*Tomando como base 250 g de ancas de rana para dos personas, el doble que si las hacemos en tartaletas
Sólo espero no haberme comido un príncipe azul.
No es por nada personal, que a mí los príncipes azules, ni fu ni fa, la verdad. Y tampoco soy vegetariana. Es porque me da cosilla.
He comprado unas ancas de rana, y claro, estoy un poco preocupada. Que una nunca sabe donde puede haber un príncipe encantado [y esperando ser liberado] en mitad de un puñado de ranas.
Sí. Yo sé que últimamente el mundo se está desencantando a un ritmo muy aceptable, y cada vez son menos las brujas malvadas que convierten a príncipes idiotas en ranas, pero en la década de los 60 esta práctica era de lo más habitual, y si es verdad que cada vez hay menos príncipes encantados en las charcas, también hay cada vez menos princesas pánfilas que vayan por ahí cantando por los campos, cogiendo flores y besando batracios.
Y claro, con el superávitat de ranas que se creó en los años 60 unido al déficit de princesas, ponte tú ahora a jugarte el tipo con esto. Que había mucha bruja con mala baba, y no descarto que alguna fuera encantando por ahí toda la línea sucesoria de príncipes de medio pelo de alguna dinastía, y que todavía haya algún incauto croando por las charcas esperando un tierno beso de princesa.
Y claro, ahora vengo yo, y me hago unas ranas de la Bañeza, todas estupendas ellas, las ancas limpitas y relucientes, me las guiso despacito para darme mucho gusto con ellas, una copa de vinito y una buena hogaza de pan, y a mitad del guiso me encuentro un príncipe en medio de la cazuela mirándome desconcertado con cara de… príncipe, y diciendo «Yo no comprendo. Hazme la cena».
Yo por eso tengo mis reparos.
A ver si os vais a creer que porque las ranas estén congeladas no va a haber príncipe. Los encantamientos funcionan un poco como quieren, y yo no me fío que las brujas son como los smartphones, una cosa que va como con magia y que sólo sabes que no responde a ninguna lógica.
Y además las brujas de antes tampoco se andaban con muchos miramientos y te encantaban al príncipe con lo que llevara en ese momento, así fuera el real paje, el real juego de arco con su saquito de flechas, o su real caballo.
Y si en mi cocina me aterriza un percherón, te aseguro que tenemos un problema. Bueno, tenemos más de un problema, pero el primero iba a ser de pura logística.
Luego está todo lo de después. Tú te llevas tus ancas de rana, que en ningún envase pone ese sello tan necesario y tan útil de libre de príncipes encantados, y te la juegas siempre. Te pones a guisarlas y con el calorcito y el gustete del guisote que te estás haciendo, el príncipe se te despierta o el encantamiento se caduca y te sale de la perola un tío lerdo vestido raro que te mira con ojos de vaca mientras decide cómo te pide matrimonio en mitad de la cocina.
Y mira, a mí me sale uno de esos y la verdad, me da un patatús.
O dos. Porque en casa no somos muy de príncipes, a decir verdad. Y si están encantados o son medio bobos, menos aún. Yo no soy nada servil, y en cuanto a servilismo además mi gata no acepta la competencia con buen talante. Yo soy de esas que se creen lo del reparto de responsabilidades y derechos, y lo mismo le pongo a limpiar con el mocho que me tumbo a ver la tele con un daiquiri mientras me hace la cena.
Tengo poquitos problemas con estas cosas. Y claro, explícale tú todo esto a un príncipe. Le tendría que contar que lo primero, es lo primero: recoger el pifostio de cocina que me ha puesto, sacar el caballo a… no sé… la plaza de garaje, mismamente, y hacerme algo rico para cenar.
Y claro, los príncipes, no saben cocinar. Sólo saben hacer cosas heroicas del tipo combatir dragones, ir a las cruzadas o rescatar princesas de malvados ogros. Vamos, ninguna cosa que sirva para básicamente… nada. Ya me contarás tú a mí cuando has visto un dragón en mi barrio, donde anuncian cruzadas, o de qué ogros me tienen que salvar a mí, que suelo ir bien apertrechada con mi cuchillo cebollero y tengo un medio golpe a mano por si las flies. Si viene el ogro, me lo meriendo y si es caso, ya invito al príncipe pánfilo al banquete.
Así que nada, que no. Que me da cosita.
Que una se empieza cocinando unas delicadas ancas de rana de La Bañeza sobre una crema suave de alubias para participar en el concurso una comida en El Bohío, de La cajita de Nieves y Elena y acaba en comisaría con un príncipe pijo dando explicaciones embarazosas a los señores agentes y pidiendo que por favor alguien se quede con el príncipe en cuestión que Yo me voy a hacer algo de cenar que voy teniendo un hambre… y no vea usted como tengo la cocina, señor agente, que estoy por pimplarme la botella de vino y dejar todo esto para cuando me despierte.
Sal
MODUS OPERANDI
Haremos primero las tartaletas, para que la masa se hornee y esté lista antes de empezar a cocinar las ancas de rana. Después las alubias, que llevan más tiempo, y finalmente las ancas de rana.
Una sóla cosa antes de empezar: Las alubias tienen que estar puestas a remojo desde la noche anterior. Eso sí!
El orden que he seguido ha sido:
- Poner en remojo las alubias la noche anterior
- Preparar la masa quebrada, enfriarla [el día de pucheros, pero puedes dejarla la noche anterior hecha]
- Cocinar las alubias [poner la olla y dejarlas que se hagan]
- Preparar y meter al horno las tartaletas
- Triturar las alubias
- Sacar las tartaletas del horno
- Cocinar las ancas de rana al final de todo, tardan poco y es mejor hacerlas en el momento
Tartaletas de masa quebrada
En un robot de cocina batimos unos segundos la harina para soltarla [es como tamizarla, pero en rápido]. Añadimos la mantequilla fría en daditos, y le damos caña unos segundos, pero no muchos. Queremos una textura de arena fina. Añadimos finalmente la sal y el agua muy fría y lo mezlamos unos segundos hasta tener un aspecto de engrudo húmedo y bien mezclado.
Si no tenemos robot de cocina, pondremos la harina previamente tamizada en un bol grande, ponemos la mantequilla muy fría en dados [si lo vas a hacer a mano, te aconsejo que la congeles 15 minutos antes de empezar] y la sal, y lo mezclamos todo frotando con las manos hasta tener una textura de migas. Incorporamos el agua y mezclamos bien hasta tener una masa uniforme.
Envolvemos la masa en papel film y metemos en la nevera como mínimo 30 minutos.
Una vez la masa esté fría, la estiramos con ayuda de un poco de harina, y cortamos las porciones para las tartaletas. Cubrimos bien los moldes de tartaleta con masa, y cortamos el sobrante pasando el rodillo por el borde. El sobrante lo puedes amasar y usarlo para otra cosa, o congelarlo.
Metemos las tartaletas de vuelta a la nevera, otros 15 minutos, para que no entren al horno muy blandas. Una vez enfriadas, las pinchamos en la base con un tenedor, ponemos algo de peso encima [he usado unos garbanzos que tengo guardados solo para este uso] y las horneamos, en el horno previamente calentado, unos 12-15 minutos a 200 ºC.
Las dejamos enfriar 5 minutos en el molde, y ya desmoldadas y sin el peso, las ponemos sobre una rejilla hasta que estén frías del todo.
La crema de alubias con ajo negro
El día anterior ponemos a remojo las alubias, y las dejamos toda la noche.
Ponemos las alubias en una olla exprés junto con la cebolla, el puerro y sal, las cubrimos de agua y las cocinamos el tiempo que indique nuestra olla. La mía necesita 22 minutos, pero no todas las ollas tienen la misma presión, mejor mira las instrucciones de la tuya.
Una vez cocinadas, retiramos el caldo y lo reservamos. Trituramos las alubias y toda la verdura, con el caldo que vayamos necesitando para tener una textura más bien fuerte que no empape las tartaletas y las rompa.
Yo he triturado el ajo al final, para que no tuviera un color tan oscuro y que quedaran pequeños tropezones en la crema, pero puedes hacerlo desde el principio si te gusta más.
Ancas de rana
Antes de empezar, preparamos la verdura que vamos a necesitar: cebolla y pimiento cortados menudos, tomate rallado.
En una sartén ponemos la cucharada de aceite, y cuando coja temperatura, añadimos la cebolla y la pochamos con una pizca de sal. Cuando esté empezando a dorarse, añadimos el tomate y lo cocinamos unos minutos.
Mientras se cocina el tomate, majamos en el mortero el ajo, un puñado de perejil y una pizca de sal.
Añadimos este majado a la sartén, lo removemos, y añadimos los dos tipos de pimentón, el agua, las ancas de rana y el pimiento verde.
Lo cocinamos hasta que las ancas estén hechas, unos 5 o 10 minutos. No hay que cocinarlas de más, son muy delicadas y lo interesante es que estén jugositas y no se queden secas.
Lo podríamos servir así, espesando previamente la salsa con maicena, que es como se toman habitualmente.
Retiramos las ancas del guiso y reservamos. En un robot de cocina ponemos todo el contenido del caldo y las verduras, y lo trituramos. Reducimos en la sartén durante unos minutos. Si es necesario, podemos espesarlo con un poco de maicena disuelta en agua fría.
Y para servirlo…
Rellenamos cada tartaleta con crema de alubias, colocamos unas ancas de rana encima, y las bañamos en la salsa ya reducida.
La imagen de un príncipe repipi apareciendo en tu olla con un bonito caballo en mitad de tu cocina, con cara de confusión mientras le das un delantal para que limpie el desaguisado que habrá montado, es demasiaaaaaado buena xD.
Me acabo de dar cuenta de que no recuerdo ni un solo cuento en el que haya un príncipe encantado en rana! Y eso que me gustan los cuentos infantiles/inocentes de hadas y esas cosas, aunque luego prefiera ver películas sangrientas. Claro que muchos cuentos eran muy sangrientos antes de pasar por el filtro Disney.
En fin, yo si no como ancas de ranas es porque me dan algo de asquete y porque jugué mucho con ranas de cría. Pero mucho mucho, hasta criaba renacuajos en un acuario de agua dulce, y monté una charca muy mona en el jardín de la casa del campo (qué monas las ranas croando por la noche). Si es que yo no me puedo comer los bichos con los que he jugado xD.
La receta, eso sí, me encanta. Esa crema de alubias con ajo negro, mmmm qué rica! Para usar de paté. Espero que tengas suerte en el concurso!!
Un abrazo
Que recuerdos, gustarme gustarme no me gustan las ancas de rana, probar, lo puedo probar con pollo o conejo porque pinta de lujo esta recetita, pero esto de las ranas me trae recuerdos cuando con mi padre por las noches en verano nos ibamos a la charca con una linterna a coger ranas despues de recorrer la orilla al atardecer cogiendo cangrejos… que le gustaban a mi padre unas ranas con tomate… Brujas… mejor las brujas que se lo pasan en grande con sus calderos y especias, que principes y princesas buscandose entre ellos. Besitos!!!!
Espectacular la receta, me encanta y si que me gustan, las probé una vez y tengo muy buen recuerdo :) si que me dió cosilla pero nada, que tb como gambas, langostinos, caracoles…etc. jejeje. Te ha quedado muy bien!!
besos :)
No las he probado nunca, reina. No he tenido ocasión, pero si puedo decirte que siempre he tenido curiosidad por conocer el sabor que tienen, así que estas tuyas las probaría encantada. Con esa salsa tienen que estar super sabrosas.
Besiness
Querida me quedo con las brujas, que se de buena tinta que las hay hasta buenas y lo digo por propia experiencia, tengo bruja en casa que es un primor con los hechizos.
Por si las moscas, paso de principe que luego te hace reina y pierdes la privacidad, que hago yo con mi blog sin poder cocinar a placer, que a las reinas últimamente las veo muy flacas, será que no comen platos tan deliciosos y bien presentados como el que presentas al concurso de El Bohío.
Ana eres una genial contrincante concursera, al final nos vamos en cuchipandi a visitar a Pepe, que va ser lo mejor que podamos hacer.
Bss.
Ana, yo también me quedo con las brujas y no con los principies azules.
Pero yo tampoco las he probado, me da cosa también, aunque viendo estas tuyas creo que me las comería con príncipe y todo jajaja.
Tienen una pinta maravillosa.
Por cierto después o mañana por la mañana también publicare mi receta para el concurso El Bohio
Besinos
El toque de Belén
Yo no las he probado pero tienen una pinta de escándalo. Un besazo.
La receta donde está basada es de Nieves, yo todavía no las he probado, pero lo haré en breve, vaya si lo haré. Mientras tanto me quedo deleitándome con tu historia de príncipes y brujas que me ha encantado tanto como la presentación de estas ancas de rana.
Bss
Elena
P.D. Hay más principes que luego salen rana que ranas convertidas en principes, Puedes cocinar sin miedo.
Que buenoooo, con lo que me gustan a mi las ancas de rana con la crema de alubias con ajo negro me parece una idea genial, tengo una par de bandejas congeladas en la nevera a la espera de guisar y una judías de «ojo» así que las haré con ellas, pero con otra vuelta de tuerca, creo que me copiaré yo de ti para la ocasión jejeje…
La tartaleta casera hecha por tí como no podía ser de otar manera.
Me encanta todo!
Por cierto yo hace mucho que dejé de creer en los príncipes azules y que detrás de una rana habría uno, la verdad es que me dan mucho asquito vivas, pero chica que me las como sin problemas una vez muertas y cocinadas ;-) (y sin cocinar tambiénk, tengo una receta de ceviche con ancas de rana que te caes)
Besos
Nieves
Que pecha de reir me pegao! Y que bien te ha quedado la receta! De lujo! Mucha suerte!
Yo las he probado una vez y están muy ricas, son tan chiquitinas que parece que comes pipas jeje muy bien detallado felicidades por la receta besss
Eggque estoy sin palabras, entre la posibilidad de organizar un festival caníbal con eso de guisar príncipes y ver en foto las ancas de rana, que es la primera vez que las veo, lo juro, y vistas así despellejaditas (supongo), que me hacen pensar en Ramsey Bolton y me rompe el esquema de las del National Geographic… no sé que decir, que la crema de alubias y la tartaleta me entrarían bien y las ancas si tu me lo pides en plan favor… pues igual también!
Supongo que has ganado el concurso, que estoy últimamente un pelín fuera de juego… por el calor y eso.
Quisiera la suscripción de las recetas pero no se donde hacerlo….¿Me podrían considerar en sus listas???…Gracias….
A mí me gustan, las probé la primera vez en Santiago de Compostela, y estas si son de mi tierra seguro que me chiflarían jiji.
Menudo acompañamiento has elaborado, así no me sorprendería que apareciese un príncipe azul y todo.
Lujazo de receta.
Yo las comí una vez, a mi padre le encantaban…creo recordar que estaban buenas, desde luego la pinta es inmejorable!! pero mejor no encontrarse ningún príncipe azul, ni rosa , ni de otro color…esos son muy latosos…jajaja. Bs.
Aquí las ancas de ranas frescas es muy dificil de encontrar. Y no en todos los congelados la suelen vender. Las he comido a la plancha y la verdad es que me gusta, su sabor me recuerda al pollo. Esta receta que nos presenta es digna de principes y princesas. Un beso grandote.
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¡Me muero con el príncipe cocinado! jajajaja. De las ancas, pasopalabra, me dan muchísimo repelús.
¡Un besazo!
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