Seguro que has visto a Anna Olson y te has hecho la misma pregunta que yo. Esta chica, tan mona, tan fina… y todo el día haciendo bollos, ¿donde los mete? Pues bien, te lo cuento. Se los endosa a Michael.

Que es su orondo y feliz esposo. El Señor Olson.

Escribe Michael Olson en tu buscador. Es ese. Un señor que es la imagen viva de la felicidad, y el destino previsible de todo aquel que viva cerca de un blogger de cocina. Que él mismo es cocinero profesional y profesor de cocina, ojo. Que algo debe haber puesto de su parte.

Pero a lo que vamos. Que Anna es tan mona y está tan fina porque hace eso que nosotros a veces no podemos resistirnos a hacer: no comernos lo que cocinamos.

A mí desde hace un tiempo me han prohibido en casa que haga tantos pasteles. Nada de cosas con masas quebradas, cremas de relleno o frostings de chocolate. No se aceptan los rellenos de fruta, ni los curd. Nada de nada. Que en parte, a ver, nos estamos poniendo un poco forrondroscos, y no sirve de mucho hacerse 20 kilómetros de bici si luego llegas a casa y te zampas tres pasteles. Y yo que desde que me rompí el hombro no veo el momento de retomar el gimnasio… pues tampoco debo.

Así que me paso la vida buscando a quien endosar las cosas que cocino. Mis compañeros de curro han sido alguna vez una buena salida. También aprovecho las reuniones de militancias varias cuando son de mañana, por eso de no tomar el café sin nada. Y los viajes al pueblo. A la familia se la visita con dos o tres pasteles bajo el brazo. Para el café, por supuesto.

Y cuando sencillamente, no puedo porque es julio, mis compas pasan del tema porque acabamos de tener un cumpleaños, no tengo reuniones y hasta agosto no voy para mi pueblo… pues nada, que me lo tengo que comer. Y aquí empieza a integralizarse el asunto. Porque vale que en casa se desayuna pan a diario y no pasa nada por comerse de vez en cuando un muffin. Pero de harina integral. Que es menos malo [no seré yo quien afirme que algo que lleva 150 g de azúcar es bueno].

Así que cojo la receta en cuestión, pongo harina integral, ajusto los líquidos porque esta harina absorbe algo más que la blanca, y puntopelota. Suele funcionar bien. Yo sólo espero que a Anna Olson no le parezca muy terrible esta versión de sus muffins de arándanos para #cookingthechef. Integrales y de moras, que es lo que tenía en el congelador.

¿Quieres uno? Para el café, claro…

MUFFINS INTEGRALES DE MORAS CON STREUSEL

INGREDIENTES

• Streusel
  • Harina, 25 g
  • Azúcar, 25 g
  • Canela, 1/2 cucharadita
  • Levadura, 1/4 cucharadita
• Muffins
  • Mantequilla, 115 g
  • Azúcar, 150 g
  • Huevos, 2
  • Harina integral de trigo, 350 g [en la original, 375 g de harina blanca]
  • Levadura en polvo, 6 g
  • Sal, una pizquitina
  • Nuez moscada, 1/8 cucharadita
  • Leche de avena, 150 g [en la original, 125 g de leche]
  • Moras, o frutos rojos, 200 g

MODUS OPERANDI

Para hacer muffins integrales de moras, lo primero es precalentar el horno a tope.

Preparamos el streussel, mezclando todos los ingredientes, y reservamos.

Preparamos la mezcla seca: harina, levadura y sal. La tamizamos dos veces y reservamos.

Y por último preparamos la masa de los muffins. En un robot de cocina ponemos las varillas y batimos la mantequilla en punto pomada y el azúcar hasta que la mezcla empiece a blanquear. Se puede hacer a mano o con varillas eléctricas, sería lo mismo. Añadimos los huevos de uno en uno [el segundo cuando el primero esté completamente integrado].

Sobre esta mezcla ponemos la mitad de la harina, y mezclamos. Añadimos toda la leche, y mezclamos de nuevo hasta tener una masa fina y ligera. Cambiamos las varillas por el accesorio K [si lo haces a mano, una espátula] y mezclamos el resto de la harina. Por último, añadimos las moras y mezclamos para que queden bien repartidas en la masa.

Rellenamos moldes de muffin con la masa. Con esta cantidad han salido 12 llenos con generosidad. Como la masa es un poco engrudo y no queda nada lisa, en estos casos se puede mojar la espátula en agua, y alisar la superficie del muffin un poco. Esto ayuda a que crezcan más uniformes y tengan el copete más redondito. Por último, los espolvoreamos con el streussel, y los horneamos a 180 ºC unos 20-25 minutos, aunque hay que ir comprobando el punto pinchando uno en el centro.