Conozco gente que ha cambiado su nacionalidad. Algo tan difícil como decidir que no perteneces al país en el que naciste.
También sé de quien, tras un periodo largo de migración, dice eso de «Yo soy de Madrid» y no «Vengo de Madrid» o «Vivo en Madrid» así sea de Navalmoral de la Mata provincia de Cáceres. Y no, no dicen eso de «Soy Menganez de Fulano, natural de Torrijos y residente en Madrid» no no…
Allá por el año 1502 hubo conversiones en masa de moriscos por obra y gracia de SSMM Los Reyes Católicos, y no digamos nada de los judíos conversos de la mano de Torquemada.
Lo cierto es que algunos de ellos llegaron a ser católicos fervientes. Más que nada porque si no lo eras te achicharraban en una parilla, que no mola nada.
Sé del caso de alguna persona que ha decidido cosas tan definitivas en la vida como cambiar su apellido paterno por el materno, o quien se ha cambiado el nombre, porque no le gusta.
En otro terreno, hay casos notables de transfugismo político, cuantos alcaldes no se acostaron con una chaqueta para levantarse con otra!
Y no hablemos de las elecciones personales. Porque hay cosas que te definen, que te explican en tu naturaleza misma. Y es que uno es de playa o montaña, de centro de la ciudad o de chalet en las afueras, de vino o de cerveza, de ron o de whisky.
Hasta que deja de serlo.
Pero así y todo hay elecciones personales que cambian a lo largo de una vida.
Quien no recuerda, echando la vista atrás, que en la adolescencia fue una niña moñas que escuchaba embelesada a Glenn Medeiros [¿Os acordáis?] y de ahí pasó a una jovenzuela punk con muñequeras de pinchos y chupa de cuero…
Y quien no conoce a alguien que ha descubierto su «nueva tendencia sexual» tras un periodo de… «experimentación» [todos dicen lo mismo!]
Y es que todos cambiamos. Continuamente. Menos en una cosa.
No conozco a nadie, y digo NADIE que siendo seguidor [de los de verdad, de los que lo llevan por la sangre] de unos colores futboleros, haya cambiado al equipo de sus entretelas por otro. Imposible. Así le cueste el matrimonio, el coche y la custodia del periquito. Nadie ha cambiado nunca, ni cambiará, a su equipo amado. Ese con el que sufres, lloras y gritas de euforia cuando meten un gol. Y no hay jugador petardo, entrenador inepto o directivo corrupto que puedan con tu fe. Los insultarás o los disculparás. Incluso despotricarás contra el pleno de la directiva, el entrenador y todos los jugadores por vagos, pero seguirás acudiendo al campo a cantar tu himno y a sufrir tus colores.
Vamos que es más fácil pasarse de la pepsi a la cocacola o cambiarse de sexo.
Y como todos tenemos días difusos, que no sabemos si nos sentimos de dulce o de salado, aquí os traigo una reconciliación inesperada, un plato salado pero dulce, o agridulce, sorprendente y muy, muy, muy rico.
INGREDIENTES [3 RACIONES GENEROSAS]
Lombarda, media pieza [600 grs]
Cebolla, una [200 grs]
Aceite, 2 cdas [30 ml]
Vinagre, 3 cdas, si es posible de arroz o manzana, o uno suave [sidra, vino blanco…]
Azúcar, 3 cdas [en mi versión 1 1/2 de fructosa]
Alcaravea [semillas], 1/2 cta
Sal, 1/2 cta
Nuez moscada, al gusto
MODUS OPERANDI
Lo primero de todo, la cebolla. La picamos finita y la pochamos a fuego medio en dos cucharadas de aceite.
Mientras se pocha la cebolla preparamos la lombarda. La abrimos en cuatro, quitamos el tronco leñoso y cortamos las hojas en juliana.
Añadimos la lombarda a la cebolla cuando ésta empiece a estar transparente, y lo cocinamos todo junto hasta que la col empiece a «sudar» ligeramente. Ahora añadiremos 3 cucharadas de vinagre suave [a ser posible de arroz o de manzana], el azúcar, la alcaravea y la sal. Lo dejaremos hasta que la lombarda empiece a ablandarse.
En ese momento taparemos la sartén, y lo dejaremos cocinar a fuego medio-bajo unos 20 minutos.
En el momento de servir, rallamos un poco de nuez moscada sobre el plato.
¡Espectacular!
La receta, explicada con un paso a paso detallado en fotos, en Ward Street Bistro [no necesitas saber inglés para seguir la receta… tiene muchas fotos]
Le acabo de leer la entrada a mi marido y no sabes como te da la razón, es del Real Madrid, es fácil ser de este equipo, lo lleva en la sangre y nadie nunca lo cambiará, y te digo más no se porque motivo mi hijo de 6 años también es del mismo equipo, aunque yo desde bien pequeñín y para picar a mi marido le intentaba hacer del Barça, pues maja, será cosa de genes pero no ha habido forma y con tan corta edad es forofo pero de los de verdad.
Gracias, me ha encantado, bueno la receta también que no te he dicho nada, original manera de preparar la lombarda.
Besitos.
Nunca he probado la alcaravea, ¿a qué sabe?, claro que vaya pregunta idiota, tendré que buscarla y probarla.
Y lo de los cambios, nose, todos cambiamos aunque hay por ahí quién no lo reconoce, y cosas que no cambian, solo maduran
Besotes
Uf, el tema de los colores de un equipo es peliagudo y daría para una tesis doctoral, pero tienes razón :P Aunque sí se da el caso de compartir tu equipo con otro, pero cambiarlo del todo… difícil.
Me quedo con tu receta, que me encanta la lombarda!
Un abrazo
Jajaja, eso mismo hemos comentado muchas veces en casa. La gente cambia de religión, de ideas políticas, de pareja, de nacionalidad… pero se muere siendo del mismo equipo de fútbol que cuando era pequeñito.
Aunque baje a 2ª o a 2ª B, aunque juegue de pena, aunque sus directivos sean unos ladrones… da igual. Uno sigue con su equipo pase lo que pase y caiga quien caiga.
Yo, por ejemplo, soy del Madrid, que estos últimos tiempos me tiene contenta, ¡grrr!… pero sigo siendo más blanca que la leche, jajajaja.
La receta de lombarda tiene una pinta estupendísima.
Un besote, guapa.
La lombarda no la he hecho nunca, es más, incruso creo que no la he probado, o al menos no lo recuerdo. Esta receta tuya es sencilla y se ve rica, por lo que seguramente cualquier día de estos me ánime a hacerla y tomarla a la cena.
Respecto a tu reflexión sobre los «cambios», como dice la canción:
«La gente cambia muchas veces,
y nada es igual.
Se transforma un sentimiento
y ya no hay más que hacer, nada más.
Traición me dejas colgado, traición te
burlas de mi, traición me tiras a un lado,
traición quisiera morir.»
Una receta muy interesante, seguro que con la alcarava queda un sabor muy especial.
Un beso
Yo no me defino de ninguna ideología futbolística, pero dices una verdad muy grande con lo de que no conoces a nadie que se haya cambiado de equipo de fútbol, debe ser porque el orgullo personal quedaría muy tocado y daría mucho que hablar, ¿no?
Sobre tu receta, nunca he oído hablar sobre las semillas que usas para cocinar esta lombarda, pero he leído que también se llama «comino de campo», ¿tú crees que se aproxima en el sabor?. La receta me atrae, vaya que sí, y me da a mi que por el agridulce, en frío o templado se comería muy bien, ¿o no?
Besitos!!
Hola, muy buena receta como siempre.
Saludos!!!!
Esta lombarda tiene un colorido y una pinta increibles… muy apetitosa
Hola el repollo o la col me gusta bastante, la lombarda solo la comi una vez y tambien me gusto, un saludo.
JUAN