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Vengo de la cocina de Marga, que es su cumpleblog y anda celebrando. Y como celebra un concurso, yo me apunto, que lo mismo hay suerte :)
Y ya que estaba, me he llevado unos flanes de plátano que me han apetecido. Virtualmente, se entiende. Aunque me los haya comido realmente.
La blogosfera de hoy es lo que el patio de vecinas de nuestras abuelas, con la salvedad de que no le puedes dejar a los críos para merendar a tu amiga-y-vecina, porque tu amiga del alma blogosférica está en Tijuana, y a tu vecina de escalera ahora mismo no le pones ni cara.
Asi que todo es más o menos como antes, pero pagando canguro.
Tenemos todo lo necesario para ser buenas vecinas y buenos vecinos, sin intercambiar fluidos ni compartir la cuerda de tender, como se había hecho de siempre. Todo esto de conocerse en foros virtuales, es una cosa que mi abuela se espantaría si lo viera. Ella era muy de mercado y de vecina de balcón a balcón, una señora tradicional de bata de flores y zapatillas.
La abuela cocinaba lo que había aprendido de su madre y lo que le enseñaban las vecinas, y se iba apuntando las recetas en envoltorios de estraza y en libretas que encontraba por casa. Había cajones que, si los abrías, te soltaban recetas escritas en papelotes así, en desparrame. Y por supuesto, su cocina sentaba cátedra. Todo lo que hacía ella estaba bien porque era como tenía que ser, no fueras tú a discutirle nada. Que para eso era la matriarca del clan familiar.
Por las noches en verano salía a la calle con su silla y tomaba la fresca jugando a la brisca con las vecinas de calle. A veces la Josefina traía tarta de manzana, a veces era mi abuela quien sacaba un inolvidable flan de leche condensada, o salía la Inocenta con una bandeja de torrijas, asi fuera agosto.
Hablaban, compartían recetas, jugaban y pasaban las tardes. Se iban juntas a la piscina, juntaban nietos en el patio de esta o de aquella, o se ayudaban a dar la vuelta a las labores de punto.
Me da un poco de tristeza pensar como cambia todo, como las generaciones siguientes escucharan las historias de tardes al fresco como batallitas de abuela, y sentirán nostalgia de esta época rara que nos toca, en la que conocemos a gente por Internet, y tenemos amigos virtuales a los que queremos por puñados, sin importar que no nos hayamos visto nunca.
Aunque no voy a ir tan rápida. Hoy es todavía momento de transición, aún nos quedan los eventos, encuentros y presentaciones de cosas donde acudimos a saludarnos y tomarnos un café y encontrarnos en el mundo de verdad de la buena. Todavía podemos caminar dando pasos en las dos realidades y cruzar al mundo real para saludarnos.
Y mientras eso pasa, intercambiamos por las redes la receta del flan de plátano, la de ese apaño que hicimos con dos cachos de longaniza que sobraron de un revuelto y nos pasamos la idea ocurrente que tuvimos cuando se nos rompieron los huevos duros mientras cocían.
Y aquí vengo, de la cocina virtual de Marga, que ya os he dicho que anda de cumpleblog, y mirad lo que me he traído: un flan de plátano con el que he conseguido hacer las paces con la textura de los flanes sin lácteos. El plátano ha dado textura a una leche de avena que de otra forma, se queda floja y hace flanes un poco más… deslabazados, tiritones. Este ha sido simplemente, perfecto.
Bon apetit!
MODUS OPERANDI
Hacer un flan no tiene misterio ninguno, pero allá vamos. Lo único que tenemos que hacer es batir todos los ingredientes [leche, huevos, azúcar y plátanos] hasta tener una textura finita y homogénea.
Lo dejamos descansar unos minutos mientras preparamos el horno, para que salga el aire y así evitaremos que los flanes hagan burbujas de más en la cocción.
Precalentamos al máximo el horno.
Mientras se calienta, preparamos un baño María para los flanes. En una fuente de horno honda, colocamos las flaneras y las llenamos con la mezcla. Podemos poner un poco de caramelo al fondo, o coco rallado, a nuestro gusto. Vertemos agua en la bandeja, dos o tres dedos, y lo llevamos todo al horno.
Cocemos los flanes a 200 ºC unos 20 minutos [los pinchamos para ver si están listos], aunque esto va a depender del tamaño de las flaneras. Si usas una grande, vas a necesitar el doble de tiempo, tenlo en cuenta.
Para servir, yo he espolvoreado los flanes con coco rallado y los he acompañado con unas frambuesas, pero esto ya, es al gusto de cada uno…
Yo quiero aprender a hacerlos
Que bueno estos flanes, con el coco rallado quedan espectacularesd.
besoss
Desde luego te has lucido con estos flanes tan espectaculares. Andas en la duda de que será, flan o panna cota, la foto es preciosa y sea de lo que sea me lo comería con una venda en los ojos.
Aunque eres mi contrincante en el sorteo tan chulo que hace Marga, te deseo toda la suerte del mundo mundial, que somos vecinas, amigas y compartimos in person cantidad de buenos momentos.
Bss
Menuda pintaza tiene este flan y encima me añades coco que es mi perdición jajaja. Un besazo.
Hola vecina!
vaya flan que te has marcado, desde luego es para sacar a la sillita de la tertulia!
Que flan tan rico te ha quedado….nada como los hecho en casa¡¡
Feliz fin de semana y besitos¡¡¡
Me parto contigo, lo que me has hecho reír.
Sí que cambian las cosas y a qué rapidez. Nosotras todavía tenemos qué contar, tanto virtuales como reales, mi hija por ejemplo o sus hijos, si vienen el día de mañana, lo tendrán cada vez más difícil.
Pero oye, que a costa de esto hemos conocido a personas maravillosas con las que congeniamos sin conocerlas, la mayoría de las veces sin poner cara y cuando se las pones te llevas el sorpresón más grande, porque todavía son mejores en persona y eso es mucho en los tiempos que corren.
Tu flan tiene una pinta de escándalo, se aprecia muy cremoso y seguro que estaba de rechupete.
Mil besos y suerte en el concurso!!
¡Que bien se lo pasaban las abuelas! A mi me da pena que en mi vecindad no den muchas veces ni los buenos días, pero en fin. Me tomo virtualmente un flan contigo esperando tomarme pronto una cerveza realmente.
Bss
Elena