TARTA NORMANDA DE PERA [Patriarcado consentido]

CAL 277,5 · HC 36,8 · PR 5,8 · GR 12,7 [100 G]

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Lo del patriarcado no es casualidad.

Venía yo pensando en cómo es posible que el patriarcado haya perpetuado su hegemonía no sólo a nuestra costa [hablo de las mujeres] sino con nuestra colaboración.

Colaboramos.

Nos educan para ello. Más allá del tierno mito del amor romántico que toda mujer lleva programado en una unidad de su cerebro porque debemos perpetuar la especie [algún día alguien me tendrá que explicar qué tendrá que ver el amor romántico con tener descendencia, en fin], las mujeres, las niñas, somos educadas por el mundo para ser patriarcales.

Más allá de las muñecas y los universos rosas gominolosos llenos de purpurina y princesas delgadas y sin vello corporal de la factoría Disney [esa factoría que llena sus dibujos animados de crueles y depravadas mujeres maduras solas o abandonadas, y de tiernas niñas pavisosas salvadas por príncipes apuestos], las niñas de mi generación pasamos la infancia viendo ejemplos de feminidad… preocupantes como poco.

Y esto viene porque de pronto desempolvando un album de fotos, veo en un segundo plano de la imagen de mí misma vestida de princesa para una fiesta de disfraces, un paquete de cromos de Candy Candy.

Para quien no la haya conocido, Candy Candy es una pánfila repeinada que andaba todo el día suspirando por una mirada de un adolescente estirado y vanidoso. Que era el adolescente estirado y vanidoso por el que también suspirabas tú. Porque al margen de sus cualidades personales más o menos discutibles [el adolescente era más simple que un puzzle de dos piezas], tú tenías que querer uno de esos. Como la Candy. Pobrecita huerfanita adoptada por una familia de bien y enamorada de un tonto con ínfulas.

Esa Candy que tiene una vida de lucha tibia, en la que es huérfana, pasa a ser protegida de una familia que no la quiere [todo drama], se hace enfermera y no deja a un lado esa dócil actitud de esperar dulcemente, sin hacer ruido, sólo esperando ser mirada para comenzar a existir en ese mismo instante. Porque nos colaron que era una historia de lucha, pero que va, es una historia gominolosa de mujer al servicio de los demás aspirando a ser rescatada por un idiota con corcel.

Y mientras en sus pantallas las niñas veían a la niña pánfila, los niños veían a los Caballeros del Zodíaco. Una horda de hombretones salvando al mundo haciendo cosas de héroes. Listos lo justo, pero fuertotes y convincentes y esas cosas de hombres que protegen a la especie.

Y eso, se nos queda. Queda un poso de Candy y un poso de Seiya de Pegaso [atención a los nombrecitos] en cada hombre y cada mujer adultos.

Y se crean dos universos paralelos, que se terminan de separar en la adolescencia, cuando los niños hacen cosas de chicos, y las niñas se van de compras y hacen pastelitos con los que seducir a algún post adolescente con aspiraciones.

Y claro, ponte a arreglar tú eso a los treintaypico, que no es difícil ni nada.

Luego cuando en algún momento de tu vida decides que no necesitas a un caballero de ninguna especie dándote la brasa [porque naciste así de lista o porque lo aprendiste sobre la marcha], te das cuenta de que todo son cuentos chinos.

Que no has conocido a ningún hombre que haya salvado el mundo, que si tuvieran que hacerlo agárrense los machos, y que arreglar enchufes es facilísimo y no es verdad que para usar un taladro necesites a un superhéroe fornido, que tampoco pesan tanto.

Y te das cuenta de la mandanga que te han colado para que seas una Candy Candy, ficticiamente independizada con un trabajo de media jornada que te permita cuidar de tus hijos mientras tu marido asciende laboralmente y te convierte en una empleada doméstica con derecho a roce, y te das cuenta tarde. Porque te la han colado, pero bien.

No eres independiente, no has abandonado el rol de cuidadora, no tienes derecho a reconocimiento ni mérito de ninguna clase, y el listo que tienes al lado, que no necesariamente es mejor profesional, más eficiente o más resolutivo que tú, se lo ha llevado crudo.

Y luego nos cuentan que nos regalan una pensión de miseria porque no hemos cotizado. Como si no fueramos el colaborador necesario para que los hombres tengan los trabajos que les permiten ascender profesionalmente desentendiéndose de todo rol de cuidadores. Y como si eso fuera estar de vacaciones todo el rato o nos generara algún tipo de derecho laboral o social.

Menos mal que yo, aunque coleccionaba cromos de la Candy, era más fan de Pipi Calzaslargas. Y que me encontré con el vikingo que es más feminista que yo, y mola cantidad.

Y que a pesar de que adoro hacer pasteles para que la gente sea feliz, o para participar en #cookingthechef, y Julia Child me parece que se merece como poco una avenida con su nombre, cada vez que enciendo el horno, el vikingo me recuerda que no debo trabajar para él, y que solo debo hacerlo si me aporta una satisfacción personal, y por ningún otro motivo. Que él puede merendar galletas maría que puede comprar sin ninguna ayuda en el super, y si quiere una tarta, también puede encender el horno.

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INGREDIENTES
[PARA UN MOLDE DE 28 CM]
 
Pâte sablée
Harina, 180 g
Mantequilla fría, 70 g*
Azúcar, 40 g
Levadura, media cucharadita
Aceite suave, 10 g [mejor que aceite: 15 g de margarina]
Huevo, 1
Agua, 1 cucharadita
Vainilla

*Esta es una receta sin lactosa. Si eres intolerante total, usa una mantequilla sin lactosa. Si tu intolerancia es moderada, podrás tomar mantequilla sin problemas

 
Relleno de fruta
Peras firmes, 500 g [2-3 piezas]
Azúcar, 2 cucharadas [20 g aprox]
Canela, media cucharadita
 
Crema
Huevo, 1
Azúcar, 60 g [mejor si es glas]
Harina, 70 g
Nata de soja, 100 g*
Coñac, 20 g [en su defecto, un licor tipo anís, calvados o similar]
 
*Mi nata es de soja, no te asustes por la textura que tiene en las fotos, tú hazlo con la que tengas normalmente en casa
 

MODUS OPERANDI

Pâte sablée

En un bol, ponemos la mantequilla fría en daditos, el aceite, el azúcar, la harina y la levadura. Con las puntas de los dedos [para no transferir calor] unimos los ingredientes en movimientos rápidos hasta obtener una textura de migas. Sin amasar ni un poquito.

Añadimos el huevo, la cucharada de agua y la vainilla, y amasamos muy ligeramente hasta tener una bola lisa. Pero sin amasar mucho, lo justo para que se integre.

Sobre la encimera limpia, hacemos el fraisage, que es extender la masa con un movimiento rápido, apoyando en la masa sólo la muñeca y nunca la palma de la mano [seguimos sin querer transferir calor], tras el cual hacemos una nueva bola, la envolvemos en film y la dejamos reposar un par de horas en la nevera.

Esto se hace una sola vez, no se trata de amasar ni de repetir el movimiento, pero debemos extender la masa todo lo que la encimera nos permita, haciendo una lengua larga que recogeremos después en una bola.

Si tienes Thermomix, puedes hacerlo de la siguiente manera: mezclas todos los ingredientes del primer paso [mantequilla fría en daditos, aceite, azúcar, harina y levadura] a velocidad 6 unos segundos, lo justo para que sean migas de harina. Añade el huevo y el agua, y mezcla a la misma velocidad unos segundos solo, no más de 3. Y desde ahí, se hace el fraisage a mano.

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Una vez la masa ha reposado, la estiramos en una encimera bien enharinada, y forramos con ella un molde para tartas bajito, cubriendo bien con masa hasta el borde, y cortamos el sobrante.

Esta masa es delicada, pero se parchea bien cuando le salen agujeritos, así que no te dará problemas.

Con el molde forrado, pinchamos toda la superficie de la masa con un tenedor, para evitar que se formen burbujas de aire en el horneado, y ponemos encima un puñado de garbanzos que tendremos sólo para hornear.

Precalentamos el horno a 250 ºC, una vez caliente lo bajamos a 180 ºC y horneamos la base 20 minutos. Con la masa sobrante podemos hacer galletas y hornearlas a la vez en un ladito de la bandeja, son deliciosas y no van a salir muchas…

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Relleno de fruta

Mientras se hornea la base de la tarta, preparamos el relleno de fruta. Pelamos las peras, y las cortamos en láminas del mismo grosor.

Las ponemos en un cuenco, y espolvoreamos azúcar y canela por encima. Las mezclamos suavemente con las manos, para no romper la fruta, y reservamos.

Cuando la base de la tarta esté horneada y tibia, retiramos los garbanzos que hemos usado para cocer, y colocamos la fruta cubriendo la base de manera uniforme.

Volvemos a meter la tarta en el horno a 180 ºC, tapada con papel aluminio para que no se quemen los bordes. En total la tarta va a estar 50 minutos en el horno, para esta masa es demasiado, y conviene protegerla.

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Crema

La preparación de la crema es muy sencilla. En un bol ponemos el huevo y el azúcar, y lo batimos hasta obtener una mezcla espumosa y ligeramente blanquecina.

Añadimos la harina, la nata y el coñac, y mezclamos bien hasta obtener una crema densa como unas natillas.

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Cuando la fruta esté horneada, cubrimos la superficie de la tarta con la crema y la volvemos a meter al horno, a 180 ºC, esta vez 10 minutos.

Como ves en las fotos, he protegido sólo el borde con papel aluminio, para evitar que se quemara, porque ya estaba muy dorado de su primera cocción.

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Para consumirla, lo ideal es servirla tibia, ni muy caliente ni jamás de los jamases fría de la nevera. 30 segundos de microondas pueden obrar milagros. Y acompañada de clotted cream, crème fraîche, helado de vainilla o nata montada… O simplemente, cubierta de azúcar glas.
 
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31 comentarios en «TARTA NORMANDA DE PERA [Patriarcado consentido]»

  1. Me troncho con tu post. Yo soy más princesa ahora (me encantan los zapatos con purpurina, el rosa, los brillos, los taconazos…De hecho voy a crear un blog para mujeres reales, no como las que hay que están destinadas a las niñas de 20 y el resto qué pasa no existimos? ) que cuando era niña y creo que una cosa no tiene que ver con la otra. Nunca vi Candy Candy, pero sí los caballeros del zodíaco, jugaba al rugby y baseball con los niños. Los juegos de niñas me parecían aburridos. Eso sí, en casa me sacaba mis barriguitas (como me gustaban) y les hacía vestiditos, esto era lo que me apasionaba. Y existe el machismo porque en general (no hay que tomárselo al 100%) los hombres son bastante parados y no saben hacer gran cosa. Es como cuando uno tiene un complejo. En cuanto a las tareas que suponen destinada al «macho» la mayoría, al menos los de hoy en día ni idea tienen, o no la quieren tener. A mi me lleva los demonios, así es que en lugar de ponerme a discutir lo hago yo. Yo he puesto la tarima de mi casa estando embarazada y me corte poniendo el rodapié con la caladora. Fui al hospital y les dije que como estaba embarazada no me pusieran anestesia y hala, eso sí que fue vikingo, a coser a pelo. Menos mal que sólo fueron 6 puntos. Madre mía que rollo he puesto aquí.

    Por otra parte, y la que nos interesa: TU TARTA NORMANDA espectacular. Me encanta la pera y sobre todo me ha encantado tus comentarios. Felicidades. Arriba la MUJER, LA FUERZA, LA FEMENEIDAD Y LA COCINA.

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  2. Jajajaja yo odiaba Candy Candy!! En realidad, siempre he sido un poco machota, pero tienes razón en todo, las peores enemigas de la igualdad somos las mujeres. Yo tengo dos niñas y me resulta muy difícil educarlas viviendo rodeadas de monstruitas hiperdelgadas y siempre a la moda, que nunca se despeinan y que buscan agradar a los hicos :(. Pero seguiré gruñendo y diciéndoles que eso no existe y que como mejor están es despeinadas por haber corrido, saltado y jugado!! Al final, por pesada lo entenderán jajaja
    La tarta una delicia, me encantan las tartas con fruta… Te ha quedadoe spectacular :D

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  3. Voy a comenzar por la tarta… tiene una pinta deliciosa!!!
    En cuanto al post en cuestión. Yo vi poco Candy Candy, a mí me gustaba más Comando G :P jaajajaaja
    Tienes un poco de razón… Lo siento, pero no te la doy toda… Creo que cada uno ha de hacer las cosas como se sienta realizado. Me explico… Tan malo es que a la mujer le digan que lo suyo es la cocina, los lazos y los príncipes azules… Como que quieran imponer un modelo de mujer que tiene que hacerlo todo.
    Porque tan malo es para una mujer que le impongan la casa y el cuidado de los hijos, por el solo hecho de ser mujer y es lo que toca. Como que a una mujer le digan que tiene que salir a trabajar sí o sí y si no es una maruja amargada y sometida, cuando a ella le encantaría estar en casa cuidando de sus hijos porque eso la hace sentir realizada… y sí, las hay que se sienten realizadas y conozco muchas… Más en Holanda. Aquí nadie se rasga las vestiduras porque una mujer quiera estar en casa para sus hijos (tampoco se las rasgan si es el padre quien decide estar).
    Creo que este mundo no es blanco o negro, hay matices de gris, rosa, azul, verde… Y creo que cada uno debe hacer lo que realmente quiera hacer sin imposiciones sociales y culturales. Si eres mujer y quieres ser minera…adelante!! Y si eres mujer y quieres ser ama de casa… adelante también!!! No somos nadie para criticar las opciones personales, porque seguro que nuestras opciones son igualmente criticables por la parte contraria.
    Un beso guapa!!!

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  4. Veamos…has abierto la caja de Pandora.
    1. Estoy de acuerdo contigo en los modelos que intentan inocularnos. Yo soy más de la generación tebeo/comic Lily que creo que es una versión parecida. Adolescentes que quieren ser listas, pero que esperan principes moteros con los que perpetuarse. Mientras ellas aprenden a peinarse, exhibirse y ser mujeres competitivas con todo lo que eso conlleva.
    2. Estoy de acuerdo con Aisha en su argumentación y es a la que voy. Llega un momento, a los treinta o cuando sea, que te das cuenta de lo que intentan colarte. No a tí, sino al mundo. Y a veces esos intereses mundiales distan de ser machistas o feministas…. mas simple…dinero como siempre…. Cuando hay crisis interesa que la mujer esté en casa cuidando de los mayores y los hijos (menos competencia laboral, menos paro…. menos gasto SS con los ancianos) y cuando son épocas de bonanza o hay que subir un país tras una guerra o gran crisis, que todo el mundo trabaje y que las mujeres sean autosuficientes.
    ASí que creo qeu llega un momento en que sabemos solas en que liga jugar. Tampoco creo que a ellos les acabe gustando el rol que la sociedad y la cultura religiosa les impone. Sin darte cuenta estás en la rueda de casarte, tener hijos, monovolumen y cuando te das cuenta, ya toca salir con el inserso.
    No…creo que llega un momento en que todas las mujeres sabemos lo que queremos y podemos escoger. A pesar de la educación, bastante machista si. Pero todas podemos elegir, al menos en el mundo desarrollado. Yo puedo y creo que tu también. Has escogido al Vikingo que corresponde a lo que tu quieres en la vida.

    Y voy a la tarta….mmmmmmm quiero un trozo mientras seguimos hablando de esto las tres.
    BESOS

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  5. Es cierto que con tanta princesa Disney nos hicieron un poco sumisas y soñadoras con príncipes ideales de la muerte, pero yo creo que en cuanto crecimos nos dimos cuenta de nuestra propia fuerza y poco a poco hemos ido poniendo las cosas en su sitio, je je.

    Me encanta la tarta que has preparado.

    Bss

    Elena

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  6. Anónimo

    Me quedo en shock, cuanta razón en tus palabras. Yo soy mitad mitad, me encantaba Candy jeje, me encantan las princesas y todo lo «color de rosa» me encanta poder verlo o vivirlo de alguna manera porque mi otra mitad es muy independiente y hasta está en contra de lo anterior.
    En fin, la tarta se ve espectacular, me encanta la pinta tan fabulosa que tiene, para empezar a comerla y no parar :)
    Besitos!!

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  7. Me has dejado con la boca abierta con tu post. Es demasié, en serio. Yo a veces pienso en las niñas de mi generación, (creo que tendremos la misma edad) yo nunca he sido niña de cuidar muñecos con pañales, ni de sacarlos a la calle con un ridículo carro rosa, o darles de comer con el biberón mágico. Siempre he sido de Barbies, de ropa, de moda, y por aún a mis 34 años veo un niño y digo,no me veo, ¡yo era de Barbies no de Nenuco!

    Pero si, aún me acuerdo cuando en esos reyes me regalaron un carrito de limpieza,… ¿pero de que vais?. Yo era pequeña y no lo tuve en cuenta, pero ahora lo pienso y es como cuando mi suegra me regaló una tabla de planchar para mi santo, ¿hola?

    Siempre defendiendo que una mujer no sólo por tener útero tiene que tener algo en él. Hay mujeres que se lo deberían de pensar 2 veces antes de ser madres, y es que señores, y señoras (sobretodo señoras) no todas estamos programadas para lo mismo.

    A parte de todo esto, yo te he visitado para ver tu pedazo de receta, pero es que de verdad, me has recordado mi infancia en los 80. ¡Viva la mujer libre, y luchadora!

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  8. Interesante reflexión en la que lo que realmente importa es que estemos satisfechas con lo que hacemos por que así lo sintamos, no por que es lo que hace la mayoría o por todo lo contrario. Cada una tiene que elegir su camino, el camino en el que avance a gusto. Bien por el Vikingo!
    EN cuanto a la tarta, tiene una pintaza de muerte, apetece probarla ya!!!!

    B7ssss

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  9. Me encanta leerte no hay vez que venga que no disfrute con tus post yo candy candy no lo vi en mi infancia se veia maziner z , Heidi , Marco asi como verano azul y jubamos todos juntos en la calle asi que no fui nada princesa ,interesante tu reflexion como siempre.
    La tarta seguro que esta deliciosa de buena gana daba cuenta de un trozo , te ha quedado divnisimaaaaaa.
    Bicos mil y Feliz año wapa.

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  10. akane86

    Yo jamás veía Candy Candy, era más de Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco), y aunque sí, era una serie para niños (al fin y al cabo, el shonen se supone que es para chicos y el shojo para chicas, aunque por suerte hoy los aficionados al manga y anime se mezclan sin problemas de género) al menos había personajes femeninos muy importantes y que también daban buenas tundas.

    Lo de los roles que nos asumen desde pequeñitos y cómo se nos impone el patriarcado y eso de que somos el sexo débil es terrible, sigue estando muy presente y no nos damos ni cuenta muchas veces. Simplemente con cosas como, que en un patio de colegio haya una niña jugando al fútbol, marque un gol y los demás se rían del portero porque «le ha marcado una chica», así seguimos… Lo presencié hace poco y eran los propios padres los que estaban con el cachondeo. Todo genial.

    Yo tuve muy pocas muñecas de niña y es que pronto me interesaron mucho más los Playmobil, Mecano y Legos, igual que a mi hermano. El color rosa lo odiaba y me disfrazaba de india.. con un traje de jefe indio, que mola mil veces más xD. Con el tema de los juguetes están cada vez más tomándose las cosas en serio en este tema, pero queda demasiado por hacer. Al menos algunas tiendas ya no dividen las páginas de los catálogos de juguetes en «niños-colores fríos/niñas-todo rosa». Pero son pocas.

    La tarta tiene una pinta brutalísima, hice una normanda con pera hace tiempo muy parecida y me has recordado que la tengo que repetir con urgencia. Por curiosidad, qué marca de nata de soja usas?

    Un abrazo!

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  11. Uff, Candy, Candy. Sí veía los dibujos pero al cabo de un rato me cargaba tanto azúcar y almíbar. Además no podía con Anthony. También veía Los Caballeros del Zodiaco y lo que me pusieran por delante. Y sí, coincido en tu reflexión completamente.
    Y de la tarta ¿qué decir? Que quiero merendar contigo. Besos.

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  12. Cuanto hemos aprendido con los años y la verdad es que con tantas peliculas de Disney nos hicieron un poco tontas y siempre soñando con el principe azul, menos mal que con los años nos hemos dado cuenta que somos autosuficientes y que si tenemos que poner un clavo o arreglar un enchufe podemos hacerlo nosotras solitas, por cierto la tarta riquisima, dile a tu a vikingo, que si se anima haga otra que yo estoy dispuesta a llevarmela, jajaja, besos
    Sofía

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  13. kookingpi

    A mi Candy Candy siempre me pareció muy ñoña…. afortunadamente los tiempos estan cambiando…. Tu tarta me parece de lo mas delicioso que he visto hasta ahora por el reto!!!! Besos

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  14. Yo crecí entre otros dibujos ya que candy cany me cogió más mayor pero que el mundo rosa sólo era para niñas ya te digo que si. Suerte que cambian las cosas y al menos en casa no hay colores para nada jajajajajja. La tarta delicious y aún caliente me gusta más. Bss

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  15. catypol

    Yo vi poco Candy Candy, tanto llorar no me encantaba, era más de libros que de televisión, los protagonistas eran más aventureros, tendría que haber aprendido, pero no, ni aprendí de Candy ni de aventuras, así va mi cabeza…en cambio, reconozco que si para comerme un trozo de esta deliciosa tarta tuviera que ver a Candy, bueno, acepto ;)

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  16. Un prólogo y un debate divertido e interesante, estoy de acuerdo con varias de vuestras opiniones, pero sobretodo con la conclusión de que cada persona tiene que hacer lo que a ella la realice, por convicción y sin postureos, la libertad individual es lo más importante.
    Dicho esto queda lo importante por comentar, ¡¡menuda tarta rica que has hecho!! Besos

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  17. ahh me ha encantado tu entrada, cuanta razón…. yo soy de las que leía Esther y su mundo, que también se las traía, ahí calladita, siempre a la sombra, esperando…
    Por suerte soy de las que tomo la iniciativa, y siempre voy a por lo que quiero, pensando que » el no ya lo tengo» y si cae un si.. pues de perlas.
    Lo que no consigo entender es como las niñas de hoy en día siguen igual o peor, ¿acaso el virus candy candy se transmite de generación en generación? No hemos aprendido nada?
    También creo que en la partida de la vida, una juega las cartas que le dan , lo mejor que puede o sabe, porque a veces tú quieres pero las circunstancias te arrastran al polo opuesto, y tú vas flotando como puedes e intentando sacar la cabeza.
    Yo vine arrastrada por esa tarta, peras … las adoro en dulces y tartas… y me encuentro aqui filosofando y divagando..
    Besos!!

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