FRIJOLES EN CROCK POT [Libertad, dime qué eres]

Me estoy preguntando ahora mismo qué es la libertad.

Así, que me he levantado con un ataque de filosofía. No ha sido casual. Tiene que ver con el fin del estado de alarma y con la respuesta social que han tenido algunos de mis conciudadanos [madrileños] ante esto.

Primero y lo más importante, una consideración. No es una consideración menor. En Madrid ciudad vivimos 3,3 millones de personas según el último censo de 2020. Lo comentaré más adelante.

La cosa es que la medianoche del 8 al 9 de mayo ha finalizado el estado de alarma y parece que Madrid entero se ha volcado a las calles a celebrar por todo lo alto el fin de las restricciones, armados de botellas y bolsas de hielo. Dicho así podría parecer que se ha gestado una revolución pero no, se ha gestado una macrofiesta. Siento decepcionaros.

Algunos y algunas adolescentes han salido a las calles a gritar que son libres y esas cosas. Yo que no soy adolescente, entiendo totalmente la humanidad que hay en querer ver a tus amigos, salir de noche que siempre es más transgresor con las normas que salir de día [y es un espacio menos compartido con los adultos del entorno] y querer volver a ligar que ya hacía falta. Claro que lo entiendo. Y comprendo que hay ciertas cosas que aunque no nos gusten, no podemos pararlas.

Igual me cuesta un poco más entender qué hemos hecho mal como sociedad para que algunos jóvenes y adultos también hayan salido gritando eso de libertad [personas que no dependen tanto de sus grupos sociales, que han podido desarrollarse personalmente más y generar otras redes]. Eso a mí, perdonadme la chapa, se me ha atragantado.

Que no lo pillo.

Porque la gente más hecha, para que me entendáis [y muchos adolescentes, y hasta muchos niños] tiene la capacidad de comprender que los actos generan consecuencias. Y que si uno sale de botellón, por más cuidado que tenga, antes o después va a beber de un vaso donde hay hielos manoseados por otro que ha cogido hielo de la misma bolsa, va a coincidir en algunos momentos con la mascarilla bajada y gente hablando al lado, va a compartir una bolsa de patatas donde cinco o seis manos distintas y no necesariamente muy limpias han pasado antes de las suyas y de forma inevitable, va a generar situaciones de riesgo por todo el cuidado que quiera uno tener.

Y me cuesta entender que haya gente que decida hacer estas cosas incluso sabiendo que convivimos con personas mayores, que el hilo del contagio no sabemos hasta donde puede llegar [yo a una amiga, ella a su padre, su padre a la abuela] y que digamos lo que digamos, somos conscientes de la poca responsabilidad que tenemos al tomar estas decisiones.

He llegado a la conclusión de que el problema es que la gente ha confundido lo que significa libertad.

No voy a hacer ahora una disertación sobre qué es o no libertad en el sentido filosófico de la palabra, pero desde luego premiar el individualismo a corto plazo [soy libre porque me voy de botellón] mucho me temo que no lo es. Lo que sí es, sin duda, es un falta de respeto a los profesionales que se han jugado el culo [algunos lo han perdido] por nosotros. Una grandísima y total falta de respeto.

Decía al comienzo que volvería a la población de Madrid. Me da mucha rabia esto, porque vivimos 3,3 millones de personas y a veces siento que en los informativos sólo vemos a las 500 o 2.000 personas descerebradas que hacen fiestas y puede parecer que todos los madrileños somos unos desconsiderados egocéntricos que sólo pensamos en saltarnos las normas y en vivir a lo loco.

Sufro mucho el síndrome del madrileño cuando viajo. La gente se entera de donde vengo [y mira que yo no soy de Madrid, soy importada] y no me tratan igual. Lo noto, de verdad. Pasando unos días en mi pueblo la mujer del mercado donde compro las verduras me dijo Anda, que habéis venido ya de Madrid! ¿y que tal? y noté como la gente hacía un círculo de seguridad a mi alrededor. Las maris que estaban esperando turno se apartaron instintivamente, que claro, si ves las noticias puedes entender las reticencias, claro que sí.

Sé que esto sólo es una pataleta que nace de la incomprensión de lo que ha ocurrido esta noche en muchas ciudades. Que no voy a cambiar nada y que la gente que estaba de botellón ayer no está hoy leyendo mi blog, claro que no. Pero tenía que decirlo.

FRIJOLES EN OLLA LENTA

INGREDIENTES

[4 PERSONAS]

  • Judías negras o frijoles, 250 g
  • Cebolla, una mediana
  • Pimiento rojo, medio
  • Cayenas secas, 2
  • Ajo, 3 dientes
  • Cominos, 1 cucharadita
  • Laurel, 1 hoja
  • Agua o caldo de verdura
  • Sal

MODUS OPERANDI: OLLA LENTA CROCK POT

La noche de antes, o con al menos 8 horas de antelación, ponemos los frijoles a remojo en abundante agua. Si son viejunos una buena idea es poner una pizca de bicarbonato [las legumbres secas que llevan mucho tiempo en la despensa pueden tender a quedarse un pelín duras, el bicarbonato ayuda en estos casos].

Pasado el remojo, si tienes una olla lenta, la única instrucción que necesitas es esta: #topadentro.

Es decir, pones todos los ingredientes en la slow cooker, cubres de agua con sal o caldo de verdura [yo uso de verdura pero nada te impide poner caldo de pollo o de carne] y programas 8 horas en baja.

Los frijoles se usan para hacer chili con carne, para el arroz congrí, como relleno de tacos, acompañamiento de nachos, o para comer solos.

MODUS OPERANDI: OLLA EXPRÉS

La noche de antes, o con al menos 8 horas de antelación, ponemos los frijoles a remojo en abundante agua. Si son viejunos una buena idea es poner una pizca de bicarbonato [las legumbres secas que llevan mucho tiempo en la despensa pueden tender a quedarse un pelín duras, el bicarbonato ayuda en estos casos].

Una vez pasado el remojo, las ponemos en olla exprés, en agua fría con sal o caldo frío de verduras [podría ser de carne o de pollo si te gusta más], cerramos la olla y ponemos el tiempo necesario [miramos las instrucciones de nuestra olla]. No me atrevo a ser yo quien diga lo que tardan estas judías en una olla exprés porque cada olla tiene diferente presión, y por lo tanto, diferente tiempo. Te puedo decir como orientación, que la mía que es bastante moderna, tarda de 35 a 40 minutos. Hago la receta exactamente igual que para crock pot, meto todo ya listo a la olla, la lleno de agua hasta un dedo y medio por encima de la legumbre, y desde que sube la válvula cuento 35 minutos. Si al abrirla le falta un poco, le añado 5 minutos más o si no tengo prisa las pongo a cocer con la olla abierta hasta que estén tiernas.

Los frijoles se usan para hacer chili con carne, para el arroz congrí, como relleno de tacos, acompañamiento de nachos, o para comer solos.

AVISO IMPORTANTE. No todas las variedades de alubia roja tienen los mismos tiempos de cocción. Tenlo en cuenta si usas otro tipo de alubias.

Un comentario en «FRIJOLES EN CROCK POT [Libertad, dime qué eres]»

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