CAL 322,1 · HC 44,4 · PR 6,2 · GR 14,4 [100 G]
Recuerdo los campos sembrados de maíz. Me acuerdo mucho del olor de las mazorcas cuando el verano convertía la tierra en polvo y el maíz se secaba tendido al sol.
En el pueblo podías comprar dos mazorcas de maíz por diez pesetas, y sacar de ellas palomitas para toda una tarde. También podías cocer el maíz y comerlo a bocados de la mazorca, aunque esa costumbre no es muy de mi pueblo, allí somos más de palomitas, dulces o saladas.
Me acuerdo del pueblo y de las tardes de verano paseando por entre los campos de maíz, y cuando veo las latas de maíz transgénico del supermercado me da un ligero dolor de hígado porque pienso en todos los campesinos que ya no pasean entre los maizales.
Es por eso por lo que llevaba años sin comprar maíz. Por el dolor de hígado. Y por los campesinos mexicanos.
Yo había empezado a escribiros cosas pensando en hablar de la infancia lejana, de las tardes de verano, y del polvo del campo de maíz cuando jugaba con mi primo, pero ya veis que no lo estoy consiguiendo. Y de pronto os he empezado a hablar sobre los campesinos de Mexico.
Muchos de estos campesinos ya no pueden pasar las tardes de sol junto a sus cultivos, porque los perdieron. Y yo pienso más en ellos que en mi infancia. Os voy a contar, muy resumidito, lo que pasó.
Un buen día, una gran empresa con largos tentáculos, llamada Monsanto [que tiene un acuerdo de fusión con Bayer] creó una semilla y la patentó. Era una semilla de maíz transgénico, y la vendieron al mundo como el remedio universal contra el hambre, ya que la semilla tiene en su código genético el insecticida que la hace inmune a la plaga más dañina para los maizales. Monsanto vendió esta semilla patentada [y que por lo tanto sólo ellos pueden producir y vender y cuya reproducción no está permitida] a muchos agricultores, sobre todo grandes explotaciones.
Y estos agricultores sembraron y sembraron, y llenaron campos de maíz transgénico que era todo igual y daba buen rendimiento y Monsanto empezó a modificar genéticamente otras muchas semillas de otras muchas variedades de maíz. Y el maíz no tardó en parecer todo igual, excepto en las pequeñas explotaciones locales de maíz tradicional.
Poco a poco, estas semillas fueron esparciéndose por todo Mexico gracias al viento. Los campesinos que querían seguir cultivando sus semillas ancestrales heredadas de sus antepasados, intercambiadas con sus vecinos, vieron brotar en sus campos mazorcas de un maíz que no era suyo. Los agentes de control de maíz de Monsanto también los vieron, y demandaron a estos campesinos por apropiarse de sus semillas, ganando uno tras otro los juicios contra aquellos quienes poco pudieron hacer por defenderse.
Y les ofrecieron a todos el mismo acuerdo: Retirar los cargos a cambio de que trabajaran cultivando para Monsanto en exclusiva. Con contratos leoninos, asumiendo cualquier pérdida de cosecha, y sin derecho a negociar precios, ya que se comprometían a no vender el maíz a nadie más que a Monsanto.
Así fueron muchos los campesinos a los que los jueces embargaron sus campos para pagar las multas, y también muchos los que acabaron malvendiendo su producción al gigante del maíz transgénico.
Si crees que no has entendido algo, vamos a parar un momento para recapitular: todo esto empezó por unas semillas transgénicas que llegaron a los campos de los pequeños campesinos contra su voluntad, y que dañaron sus propias cosechas. Fueron denunciados por esto: porque el maíz de Monsanto nació en sus tierras y nadie pudo probar que no lo había plantado.
Poco a poco, México se ha despoblado de maíz ancestral. Son muchas las variedades patentadas, y tantas otras las que se han perdido por cese de cultivo, o porque la variedad transgénica contaminante ha devorado la tierra y ha aniquilado las variedades locales, más frágiles.
Todo esto termina mal. Daños a los cultivos, daños a la riqueza del maíz, ruina de las pequeñas familias campesinas, y un maíz insulso igualito y dulzón en las latas del supermercado. Un espanto lo miremos como lo miremos.
¿Y el hambre que nos prometieron que iba a terminarse? El hambre sigue ahí. En las casas de los campesinos más empobrecidos que se desloman a trabajar para vender a Monsanto su producción al precio que se la quieran pagar, en las familias que plantaron cara a Monsanto y fueron devoradas por las multas hasta perder sus tierras, y en el acceso limitado al maíz porque la producción y el precio de venta, ¿hace falta que os diga quien los controla?.
Luego ya en otro post podemos hablar largo y tendido de los biocombustibles, del daño del monocultivo a la riqueza campesina, de los precios del maíz que se mueven en los mercados de futuros, donde se pacta el precio de las futuras cosechas sin que los campesinos tengan derecho a intervenir en lo que serán sus ganancias, o de las semillas modificadas genéticamente con organismos incluso tóxicos, para desarrollar plásticos derivados del maíz o gasolina. Y de como Monsanto juega a juntar maíz y antidepresivos con la intención de destinarlo al consumo humano.
Pero eso… en otro post.
Porque yo os prometo que hoy venía a hablar del maíz de mi infancia, a compartir un recuerdo con mi amiga Elena, nuestra víctima en el #asaltablogs este mes [Elena, ya ves, esto es lo que han decidido hoy mis manos] y al final, os he soltado una chapa… monumental.
En fin!
Que ya que he comprado maíz dulce después de tantos años [cultivado aquí, y declarado como no transgénico] y harina de maíz ecológica gallega, os invito a un trozo de este estupendo pan de maíz o cornbread.
**Esta receta es apta para intolerantes a la lactosa. La mantequilla tiene cantidades residuales de lactosa y casi todos los intolerantes podemos tomarla, pero si no es tu caso, existen mantequillas especiales en el mercado
MODUS OPERANDI
Si la harina de maíz no está precocida [viene indicado en el envase] lo primero que haremos será escaldarla, para que no tenga textura arenosa.
Pesamos la harina de maíz, y reservamos. En un cuenco calentamos la leche de soja [o la que usemos] hasta que comience a hervir, y volcamos de golpe sobre la harina de maíz, removiendo inmediatamente para que absorba el líquido caliente. Añadimos el yogur y lo mezclamos bien.
Si la harina está precocida, omitimos este paso, y simplemente mezclamos los ingredientes en frío.
Fundimos ligeramente la mantequilla y la añadimos al bol, integrando todo. Hacemos lo mismo con los huevos, y con el resto de la harina previamente mezclada con la levadura, la sal y el bicarbonato. He dejado los huevos para el final porque la mezcla estaba un poco caliente y me preocupaba que se pudiera cuajar, se podrían poner antes y sería incluso más fácil integrarlos.
Por último, trituramos los granos de maíz y los añadimos a la mezcla. Volcamos todo en un molde rectangular más bien ancho, previamente engrasado, y lo cocemos a 180 ºC unos 40-45 minutos [siempre depende de la altura de la masa, es mejor pinchar y comprobar la cocción].
Mmmm menuda pinta tiene!!!
El pan de maíz siempre me ha intrigado aunque nunca me he animado a hacerlo. Tiene una pinta genial. besos
Super interesante tu reflexion…es para hablar largo y tendido y para que todos reflexionaramos y nos fijaramos mejor a la hora de elegir lo que comemos…
Y la receta una delicia, que buen aspecto tiene!
Besos
me quedo helada con tus reflexiones…que espanto… :(
que manitas tienes para el pan <3
¡¡Hola guapi!!, ¿qué tal va el domingo?, ¿todavía te queda algo de ese pan tan rico?, porque se ve súper esponjoso y apetecible =) Y el toque de maíz…debe de ser tremendo!!
Un abrazo!!
Tiene una pinta estupenda ese pan
Conocia la historia de Monsanto y me alegra que la saques a la palestra, sobre todo porque la conoces de cerca. Hay quien todavia cree que no estamos en manos de grandes empresas que deciden que tenemos que comer y de donde…y siguen pensando que eligen…en fin, que me cabrea mucho y no quiero ponerme aqui a despotricar…que yo venia a hablar de mi libro jajajajaja noooooo, venia a comentar tu receta que me parece muy rica y sobre todo para mojar en cafe! Un besito
Me encanta el pan de maiz, esta en mi lista de prioridades.
Gracias por la receta.Besos Mari.
un tema de conversación que da para mucho, y es cabrearse desde el minuto uno aumentandolo con el debate…. y en gran parte lo consiguen porque todos miramos para otro lado
En fin, te a quedado un pan delicioso que tengo muchas ganas de probar
Besoss
En mi pueblo tambien habia maiz y se usaba mucho en casa,ahora ya no hay y la harina de maiz la compro en el supermercado,procuro que sea asturiana y si puede ser ecologica.Es una pena ver los pueblos vacios y las tierrras sin cultivar.
El pan una maravilla ,yo hago alguno parecido y me gusta mucho .besinos
Vengo de familia de campesinos en las dos ramas de mis padres, y mi progenitor sigue trabajando en el mundo agrario muy de cerca con agricultores, así que estos temas me tocan mucho :(. Gracias por darnos «la chapa» porque estas cosas hay que decirlas, abrir los ojos a lo que está pasando y no simplemente aceptar lo que nos imponen.
Porque yo también tengo recuerdos preciosos de veranos en bicicleta entre campos, aunque no de maíz, pero en Suiza sí que hay muchos maizales y cuando tocaba visitar a la familia también pasé grandes momentos allí. Además, siempre salían gatos entre las mazorcas :).
Delicioso el cornbread, es de mis favoritos!
Un abrazo
Menos mas que el dulzor de tu receta cubre, aunque sea someramente, la amargura de la historia… Así nos va.
Pero que bien has explicado todo lo que hace el Monsanto de los coj..es y manejando a su antojo a todos los gobiernos. Pero esto es lo que hay que hacer. Contarlo, decirlo, compartirlo… debió debemos a todos los que luchan y lucharán en contra de estos gigantes asesinos. Por cierto, la receta mmmmm!! ! Sigue así guapa!!
Me encantan tus «chapas monumentales», este tema da para mucho. En cuanto a la receta, menuda pinta, nunca lo he preparado así que me lo apunto :) Un beso!
Hola,
Lamentable Mosanto, lamentablemente los gobiernos que se supone nos tienen que defender…
La receta ideal, enhorabuena
Besos y abrazos
Genial como siempre, Ana, tanto en tus reflexiones como en tu cocina.
Las reflexiones las comparto y ese maravilloso pan también porque pienso hacerlo en breve.
Muchas veces no nos fijamos en todo lo que lleva detrás esta guerra de mercados. Menos mal que estás ahí para abrirnos los ojos de vez en cuando y además deleitarnos con un pan como este.
Bss
Elena
Es el mundo del más fuerte sin ética, complicado hacer frente a esas empresas que aplastan al pequeño.
El pan tiene una pinta increíble, gracias por tu reflexión. Besos.
En Navarra, todos los maizales son transgènicos. Van del pueblo a la Bardena y año tras año hemos visto como el trigo y la cebada quedaban relegados por el cultivo intensivo de maíz. Campos de secano convertidos a regadío gracias a las subvenciones millonarias de la UE. Lamentable! Pero hace falta dar la «chapa» para que todo el mundo sepa lo que pasa y pueda modificar su consumo en conciencia.
Un pan maravilloso. Ganas de probarlo :-)
Un petó
Blanca
Ana que conste que lo vi y digo es genial para empezar a hacer pan, pero después ya se me olvido cuando vi ni asalto jajaj .
Te ha quedado fantástico, si es que tu tienes muy buena mano para eso.
Yo tengo harina maíz casero cuando me lo da mi prima que lo cultiva ella, pero solo para uso casero, lo mandan a moler en un molino de piedra y sabe buenísimo.
Besinos
El toque de Belén
debe estar delicioso! dan ganas de morder…ummmmm
A mí me encanta el maíz, pero es verdad que me da un cierto remordimiento de conciencia pensar de dónde viene…y la cosa cómo va! Por desgracia Monsanto (y ahora Bayer) se está haciendo el dueño de lo que se cultiva y de la mierda que se echa, jugando no sólo con la salud de todos, sino con la forma de vida de millones de personas.
Ahora bien, este cornbread tuyo bien ha merecido volver a comprar maíz, no? Además podemos decir que ha salido un pan reivindicativo ;)
Que rico este Pan de Maiz, me encanta, un gran asalto el tuyo Ana. Besos.
Me quedé con las ganas de prepararlo, aunque eso tiene remedio, en unos días lo preparo y te cuento,besos
Qué historia más triste, muy bien contada, pero muy triste, muchas gracias por compartirla, es mejor conocer las cosas que pasan, vengan de donde vengan, debemos aprovechar todo el conocimiento de los demás.
Tengo harina de maíz que compré hace unos meses y no sabía qué hacer con ella. Cuando prepare esta receta, seguro que me acordaré de tus palabras. Excelente la receta y excelente tu relato. Gracias.
El hornillo de Cristi.
Historia para pensar y bien. El pan se ve divino
Me parece genial que compartas todas esas injusticias para que se conozcan, no hay derecho….. El pan me parece muy rico Ana!!
Un bst.
Más vale tarde… hasta ahora no he podido visitarte, que delicia y que gran asalto, me lo apunto entre mis pendientes, porque tiene una pinta deliciosa. Un besito enorme.
Ana, qué triste la historia que nos cuentas, la verdad es que no lo sabía y me has hecho reflexionar mucho. Mil gracias por tu asalto y por permitir a tus dedos que escribieran esa historia para abrirnos un poco los ojos a todos. Un beso enome.
Qué bueno! Cada vez que lo veo me entran unas ganas locas de hacerlo! Pero nunca me acuerdo… A ver si con tus alucinantes paso a paso me animo de una vez por todas!
No he hecho nada aún con ese tipo de harina, pero desde luego despues de ver este pan me voya animar a utilizarla!! Bs.