Este mes llego al #cookingthechef echando el bofe. Literal. Menos mal que Dani García no va a enterarse de esto, que no se pueden hacer sus recetas con estas prisas.
Primero, porque este mes no he pasado en casa ningún fin de semana. Ni uno solo. Y entre semana no como en casa, así que no cocino para el blog. Así que he hecho la receta entre el viernes vuelta de gimnasio-cena a toda prisa-mierda otra vez las doce y yo aún despierta y el glorioso regreso de sábado en el campo.
Y segundo, porque soy una inconsciente y me he ido con la bici a un lugar precioso y bucólico que está, exactamente, fuera de todas mis posibilidades.
Aún he conseguido recomponerme para terminar el pulpo que me esperaba paciente flotando en su marinada oriental en la nevera, y oye, que lo he agradecido mucho. Que he llegado destrozada empujando la bici hasta casa y al abrir la nevera me he encontrado este pulpo esperando y es un gustazo que no veas. Te reconcilias con el mundo. De verdad que sí.
Total, que he metido unas patatas al micro en un estuche de vapor para hacer el puré, me he duchado, y he terminado la receta para acompañar esas cañas que me he ganado como una champion. Esas sí que saben buenas, aunque sean de cerveza baratorra del super. Y hasta me he permitido el lujo de poner todas las raciones el cucharilla, nada de sólo las de la foto. Que me lo he ganado.
Como os decía, he pasado el día en el campo. Hoy al punto de la mañana [en sábado esto suele ser sobre las once, no os penséis que me levanto yo a ver amanecer en fin de semana] hemos cogido las bicis y nos hemos ido a lo que aquí en Madrid se puede llamar campo. No es campo en sentido estricto, pero es un premio de consolación aceptable. Bici, bocata, agua y a hacer el campestre, que llevo mucho spinning a mis espaldas y yo tengo fondo. Y todo ha ido bien, hasta que he descubierto todas estas cosas por orden de llegada 1. La bici de ruedas se mueve [la de spinning en cambio nunca lo ha hecho] 2. Las cuestas no se ajustan con una manivela [y es una mierda porque tienes que subirlas igual] y 3. No hay un bar esperándome a la salida del campo.
Total, que a mitad de recorrido mi bucólica idea flowerpower de comer a lo campestre entre margaritas y robles, ya me parecía un poco más sudorosa y dolorida que al comienzo de la mañana. Pero bien, que una vez en camino sólo te queda seguir. Al menos, hasta el chiringuito. Por eso de la hidratación, que es muy importante. Aquí tenemos chiringuitos de campo, sí, es una incoherencia pero hay cerveza que es lo que cuenta. Una vez avistado el bareto en cuestión, el vikingo me mira con compasión y me anuncia que queda una pequeña cuesta más hasta llegar a él. Esto es para que consumas más, estoy segura de que esa cuesta la ha puesto el del bar con una apisonadora. Una vez llegas, una cerveza doble sólo te da para empezar a recuperar el habla, luego ya te tomas otra para disfrutar de los arbolitos y de los niños del resto de lugareños [esos que van al chiringuito en coche y se ahorran todo eso de la bici y el sudor…]. Y de la gatita amorosísima que se arrima a hacer arrumacos a cualquier mesa que huela a comida y se ha comido una parte de mi bocata [era taaaaaan monaaaaaa]. Pagas 12 euros por cuatro cañas [y si te parece mal, vete a buscar otro bar a ver si hay suerte] y ale, a buscar un claro entre los robles para comer tranquilos. El lugar, conste que lo encontramos. Un sitio donde no se ven rastros de civilización y además no había ningún otro ser humano. A veces necesitamos esto. Bocata de pollo marinado en especias con pan de cereales [que una tiene una reputación] y ciruelas. Las hormigas nos han hecho la ola cuando han visto el pan.
Y una vez te relames, ves el paisaje, los arbolitos, el arroyo y decides que sí, que merecía la pena llegar hasta aquí, te das cuenta de que claro… tienes que volver… y no puedes llamar a un taxi. He llegado empujando la bici en las cuestas duras. Sí. Mi bici es un hierro, de segunda mano, las marchas van horriblemente mal, cambia cuando le da la gana y no cuando yo se lo pido, pesa y no es la más adecuada para ir al campo. Pero es la que tengo y me la llevo igual. Y claro, cuando me enfrento a una cuesta con tan pocas marchas funcionando a ratos aleatorios, es un sufrimiento y me acabo bajando. Veo pasar críos de cinco años que se suben las cuestas cantando y me muero de vergüenza, pero mira, que le vamos a hacer. Ellos no pueden beber cerveza, que es peor.
Hemos llegado a casa… hemos llegado. Ya. El vikingo, que se mueve en bici, más fresco que una lechuga. Yo, que voy al gimnasio… destrozada. Yo la próxima vez me llevo al campo la bici de spinning, pedaleo un rato en mitad de un hayedo y me vuelvo a casa. Va a ser mejor, sin duda.
CAL 133,8 · HC 5,0 · PR 7,3 · GR 7,8 [100 G]
INGREDIENTES
MODUS OPERANDI
Lo primero que vamos a hacer será cocer el pulpo. Yo esta vez he comprado uno cocido, aunque por lo general prefiero cocerlo en casa.
Para cocerlo, lo tenemos congelado desde la noche anterior, y lo dejamos descongelar en la nevera. Esto hará que esté más blando. En una olla grande con agua hirviendo, metemos el pulpo y lo sacamos al cabo de unos segundos. Lo hacemos tres veces. Esto sirve para que la piel se mantenga firme y no se desprenda. Y la última vez que lo devolvemos al agua lo dejamos cocer. Tarda de 20 a 30 minutos, según el tamaño. Y no se le pone sal.
Una vez tengamos el pulpo cocido, preparamos la marinada. Calentamos en un recipiente pequeño [yo tengo una mini sartén de 12 cm que suelo usar para estas cosas] el sake y el mirin con el azúcar hasta que se disuelva, y lo dejamos dos o tres minutos para que evapore el alcohol del sake. Lo retiramos el fuego y añadimos el miso. Lo integramos bien y lo dejamos reposar. Si te sirve el truco, para esto yo uso un batidor de capuccino. El miso tiende a quedarse en pegotes que cuesta disolver, y estos batidores pequeños son maravillosos para estas cosas.
Cuando esta mezcla esté templada, la pasamos a una bolsa limpia apta para alimentos. Metemos en la bolsa la pata de pulpo troceada en tacos, y cerramos sacando bien el aire. De esta forma todo el pulpo quedará impregnado, y necesitaremos menos marinada. Lo dejamos en la nevera 24 horas.
Por último, para acabar el plato, preparamos un puré de patatas ligero. Yo lo he aligerado con leche de avena y mantequilla, sólo para tener una textura buena para la manga pastelera. Lo reservamos tapado, y cuando el pulpo esté terminado ponemos un poco de puré de patatas en la base de la cucharilla.
Para acabar el pulpo, ponemos al fuego una sartén con un poco de aceite, y cuando está muy caliente, hacemos el pulpo a la plancha, unos minutos, lo justo para que la marinada haga una costra crujiente y maravillosa, no olvides que el pulpo en sí ya está cocinado. Y ponemos el pulpo sobre la montañita de puré de patata.
Lo de poner sésamo por encima es porque me hacía gracia, pero eso sí que es opcional del todo.
Una presentación ideal y seguro que un sabor increíble. Un besazo.
juahsssssssssssss como me he reido, por favor necesito foto de bici de spinning en el campol con el gato, el niño, las hormigas y el bocata, jajajaj. Genial receta, genial como lo cuentas y las fotos preciosas, bsss Ana
Yo hace que no monto en bici lo menos 10 años, de hecho la última vez que lo intenté (llevaba otros tantos sin cogerla) me caí y me hice un esguince en el dedo gordo del pié que estuve de baja 15 días, así que imagínate las ganas que tengo de volver a cogerla, creo que nunca mais.
Tu veo que te defiendes o al menos eres capaz de pedalear y aún sin aliento disfrutar.
Creo que a la próxima deberías esperar al vikingo en casa con la cervecita bien agustito en el sofá jajaja…
Creo que has resuelto muy bien tu receta del reto, me encantan estos aperitivos.
Besos
Nieves
jajaajaaja… lo que me he reído con tu relato… Ir al campo en bici es lo que tiene… has de volver, y para entonces yas estás muerta ;)
Las cucharitas te han quedado monísimas, pero además tienen una pinta!!!
Muchas gracias por participar
besos
Nos hemos decidido por la misma, una receta bueníssima!
Felicidades por tu presentación, fantástica!
El pulpo asiático parece que ha cubierto sobradamente las expectativas… sobre todo después de una bici experience que contada por ti es como un guion de Rafael Azcona! Ay Dios! me gusta, me gusta como escribes!
Petonets ;)
Yo tengo una bici estatica que uso poco, es mas divertido salir a la calle y que nos de el aire.
Este bocado de pulpo viene bien siempre y las fotos son preciosas.besinos
Me encantan tu receta y tu aventura campestre. Me he reído imaginándote. Un abrazo.
Por favor, por favor… estoy en una habitación de hotel y mi marido me pregunta que qué ha pasado, ¿qué estás leyendo? Le digo es como si tú y yo fuésemos a pasear en bici por la casa del campo y tú estuvieras protestando que si las cuestas, que vaya calor, te dije que no eran horas para ir con la bici por ahí, otro día no te hago caso y vas sola. muerta de risa.
La receta estupenda, adoro el pulpo y también prefiero cocerlo yo, además el cocido es carísimo para una pata grande te piden unos 15 euros por estos lares y no merece la pena cuando nos sale tan rico a nosotras y somos tan buenas cocineras (a ver, si no nos lo decimos nosotras para animarnos…)
Muchos besos y buen finde sin mucho esfuerzo, aunque ese paseo viestro no tiene precio solo por el buen comienzo del viernes y las carcajadas de verdad de verdad, (vivo en Andalucía y hoy estoy en Cataluña y no soy exagerada, vamos que no está la cosa aquí para muchas risas)
Me ha encantado leerte.
Mi bici lleva aparcada un montón de años en…. la playa. Aquí en Madrid ni se me ocurre, pero como me divertía montar en bici me compré una ya que las bicicletas son para el verano, peroooooo. Mojácar tiene unas cuestas que te mueres y para bajar al paseo tengo miedo de partirme los piños y luego ya para subir, si la cuesta andando se hace pesada imaginate llevando la bici a cuestas, porque subir no subo.
La próxima vez yo te espero en el chiringuito y tu te llevas una cucharita de estas para mojar la cerveceita. ¿hace?
Bss
Elena
ay lo que daría yo por una cucharilla de esas…que pintaza!!
buen finde
Ya me he cansado yo sin salir con la bici. Madre mía que ganas de pedalear tienes. El pulpo lo voy a probar así, tiene que estar ideal y si además se compra ya cocido y la base de patata esta casi hecha es otra receta festiva con poca elaboración y con la que agasajar a esos invitados que llegan en el último momento. Felicidades
Como me he reido mientras te leia , me encantaria poder haberte visto ya le gustaria a mi costillo que yo fuera con el cuando va andar en bici ,vamos que hace mas de 20 años que no monto en la mia , como dice mi hijo ya es vintage jajjaja.
El pulpo seguro que esta de rexupete se ve divinisimo.
Bicos mil y feliz finde wapa.
Tu explicación del día de campo me ha hecho morirme de risa. Cuanta verdad tienen tus palabras!!! y con respecto al plato, me ha gustado mucho. lo ha hecho otra compa de reto y ya me lo he apuntado. Caerá un día de estos.
Ya le he prometido a mi hija que le prepararé un pulpo a la japonesa y será el tuyo. Yo también he usado miso para marinar y es que los sabores japoneses nos encantan.
Besos
Me encanta este pulpo. Me lo apunto. Me gustan las recetas que puedes dejar preparadas para tomar después de un largo paseo en bici… ¡Ja, ja, ja!
Consigues arrancarme varias sonrisas en tus relatos, me encantan. A veces, y al hablar del vikingo, me recuerdas a Elvira Lindo con su libro Tinto de Verano, en que cuando se refería a su marido hablaba de «su santo» (si no lo has leído nunca te lo aconsejo apasionadamente, te reirás y mucho). Bueno, al grano, este pulpo marinado, entre spininning y realidad ciclista tiene una pinta estupenda y me parece una de las recetas ganadoras de esta edición. Gracias por estar aquí una vez más.
Una maravilla, como no podía ser menos :) El paseo en bici, todo para ti, jajaja. Yo soy muy buena (bueno, no tanto :P ) llaneando, pero las cuestas las borraría del mapa v:)