CAL 322,2 · HC 43,9 · PR 5,7 · GR 12,3 [UNA MARAÑUELA, 80 G]
Si hay una cosa que me gusta de Asturias es que en esta tierra lo que no se arregla con anís, se soluciona con sidra. Además de que en verano se puede dormir, claro, que eso también me gusta. Todo esto viene a cuento de que he tenido que asaltar a mi amiga Belén porque es nuestra víctima del #asaltablogs de este mes. Un asalto muy gustoso, debo decir.
Todos mis asaltos tienen un orden de prioridad donde los panes y masas de bollería pasan por encima de cualquier otra receta hasta las primeras posiciones. Claro, que tengo tantos panes publicados en mi propio blog que a veces no es posible y acabo asaltando gazpachos o muffins. Y cuando encuentro un pan o bollo típico de algún lugar más o menos remoto y que forma parte del patrimonio de unos pocos paisanos, entonces directamente le doy a imprimir y abandono mi búsqueda. Esos son mi más absoluta debilidad. Allá donde hay una receta decimonónica de un bollo de fiestas típico de una aldea perdida, allá que voy. Los quiero todos. Todos.
Y así es como he acabado horneando estas marañuelas. Que hasta ayer no sabía que eran. Y además, las marañuelas de Avilés. Que son como bollos suizos pero en versión astur. Esto es: paisana astur hojeando un primoroso libro de Marie Bourgeois mientras ordeña vacas con la otra mano, y musitando en bable eaaaaaaaa aquí a esto le falta anís y mantequilla… y huevos van pocos… y apuntando en una libreta una receta que será algo así como se hace una masa para pan y se ponen huevos, mantequilla y anís, se le hace la cruz astur y se cuecen.
Y es que la paisana asturiana no se puede imaginar el rancierío de bollo que le sale a uno si no pone al asunto anís y un poco de limón. También pudo ser así:
– Maruxiña me dijeron que allá en el extranjero a la masa de pan de ponen mantequilla y huevos y lo llaman bollo suizo
– ¿Y anís no le ponen? Ya es raro ya… ¿Y a que sabe entonces? ¿A pan?
O pudo ser el hecho, extendido a lo largo del mundo, de que probando probando con las masas de pan, cada cual fue haciendo pruebas con lo que más a mano tuvo. Y le pusieron huevos al pan y descubrieron los bollos, y luego mantequilla y nació el brioche, y juntaron un poco de cada y allí ya fue el despiporre.
Y claro los suecos les metieron cardamomo para hacer los semla, los alemanes se liaron con el ron y las pasas para tener Kugelhopf, y los mexicanos se pusieron a hacer huesitos de pan y los llamaron pan de muerto. Y luego llegamos los españoles. Que en cuanto a los pucheros somos pueblonalistas. Aldeonalistas. Y barrionalistas. Sin acritudes ni politiqueo, ojo, pero gastronómicamente somos así. Tenemos una receta de migas por cada provincia, otra de menestra y un bollo típico de cada pueblo que es distinto del del pueblo de al lado en que el de aquí es mejor.
Y el mismo bollo suizo [o medianoche, o cristina, o bollo de leche… ejem] se le quita la leche y se le cambia por anís y ya tenemos una marañuela. Que es de Avilés porque es una masa levada que lleva varias yemas y un huevo, que si fuera una masa de repostería [con levadura química] serían de Luanco o de Candás según el número de yemas o huevos que se usen. Una maraña. Vamos.
A mí me gustan las de Avilés porque son masa de bollería, y claro, una tiene sus debilidades… me recuerda al bollo típico de mi pueblo [yo también tengo de eso, y se llama culeca] pero con el chorretón de anís que merece toda receta que viene de Asturias. Como tiene que ser. Que si no, los guajes no crecen. Y con su cruz astur. Faltaría más.
¿Te hace una?
Ralladura de limón
*Esta receta es apta para intolerantes a la lactosa. La lactosa de la mantequilla es residual y casi todos la tomamos sin problemas, pero si no es tu caso hay mantequillas sin lactosa en el mercado
MODUS OPERANDI
Lo primero que tenemos que hacer es preparar el prefermento. Mezclamos agua [lo ideal será que esté a 37 ºC pero si no tienes termómetro… tibia es suficiente], levadura y harina, y dejamos reposar tapado hasta que la mezcla burbujee. Si es verano tardará muy poco, media hora. Si es invierno la levadura tardará más en hacer su trabajo y puede tardar un par de horas. Dependerá en todo caso de la temperatura ambiente.
Una vez tengamos el prefermento listo, pasamos a la masa. Ponemos en un bol todos los ingredientes, incorporamos el prefermento y lo mezclamos hasta que esté homogéneo. A partir de este momento podemos volcarlo a la encimera y amasar a mano, o usar una amasadora de ganchos. Yo hice lo segundo, las masas enriquecidas [con huevos y mantequilla] son trabajosas y a mano no es fácil hacerse con ellas. Amasamos hasta que la bola de masa sea compacta y se despegue claramente de las paredes del bol, y tardará como poco cinco o diez minutos.
En este punto, dejamos la bola de masa en el bol, la tapamos con film o un paño de algodón, y la dejamos levar hasta que doble su tamaño. Tardará menos cuanto más alta sea la temperatura ambiente, igual que el prefermento.
Una vez esté lista la masa, la sacamos del bol y hacemos un par de plegados suaves para desgasificarla ligeramente. No hay que amasarla, ni desgarrarla, sólo plegar con cuidado. Cuando la tengamos plegada, la dividimos en 12 porciones de 80 gramos aproximadamente [en realidad, en las que nos apetezca, podemos hacer las porciones como más nos gusten].
Cada porción la volvemos a dividir en dos, siendo una parte un tercio de la otra [una bolita de unos 20 g y otra de unos 60 g]. Estas dos porciones las boleamos por separado. La grande será la base del bollo, y no hacemos nada más con ella. La pequeña, una vez boleada, la aplastamos y con ayuda de una tijera le hacemos cuatro cortes en forma de cruz. Pegamos la cruz de masa sobre la bola, presionando ligeramente en el centro. Y ya tenemos nuestra marañuela hecha.
Una vez tengamos todos los bollos listos, los colocamos en una bandeja de horno, los tapamos con film o con un paño de algodón, y dejamos que leven media hora, mientras se precalienta el horno.
Antes de hornear, los podemos barnizar con leche [yo hice esto], con huevo batido o con azúcar. Esto es al gusto personal. Los horneamos a 225 ºC durante 10 o 15 minutos [hay que vigilarlos, hasta que se doren].
Además de lo bonitos que te han quedado es que tienen que estar super ricos!! me han encantado. Bs.
No veas que maravilla te has traido Ana, me encantan.
Que apetecibles y con ese adorno de encima te han quedado preciosos
Jajajajajaa, me encanta tu historia guapa.
La verdad es que Belén tiene un montón de recetas típicas de Asturias…y recetas en general, buenísimas todas. Es difícil escoger una. Pero estas marañuelas y la fabada, yo creo que son recetas bien acertadas…Yo no puedo decir nada porque me llevé un bizcocho, siendo asturiana..Pero ya se sabe el dicho «en casa de herrero…». Y me pasa tal cual a ti…Yo me decanto siempre por bizcochos, salvo alguna vez que digo..»no puede ser, más bizcochos no,Kim, que parecemos abuelas»…Pero siempre acabo cayendo.
Te han quedado estupendas =)
Un abrazo guapa
Ohhh, que maravilla te has agencias, me encanta!! Me mandas un par porfi??? Besos!!!
Jajajaja me encanta tu punto de vista de como somos los españoles….y tienes toda la razón, siempre lo de nuestro pueblo o ciudad es lo mejor. Con respecto a tu receta te diré que me chiflan todos los panes o bollos que llevan anís, mi abuelita siempre le ponía a un montón de dulces, rosquillas e incluso semillas de anís se las ponía a panes…que recuerdos!!
Buen asalto Ana!!
Un bst.
Pues no conocía yo estas marañuelas, pero claro, que mi familia asturiana no es de Avilés y por tanto harán sus propìos bollos… con anís, claro está. Y mantequilla, que esa la hacía mi abuela a mano.
Me ha encantado el proceso lógico que derivó en la receta ;)
¡Qué rico! Acabo de descubrir tu blog y definitivamente me quedo paseando por aquí un rato, porque veo que tienes muuchas cosas deliciosas! Buen trabajo :)
Un saludo!!
Patricia.
Que te voy a decir yo de esta receta,yo tambien soy asturiana y vivo en Aviles,vecina de Belén,estamos a 100 metros mas o menos, me encantan las marañuelas y me encanta la introducción que has hecho.Besinos desde Aviles -Asturias
¡Las has bordado Ana! Mira que por el nombre no sabía o no recordaba lo que eran, pero según has contado la receta me ha venido a la boca esos bollos asturianos de anis que hacía mi tía y que hacían las delicias de la merienda cuando me pasaba por su casa.
Bss
Elena
Jajajjjjajajaj Ana yo cada vez que vengo a tu blog me rió a carcajadas (y es que es verdad todo lo que dices), y a estas horas los vecinos crearan que estoy como una cabra,, bueno da igual me tomo un culin de sidra ya esta jajaj, el anis me gusta en los bizcochos y en las rosquillas y en las marañuelas es que sin anis esto no sabe a na … Te han quedado maravillosas tienes unas manos para las masas hija de mi vida, que todo te sale bien. Me ha encantado que haga esta receta porque es de Avilés de mi ciudad.
Un beso enorme preciosa y gracias por participar en mi asalto.
El toque de Belén
Como siempre, un gustazo leerte. Y estas marañielas tienen una pinta tremenda…
Pero qué bonitos son, me encantaría probarlos, y con ese sombrerito se hacen muy divertidos :) buena semana!
Hola Ana, el nombre de estos panecillos se me hace tan bonito y lo de la «distinción» que cada región, pueblo, país… le puede dar a unos panecillos es completa… te has hecho un recorrido fenomenal con ellos. Todo panecillo que lleve limón en su interior me llama la atención, el toque de anís y la bonita cruz que los decora los distingue con ese sello tan bonito.
abrazos!
Qué bonitas son Ana, has elegido muy bien la receta.
Bss
Estos guajes (cariñosamente hablando) y el anís, eh, ¡cómo se las gastan! Yo también me las gastaría ricamente, pues la repostería con anís es tan nuestra, es tan rica, tan aromática … que enamora. Y yo, caigo a sus pies.
Solo hay un tipo de marañuelas que conozco: las de Luanco, y me encantan. Las descubrí hace unos años cuando veraneaba justo en este municipio, vecino de Candás, con quien se disputa su autoría. Pero no he venido a debatir sobre este tema, sino a ver tus marañuelas, y como me han gustado tanto, ahora quien asalta soy yo.
Por cierto, que tengo la receta de las marañuelas de Luanco en el blog, así que si te apetece robarme la receta, cierro los ojos, me doy la vuelta y como si nada, ja ja ja.
Besos!
Para empezar te digo que el hisopo para bendecir las marañuelas es lo más! y la reflexión sobre las variantes de bollos y sus mejoras es una verdad como un puño!
Y … que las pienso hacer, aunque la levadura osmotolerante no se la voy a poner hasta que tenga el máster que tu tienes !
Melm.. manda taper pero ya!! que ricoooo :p
joeepetas… que curro de pan , te ha quedado divino
y curioso esto del anis.. por cierto y yo que pensaba que eras valenciana ??
fite de lo que mentero
Me ha encantado tu vision sobre el origen de las marañuelas eres lo maaaaaaaas anda que no me has echo reir , seguro que a Belen le han encantado al igual que el post , te han quedado de relujo no lo siguiente ,yo no daria cuenta de una si no de media docena te libras que no pueda meter la mano por que si no ya estabas horneando otras de nuevo me las habria comido todas y todas.
Bicos mil wapa.
Madre, esa Cruz colgando del puente romano de Cangas de Onis….. vale también me viene bien en un bollo.
Mi abuela que era Asturiana, ponía un chorrín de anís en el café, que rico está.
Tus Marañuelas perfectas, las masas son lo tuyo.
Voy a ver las Culecas.
Bss
Qué entrada más simpatica, Ana. Yo tampoco conocía las marañuelas, pero está claro que a ti no hay pan, ni masa que se te resista, sea Astur, Suiza, o de cualquier otro rincón del planeta.
¡Genial asalto! Un abrazo
Cuanta razón tienes en eso que cuentas, yo también me he percatado que no hay pueblo que se precie, que no tenga su buñuelo, llámalo castagniole por ejemplo…,ya puedes llamarlo como quieras, pero en infinidad de sitios tienen su masa de harina huevo etc.. frita, ya se aromatiza con la costumbre de cada sitio, pero siempre encuentras un buñuelo frito,
Lo de los bollos también me pasa a mi, veo un bollo típico y se me van los ojitos, tengo uno para publicar que es típico de Murcia y Vega Baja que es de vicio. Como este tuyo, que ya te puedes dar por copiada.
besitos
Ana, una vez más, me he divertido como loca con la historia (apócrifa, puede ser; pero, por mi experiencia con mi lado español de mi familia – que no serán asturianos, pero hay cosas que se aplican para cada región de igual manera, un poco más un poco menos – muy posible. Eso sí, contada con mucha gracia) de estas marañuelas preciosas y súper sabrosas. Será cuestión de hacer honor a estos bollitos y a los ingredientes fundamentales de la cocina asturiana (anís y yemas), preparándolos cualquiera tarde de estas, ya que este invierno invita a prender el horno con gusto y disfrutar de sus resultados.
Saludos.
la pinta es espectacular, me la paso a pendientes..que ricura!!
¡Qué razón tienes Ana! Allá donde vayamos siempre encontraremos algún bollo o panecillo de la zona y siempre dirán que no tiene nada que ver con el pueblo de al lado, pese a que los ingredientes sean prácticamente idénticos. Me ha encantado descubrir las marañuelas de avilés, que yo no soy mucho de preparar bollos en casa pero sí de catarlos (así me va…) pero con la pinta que tienen creo que habrá que hacer un esfuerzo.
Besos!