir la harina que haya caído al fondo [sin batir, sólo mover un poco] y la volcamos en los moldes. Al ser de silicona no hay que hacer nada con ellos. Los horneamos, en el horno precalentado al máximo, 10 minutos a 250 ºC y 40 minutos a 175ºC. [Es muy probable que con leche de vaca sólo necesiten los 10 minutos iniciales, y otros 30 minutos a 175 ºC, te recomiendo comprobarlo. No puedo afirmarlo porque no puedo tomar leche y no he hecho la prueba, pero por las recetas que he consultado, creo que sería suficiente. Las bebidas vegetales imponen otros tiempos].

Estas instrucciones sirven para los moldes de 5 cm de alto.

7 comentarios en «CANNELES BORDELAIS [El almacén del castillo]»

  1. Del crochet al cannelé pasando por la conservación del Patrimonio Cultural y sus males… vaya post contundente!
    Lo moldes de cobre son taaan bonicos, que es difícil resirtirse … bueno el precio te contiene. Cometí el error de agenciarme 4 de cobre , porque ya más era un pasarse de pasta, y los he usado 1 vez por lo antieconómico que me sale… hacer la pastita para luego tandas de horno infinito, pues… ntx ntx.
    Y veo que con silicona quedan con buen aspecto, me estoy tirando de los pelos!!!

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  2. jajajajaj, tu con moldes y Juan no pilló una armadura? o una pluma de esas tan preciosas que ponen de atrezo en los escritorios de los castillos, con su tintero y secante incluido.

    Ana que me encantan tus historias, tus recetas y sus resultados. Para la próxima cena nos traes unas canneles y asi valoramos que tal salen con moldes de silicona.
    Bss

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  3. Toñi Sempere

    desconocía de este dulce hasta que lo comencé a ver por algunos blogs, yo también soy muy de agenciarme cositas para la cocina, pero ultimamente ya me corto en cuanto veo el precio, no se si soy yo… pero esta «moda» por la cocina con tanto programa de tv, parece que ha subido los precios de los accesorios. Eso y el hueco en mi cocina, jejeje.
    Pero me deleito viendo los tuyos y deseándolos :P

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  4. Qué me vas a contar a mí de los intríngulis del patrimonio, la conservación, la museología y las exposiciones… Una licenciatura den Hª del arte, posgrado en conservación-gestión, cursos varios y preparación infructuosa de oposiciones a museos me han dejado algo desencantada con un tema que llegó a apasionarme hasta las trancas. Mi vida profesional ahora va por otros derroteros (la vida), pero sigo teniendo ese gusanillo. Y cuando se junta con el tema gastronómico, me vuelvo loca (la cocinas del palacio real!!!).
    Yo me pasé la última vez en Suiza como una hora en una sala de la exposición de un castillito porque era todo de cosas de cocina y es que no podía con la emoción de ver todos esos moldes antiguos, aparatejos raros, hornos de mil años, maquinarias, libros de recetas ilegibles… qué pena que no hubiera tienda! Bueno, pena no, mejor para mi economía xD.

    Yo tengo unos moldes de canneles metálicos que traje una vez de Francia, aún sin usar. Me dan miedo, no sé por qué! A ver si me animo con tu receta porque parece de confianza :).

    Un abrazo

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