CAL 117,2 · HC 19,4 · PR 4,3 · GR 2,4 [100 G]
Mi primer lenguaje inventado tenía 7 palabras:
«Puedes?» (Toc)
«Sí» (Toc, toc)
«No» (Toc-toc-toc)
«Donde está?» (Toc, toc, toc)
«Durmiendo» (Toc, toc-toc)
«En la cocina» (Toc-toc, toc)
«Viene!» (Toc-toc)
Sin gramática, sin diccionarios. Era así de simple. Libre de normas y de opresiones, como los lenguajes convencionales. Y sin palabras que dijeran cosas sobre las que no necesitábamos hablar.
Lo inventamos en las largas tardes de verano, en aquellos veranos de la infancia que pasaba junto a mi primo en casa de nuestra abuela paterna.
Por las tardes, después de comer y de los dibujos, y antes de la piscina, la abuela nos ponía a mi primo y a mí en habitaciones separadas pero contiguas a hacer los deberes. Mientras tanto, ella a veces dormía siesta, a veces hacía cosas en el corral o en la cocina de verano [os hablo de una casa de pueblo con una de aquellas cocinas donde comían los hombres al volver del campo].
La razón para separarnos era simple: no podía dejarnos juntos y pretender que hiciésemos los deberes mientras ella dormía, en aquellos cuadernos Santillana que permanecerán unidos para siempre a nuestro recuerdo del verano.
Por eso, en cuanto se descuidaba, nos zafábamos de su vigilancia.
Comenzaba el diálogo de golpecitos en la pared. Las preguntas necesarias y sus debidas respuestas. Lo imprescindible para saber si la comunicación era posible, y donde estaba la abuela, para saber cuánto riesgo podíamos asumir.
Una vez establecidas las pautas básicas y puestos los límites a nuestro juego [era diferente que la abuela estuviese en la cocina, embotando tomate, a que estuviera durmiendo, en el sofá al lado de mi primo] podíamos sentarnos en las ventanas [que daban al corral y eran contiguas] y hablar bajito, o salir a la puerta de cada habitación [también contiguas] y poner un tablero de juego en el suelo del recibidor, justo donde se unen ambas puertas.
Conservo de aquella infancia que se aleja, los tibios recuerdos de aquellas largas tardes de verano, algunos libros de oraciones de cuando mi abuela era niña y que guardo por ñoñería sentimental, y una campanita de servicio con una ardilla de bronce. Mi abuela nunca tuvo servicio, pero alguien le había regalado esa campanita y yo se la pedía siempre para jugar cuando era pequeña y pasaba los veranos en su casa.
Y el olor del arroz con leche. Mi abuela me concedía el eterno privilegio de tener siempre arroz con leche en la nevera. Había un hueco para colocar una bandeja en la que cabían 8 tazones, que me solían durar 4 días. Si se acababan, una nueva bandeja aparecía en el mismo sitio, con 8 nuevos tazones llenos de arroz con leche y mucha canela. Los recuerdo como si fuera ayer. Sigo haciendo arroz con leche para acordarme de ella. Veo el arroz en el cuenco y siento que puedo volver a abrir su nevera y encontrar aquellos 8 tazones esperándome con 8, 12 o 16 años [nunca perdí este privilegio].
Seguro que a ella le habría encantado esta versión, integral y con cardamomo, más cremosa que la que ella me preparaba porque mi gusto ha cambiado, y muy aromática.
INGREDIENTES
[4 TAZONES]
Arroz integral, 75 g
Leche desnatada, 500 g
Edulcorante, equivalente a 150 g de azúcar
Cardamomo, 2 vainas
Sal, una pizca
MODUS OPERANDI [THERMOMIX]
El día de antes, ponemos el arroz en remojo solo con agua, para ablandarlo un poco. Este arroz es algo más firme que el arroz blanco, y necesita un poco de ayuda. Debe estar así unas 8 horas, aproximadamente.
Escurrimos el arroz del agua de remojo, y ponemos al fuego un cazo con agua limpia abundante y una pizca de sal. Cuando este agua hierva, echamos el arroz y lo cocemos a fuego medio durante 10 minutos. Lo escurrimos y reservamos.
En el vaso de la Thermomix ponemos la leche y el cardamomo, y si nos gusta y nos apetece un trocito de piel de limón o una ramita de canela. Colocamos la mariposa en las cuchillas, añadimos el arroz escurrido y programamos 50 minutos, 90º y velocidad 1.
Cuando pase este tiempo, añadimos por el bocal el edulcorante y programamos 5 minutos más.
Retiramos el cardamomo, canela o piel de limón si lo hemos puesto, lo pasamos a los tazones donde lo vayamos a consumir, y espolvoreamos canela por encima. Dejamos enfriar.
El arroz con leche se toma a temperatura ambiente, no frío de la nevera, es como más sabroso está. Si lo sacas media hora antes de consumirlo, será perfecto.
MODUS OPERANDI [TRADICIONAL]
El día de antes, ponemos el arroz en remojo solo con agua, para ablandarlo un poco. Este arroz es algo más firme que el arroz blanco, y necesita un poco de ayuda. Debe estar así unas 8 horas, aproximadamente.
Escurrimos el arroz del agua de remojo, y ponemos al fuego un cazo con agua limpia abundante y una pizca de sal. Cuando este agua hierva, echamos el arroz y lo cocemos a fuego medio durante 10 minutos. Lo escurrimos y reservamos.
En otro cazo, ponemos la leche, el arroz escurrido y el cardamomo, y si nos gusta y nos apetece un trocito de piel de limón o una ramita de canela. Lo dejamos cocer a fuego bajo durante al menos 50 minutos, removiendo cada poco para evitar que se pegue al cazo.
Cuando pase este tiempo, añadimos el edulcorante y lo seguimos cociendo unos 5 minutos más.
Retiramos el cardamomo, canela o piel de limón si lo hemos puesto, lo pasamos a los tazones donde lo vayamos a consumir, y espolvoreamos canela por encima. Dejamos enfriar.
El arroz con leche se toma a temperatura ambiente, no frío de la nevera, es como más sabroso está. Si lo sacas media hora antes de consumirlo, será perfecto.
Con este recuerdo de mi infancia, participo en el HEMC#63 organizado por LeBonVivant
Genial el arror!!!! Desde luego que creo que es el postre que más nos transporta a nuestra infancia. Y si te digo la verdad con la edad me está gustando más, así que a seguir disfrutando de este manjar :)
Preciosa entrada Ana!!!! Preciosos recuerdos que se reviven percibiendo un olor que de repente nos transporta!!!
Yo también estoy convencida de que este delicioso y aromático arroz con leche tendría el visto bueno de tu abuela :)
Besos y disfrútalo ;)
Ay! Qué rico! Integral y leche son dos palabras que me acompañan cada dia! Y me encanta!
Qué recuerdos de mi infancia con mis primos!
Es cierto, es una postre que te recuerda a la infancia, pues todos hemos tenido arroz con leche hecho por nuestras abuelas o madres!! tu version integral es muy rica y engorda menos…!!! Bs.
Julia
Qué entrada más bonita, Ana. Seguro que a tu abuela no sólo le encantaría tu versión del arroz, sino que también quedaría fascinada al leer lo que has escrito y ver que sus recetas calaron en ti. A la mía le parece increíble ver sus recetas en el ordenador, jaja. En fin… a mi esta receta, también me recuerda a mi abuela. La de veces que nos la habrá hecho a mí y a mis primos…. Eso sí, me quedo con la tuya, más ligera..
Un besazo
Ays esos recuerdos de la infancia! Que nostalgia, verdad? Los cuadernos Santillana que yo nunca terminaba, jaja.
El arroz con leche también lo hacía mi madre muy a menudo, qué rico. Yo lo hago poco aunque me lo pide mucho mi hija. Este tan aromático debe estar riquísimo.
Besos guapa y me gusta el aire de tu blog.
Integral o no me encanta!
Los cuadernos Santillana!! qué recuerdos, creo que la mayoría tiene recuerdos de esa marca, y los que son más jóvenes tienen recuerdos de otra, pero también los tienen seguro. Ese arroz con leche delicioso de las abuelas, esas cocinas sencillas que revivían cuando empezaba el trabajo en ellas, qué buenos recuerdos los tuyos!
Un besito
Preciosos recuerdos infantiles y delicioso postre el arroz con leche. Nunca he probado a hacerlo con arroz integral, pero tengo que hacerlo!
Creo que has cambiado la plantilla del blog, no? Me gusta!
Besotes y buen finde!
Lo he hecho sin cocer previamente con agua, el arroz directo del cazo donde lo tenia en remojo, y con rama de canela (en vez del cardamomo, que no tenia)
Simplemente ESPECTACULAR, la textura final, caldo perfecto, arroz hecho.
(solo por añadir algo mas, la próxima vez le echare solo la cascara de naranja y eliminaré la cascara de limon, que me da la sensación que ese toque me ha amargado un poco y se nota mucho)
Muchísimas gracias, es un receton