CAL 455,3 · HC 59,4 · PR 26,6 · GR 14,5 [POR RACIÓN]
Madrid, Carabanchel, 0:30h de un domingo [ya lunes] de invierno.
Vuelvo a casa. Viajo desde hace cuatro horas montada en el coche de un chico al que conocí hace dos días. Sé que os suena precipitado.
Volvemos de mi pueblo, del pueblo de mi madre, donde he pasado el fin de semana.
Viajo, como os decía, en el coche de un completo desconocido [ahora somos ocho horas más conocidos, a decir verdad… venga, os lo presento: se llama Sergio]. La razón, es que nos hemos encontrado en una de esas páginas que ponen en contacto a viajeros con coche, y viajeros sin coche, para que podamos hacer juntos esos viajes que nos unen.
Y con Sergio, me une que nuestros pueblos están a muy poca distancia, casi nada, y hemos decidido viajar juntos y compartir el gasto de gasolina. Es más económico para los dos, y mucho más cómodo para mí. También nos une una foto de su matrícula enviada por whatsapp a mi madre sin que él me viera, que una no se monta así a las locas en el coche de cualquiera, y una investigación previa de mi familia sobre la veracidad de la identidad del chico [poca cosa, en los pueblos enseguida conoces a alguien que lo ubica y te dice que es quien dice ser, que su padre es panadero y que el chaval parece majo]
Vuelvo a casa, que es lo que os iba contando. Tras cuatro horas de ida, raja que te raja, y cuatro horas de vuelta al cabo de dos días, raja que te raja, me despido de Sergio venga maja, pues hablamos para el próximo viaje, yo te aviso y si te apuntas, te llevo y yo sí, avísame, que si me cuadra la fecha me voy contigo, adios, adios media vuelta, arranca el coche y cuando desaparece de mi campo de visión, me doy cuenta de que sí, he cogido la maleta, la bolsa de viaje, las verduras y legumbres que me traigo siempre del pueblo… he cogido todo… menos el bolso. El bolso está en el asiento del copiloto del coche de un [casi]completo desconocido. Y con el bolso, las llaves, el móvil y mi monedero.
Y no hay nadie en casa como pronto hasta el día siguiente.
Doce y media de la noche, de un domingo de invierno. Y a ver que haces plantada en mitad de la calle, con una maleta, una bolsa, unas alubias de Tolosa, un puñado de alcachofas y medio cardo.
Primero, entras en pánico. Y cuando por fin te relajas, como puedes, empiezas a pensar.
No puedes llamar a nadie, no tienes dinero para una cabina y tampoco teléfono.
Calle arriba. Calle abajo.
Busco alguien que me preste un móvil. Pero las pocas personas que van por la calle a esas horas, afirman no llevar móvil encima, o directamente no me contestan cuando les hablo.
Calle abajo. Calle arriba.
Me crucé con unas seis o siete personas en media hora, y nadie me dejó un móvil hasta que apareció un chico de origen pakistaní con un teléfono más grande que mi tele del salón, y me lo prestó, tras contarle mi aventura casi con señas porque no parecía hablar demasiado castellano. El chaval me miró un poco desconfiado, como pensando qué le puede haber pasado a esta pobre criatura que va por la calle a la una de la mañana, con una maleta y pidiendo un teléfono… Le debió sonar tan raro, que acabó aceptando que algo me pasaba y que necesitaba su ayuda.
Llamé a mi teléfono, por si Sergio decidía cogerlo, y así fue, más o menos. Lo oyó sonar, entonces vio el bolso, paró y me devolvió la llamada con la esperanza de que fuera yo. Bingo! Sonó el móvil del muchacho y me pasó la llamada. Sergio dio la vuelta, otra vez para mi casa.
Calle arriba. Calle abajo. Ya podían haber abierto una cafetería 24h en mi calle, que falta hacen a veces esas pequeñas cosas [claro que hubiera tenido que pagar el café con un puñado de alcachofas o haber dejado las alubias en depósito, pero bueno].
Lo de que Sergio, que no conoce Madrid y no tiene GPS tardara una hora más en volver a mi casa fue otra película. Que hasta conseguí volver a llamarle desde el teléfono de un taxista, para ver si se había perdido. El pobre que se pierde si da una vuelta a la manzana, y le pongo en el aprieto de devolverme el bolso a las dos de la mañana en el centro de Madrid, en un barrio a la otra punta de donde vive él… pobrecito, si le tenía que haber hecho un altar y no galletas para darle las gracias.
Después de aquella, Sergio, que es muy majo, me ha traído y llevado al pueblo más veces, y nos hemos echado unas buenas risas a cuenta del bolso olvidado. Hace tiempo que no coincidimos porque con su trabajo cada vez viaja menos en fin de semana, y más entre semana. Yo echo de menos la comodidad de ir de puerta a puerta [y no pagar el exorbitado precio del bus], y él el arsenal de galletas de avena y manzana que nos zampábamos en cada viaje. Y encima me he perdido el último capítulo de su ruptura sentimental, que no veais lo interesante que estaba [pobre, que lo ha pasado mal, pero era una de esas historias que te entretienen], pero en fin.
[PARA 4 PERSONAS]
MODUS OPERANDI
Lo primero que debemos saber es si las alubias son del año, o son viejunas. No pasa nada si no son jóvenes, de verdad que no, no os vayáis a agobiar porque tengan dos años, que no se pasan. Pero se cocinan distinto.
- Si la alubia es joven, usaremos 1,5 litros de agua por 500 g de alubia de Tolosa, y no las pondremos en remojo.
- Si la alubia tiene más de un año, usaremos 1,25 litros de agua por 500 g de alubia de Tolosa [peso en seco] y las pondremos en remojo la noche anterior en agua abundante.
Lo segundo que debemos saber es que las alubias están mejor reposadas, es decir, que las cocines con un día de antelación si quieres de verdad morirte del gusto, para que cojan sabor, ligazón y espesen.
Sabido esto, procedemos con la receta, que es simple pero absolutamente deliciosa.
Ponemos las alubias en una olla junto al agua, el aceite y la cebolla bien picada. Siempre las pondremos en frío y no les añadimos sal. Ponemos la olla al fuego y cuando rompa a hervir, bajamos el fuego y nos buscamos algo que hacer no muy lejos de la cocina por espacio de unas dos horas.
Cada media hora, conviene remover la olla. No metas nada dentro, ni remuevas el contenido. Coge la olla por las asas, y suavemente gírala varias veces a un lado y a otro, para que el contenido se mueva sin que lo toques.
A partir de la hora y media de cocción, ya podemos ir probando si van bien de punto, y cuando las notemos cocidas y tiernas, sólo entonces, añadimos la sal, dejamos la olla al fuego unos 5-10 minutos más, removiendo suavemente como las veces anteriores, y las dejamos enfriar con el fuego apagado. Salvo que las vayamos a servir al momento, cosa que no te recomiendo que hagas.
Las alubias de Tolosa se sirven con infinitas guarniciones al gusto de cada cual. Solas, con unas piperras o guindillas dulces por encima, son un pecado capital. Si vas a añadir algún aderezo, lo tienes que cocer aparte, nunca jamás eches a la olla manitas de cerdo, tocino ni chorizo, ni una mísera hoja de col. No. Sacrilegio, puerta abierta al infierno de los maltratadores de alubias.
También, si eres una persona sin escrúpulos, puedes cocerlas en olla exprés. Dicen por ahí que tardan 30 minutos, y no tengo constancia de que tal herejía haya quedado impune. En todo caso, si te la juegas, ajusta la cantidad de agua. Y que haya suerte.
A mi me gustan asi, mondas y lirondas!! nada de nada, ni carne ni historias, y las disfruto, como una perra.
Me encantaría viajar asi, con lo cotilla que yo soy .. jejeje.
Chiquilla, lo que no te pase a ti, casi me pasa a mí. Una historia de lo más interesante. Don’t be lost in the night again!!!
Una receta de lujo para quien no tenga miedo a los resultados de comer alubias. Yo las escondo. Ya verás dónde en breve. Besotes
Qué ricas Ana, seguiré tus instrucciones cuando las haga!!
Oye vaya historias con lo de compartir coche, la verdad es que me parece una idea buenísima!
Toda una aventura, yo seguro que me hubiese puesto a llorar por los rincones, jeje. ¿No le invitaste a alubias?
Bss
Elena
Cuando te leia pensaba que valor que tiene pues aunque en los pueblos se conce todo el mundo yo no monto en el coche con cualquiera desde que hace muchoooooooooos años nos fuimos un sabado noche a una discoteca en el medio de una carretera a una hora de casa en coche y a 15 minutos del pueblo mas cercano andando y el novio de mi amiga nos dejo plantadas a todas cuando de aquella no habia ni moviles no te imaginas lo mal que lo pasamos andando a las dos de la mañana por la carretera hasta llegar al pueblo para coger un taxi que nos trajera a casa mas tarde de la hora habitual y con la consiguiente bronca en casa de cada una pues no sabian donde estabamos ni se imaginaban que fueramos a ir tan lejos .
En fin que el chico salio majo no como el capullo de novio que tenia mi amiga por que ya veo que habeis ido mas veces juntos al pueblo ,es una pena que ahora no coincida contigo para seguir yendo .
Y por cierto si me pasa a mi eso de quedarme sin llaves ni movil no se si me habira dado un yuyo en plena calle como dice mi madre sin movil no soy nadie aunque no lo mire mucho jajaja.
Las alubias seguro estaban de rexupete que pintaaaaaaaaza tienen a ver si las compro y las cato que nunca las he comido y el sabado en comando actualidad estuve viendo como las hacian con sus sacramentos y to y me dije chusita no puedes irte de este mundo sin catar estas alubias jajaja.
Perdona por el quijote pero ya sabes que hablo muy poco.
Bicos mil y feliz semana wapisima.
Chiquilla, que cosas te pasan!! aunque he de decir que yo tambien me he encontrado sin llaves de casa alguna que otra vez,,,por despistada!! Estas alubias tienen un buen colorcito, seguro que estan bien ricas- Bs.
Que buena pinta Ana!! Con el frio que prga aqui apetece muchísimo!! A mi todos los guisos-potages y sopas con legimbres de cuchara me encantan… Y sin son de esta calidad es increíble!
Yo me como las alcachofas allí mismo sin pelar de los nervios. Chica, qué sangre fría calle arriba calle abajo!! Eso sí, haberle pagado con las alubias y las alcachofas habría sido demasiado caro!! Que esos productos gourmet directamente venidos del pueblo son tesoros. Que es majo pero tampoco hay que pasarse ;-)
AMO las alubias de tolosa con todo mi corazón. Me encantan. Me las comería en verano.
Pero no sabía lo de no echarles el chorizo…. Por? Bueno, sirve en mi descargo que desgraso el chorizo antes de añadirlo? Para evitar la balsa roja por encima de las alubias?
Lo de la olla exprés tb lo he hecho, confieso, pero solo dos o tres veces, hasta que descubrí que si quería evitar el despelleje de las alubias había que pasar de olla exprés.
Besazo
Leer tu aventura es para reírse sanamente un rato imaginando la escena.Que cosas que te pasan, menos mal que hay siempre algún samaritano (curioso que tenga que ser de fuera y no del país, que desconfiados) y te pudo ayudar.
Unas alubias de Tolosa fantásticas y que me encantan¡
Bueno hasta la próxima
Bss
Ay Ana, que soy una persona sin escrúpulos y no lo sabia, que yo cocino las alubias en olla expres. La verdad es que de este tipo nunca he probado, son alubias blancas, pero a mi me gusta como quedan. Aunque seguro que cocinadas a fuego lento le dan mil vueltas.
Me encanta como lo cuentas… Jajajaja, eres genial! Lo de las llaves me ha pasado en m´ñas de una ocasión y que angustia al principio… Ainsss. Menos mal que al final, todo salió bien.
Las alubias, sencillas y geniales. Me ha gustado mucho la receta :)
Un besazo
Soy muy fan de las alubias de Tolosa, las rojas de Ibeas y los caparrones riojanos… lo que pasa es que a mi particular vikinga no le molan las legumbres, salvo quizá las lentejas y por no hacérmelas para mi solo, se ha acabado convirtiendo para mi en un plato de restaurante.
La gente va a los restaurantes a comer desde espumas a asados o excelencias gastronómicas asiáticas. Yo de vez en cuando voy a comerme unas judias o un cocido.
Muy de acuerdo en lo de la herejía de la olla express.
¿Qué opinas de servirlas con arroz y darle un toque de vinagre (piparra aparte)?
Me encantan estas alubias y tal y como las preparado me encantan, que buenas y sabrosas son estas alubias, para mi gusto finisimas…Bess
Mira que eres valiente, yo no me hubiera atrevido, pero si es conocido de tu pueblo, bueno al fin al cabo todos se conocen y no corrías peligro, que pena no haber podido continuar con el siguiente capitulo de su ruptura. En cuanto a las alubias se las ve riquisimas, porque son estas horas, que sino daba buena cuenta de ellas, besos
Sofía
Ana, la historia que nos presentás es entretenida como de costumbre y con unas cuantas moralejas, si se quiere: viajar con un desconocido – de quien podemos averiguar algunas cosillas como para saber que no es Jack, the ripper – puede terminar en una bonita amistad, los cafés abiertos las 24 hs. vienen bien siempre y, en especial, en casos como el que nos contás (aunque tuvieras que dejar las alubias en depósito…) y, en ocasiones, los extraños y extranjeros pueden ser más gentiles y menos prejuiciosos que cualquier hijo de vecino…
En cuanto a la receta, una delicia de esas que es más rica todavía por su sencillez y falta de artilugios ;)
Lo primero, darte las gracias por tu visita, estoy encantada de haberte conocido.
Me has dejado con la boca abierta durante un buen rato y hasta me has hecho reír. Pensaba que este tipo de anécdotas sólo me pasaban a mí y veo que no…Madre mía, madre mía… y qué atrevida ¿no? subirte en el coche de un desconocido para hacer un trayecto tan largo. Me parece una buena opción la verdad.
Estas alubias las hago poco y todavía no sé porqué, ya que en casa nos gustan mucho. ¿cómo sacas este cálculo PRCAL 455,3 · HC 59,4 · PR 26,6 · GR 14,5 [POR RACIÓN]? me ha llamado la atención.
Un besito,
Sil
Que plato más rebueno!
Sabor, ligazón y espesor suena a música celestial… si la letra es alubias de Tolosa
Abajo la olla exprés para estas cosas.
Los pakis son buena gente
Volver del pueblo siempre representa una aventura, a veces más de la cuenta
Los bolsos tienden a huir ante la vista de otros bultos, paquetes o maletas
Un whatssap es una buena pista para la investigación policial en caso de haber subido al coche de un psicópata.
Me gustan mucho las legumbres, y así sencillas, disfrutando del producto, mucho más¡ mil besiños
Nosotros también utilizamos webs para compartir coche, de hecho, ponemos nosotros el coche, y por supuesto, llevamos comida para compartir! Es una forma fantástica de hacer los viajes más entretenidos e interesantes :)
Y la receta genial, mmm…. qué ricas las alubias!!
Un beso.
Elena.
Las alubias muy ricas… y tu historia, es que siempre consigues hacerme reír con lo que nos cuentas. Desde luego que el chico se merecía más que unas galletas… jaajajaajaj :P
besos
Yo que soy más bien tímida y me cuesta un mundo relacionarme pero ante la adversidad me crezco y también me hubiera puesto a pedir el móvil a la gente…pero bueno, si tuvieras un 24 horas paga siempre con las alcachofas con las alubias no, jajaja, mira que plato más bueno te ha salido
Besos
Lo dejastes regresar sin un premio…??
Llego por acá ya casi media noche… y me entretiene tanto el comienzo de tu historia que me he acomodado a seguir leyéndola toda, llegue a sentir un frío increíble en el momento en que revisaste todo y cuando te diste cuenta el bolso. O estaba, me encanta leerte Ana. Estas cosas pasan más seguido de lo que crees. Pues estas alubias están de ataque, y si te dijera que por estas latitudes lo común es hacerlas en olla exprés, que somos unos herejes completos!!!
Pues tu anécdota con Sergio me recuerda esos viajes donde se conoce gente, se va más cómodo, se comparte el gasto y se tienen muchas veces experiencias como la tuya.
Me quedo con tus alubias que tienen un hermoso color.
Feliz finde
Creo que iré al infierno, yo las he preparado en olla express y luego en la sartén con chorizo, morcilla y demás lo dejo como plato único, me gusta comerlo junto o separado. Me gusta tu plato es bastante mas ligero que rico.
Menos mal que en el centro siempre pasa gente, que rato mas bueno he pasado, bessss
Niña, lo q no te haya pasado a ti.. jaja x cierto, miy ricas las alubias