CAL 525,2 · HC 25,2 · PR 36,2 · GR 26,6 [POR RACIÓN]
He pasado la mañana dando un paseo por el cementerio.
Los domingos soleados me resulta agradable pasear un rato entre las tumbas. Los cementerios son lugares tan silenciosos, tan apacibles y agradables, que pasear entre lápidas y flores es una buena forma de pasar las horas previas al vermut.
Y estoy de suerte. Vivo rodeada de ellos. Tengo siete cementerios en mi distrito, y puedo llegar a todos ellos caminando.
Los que más me gustan son los pequeños, esos me encantan. Los antiguos, con lápidas de piedra sin pulir llenas de líquenes, donde ya no se distinguen los nombres que un día se grabaron en la piedra.
En los cementerios pequeños de mi barrio hay enterrados muchos soldados, y varias tumbas a los caídos con la relación de nombres y cargos militares debajo. También yacen en el barrio casi todas las personas que dan nombre a sus calles. De hecho, está enterrado el militar que dio nombre a la mía.
Apenas entran huéspedes nuevos aquí. En los cementerios pequeños, sólo hay panteones y tumbas propiedad de familias de la zona, y algún mausoleo antiguo. Me llama mucho la atención que se elija esta fórmula Propiedad de la familia … de tal y tal. Propiedad. No sé, pero ser propietaria de una lápida es algo que no me despierta ningún entusiasmo. Claro que ser usuario o abonado suena francamente peor.
Antiguamente, existía la costumbre de poner el oficio bajo el nombre del fallecido, cuando éste era militar. Cabos, sargentos, y hasta zarpadores, desfilan en las lápidas.
En las sacramentales más antiguas hay lápidas de piedra, o parcelitas de suelo enrejadas, que me parecen encantadoras. Con flores naciendo del suelo, sin mármol ni ornamentos, ni jarrones enormes llenos de flores de plástico.
Y grandes mausoleos. Hay familias que necesitan dejar constancia de su riqueza más allá del reino terrenal. O mejor dicho, en el reino terrenal. Porque al que está debajo, la verdad, es que poco le importa ya estar en un enorme mausoleo lleno de flores y fotos con corazones y palomas grabados en la piedra. Le serviría igual estar en un nicho desnudo cubierto de flores.
Me gusta leer lo que pone la gente, hay cosas de lo más pintorescas. Hoy me he detenido en una, en la que alguien había grabado en la tumba de su mujer Hasta luego. Me ha parecido tan bonito.
Me inquieta especialmente una cosa, y es por lo que no voy muy a menudo a dar estos paseos. Cuando camino bajo los cipreses, no puedo evitar que los ojos me vayan a las fechas de las lápidas, a las edades de las personas que han sido enterradas. Intento esquivarlas, porque quiero disfrutar de mi paseo en paz y sosiego, pero mis ojos me desobedecen todo el tiempo.
Y me doy cuenta de como nos ha cambiado la vida, y la perspectiva. Nos sentimos en el derecho de morir viejitos, y no, no lo tenemos. Para nada.
En las lápidas más antiguas, abundan los enterramientos de niños y adolescentes. Es estremecedor. Echas un vistazo a los nichos de comienzos de siglo, y se suceden las inscripciones que rezan El niño … a los 3 años de edad, La joven … con 16 años o Manuel … con 21 años.
En las más recientes, no es tan común. Hoy he visto un panteón dedicado a un niño de 4 años, y por el tamaño inmenso del monumento, parecía claro el dolor que había causado esta pérdida y lo descolocados que nos deja cuando ocurre. Es algo que me inquieta y me entristece. Un panteón enorme, y un niño tan pequeño…
Me he fijado en lo abandonadas que están muchas de las tumbas. Y en otras que desde la humildad más rigurosa, están siempre llenas de jarroncitos de plástico barato y flores del campo. Y también los grandes mausoleos donde contratan a personal del cementerio para que los cuide, y desentenderse de sus muertos.
Que no es que yo me ocupe mucho, pero la verdad, el día que le diga adiós a este tinglao, tampoco voy a pedirlo a quien se quede. A mí pueden incinerarme y esparcir mis cenizas allá donde no molesten. Pero si hacen otra cosa, bueno, tampoco tengo yo intención de volver para echar la charla a nadie.
Que andar apareciéndose a los vivos no está ni medio bien.
Receta asaltada sin decoro ni vergüenza a Decorecetas en el #asaltablogs invisible
Sal, pimienta negra
Guarnición: Arroz basmati integral, cocido con canela y cardamomo
MODUS OPERANDI
Preparamos toda la verdura y el pollo antes de empezar. Pelamos y cortamos en dados no muy grandes la cebolla y la zanahoria, y rallamos los tomates. El pollo lo cortamos en tiras [podemos dejar las pechugas enteras si nos gusta más].
Aparte, en un cuenco preparamos la mezcla de especias, para tenerla lista cuando la necesitemos.
Una vez tengamos todo esto listo, nos ponemos a cocinar. En una sartén calentamos una cucharada de aceite y añadimos la cebolla y la zanahoria. Salamos ligeramente, y lo pochamos a fuego suave hasta que esté blandito.
Añadimos entonces el pollo, ligeramente salpimentado, y las especias. Salteamos el pollo a fuego medio hasta que coja un poco de color.
En este punto, incorporamos el tomate triturado y lo cocemos todo unos 5 minutos más, para que el tomate se cocine.
Añadimos entonces el vino y seguimos cocinando el conjunto otros 5 minutos más para que el alcohol se evapore. Podemos añadir un poco de agua si vemos que vamos cortos de líquido, en principio no debería hacer falta.
En este punto, podemos añadir los frutos secos, ciruelas y orejones, y cocinarlo un par de minutos para integrarlos en la salsa o hasta que esté bien cocinado el pollo si aún le faltara un poco.
A mí particularmente, cuando cocino salsas con frutos secos me gusta que sean salsas ligeras y finas y añadir el crunch de los frutos secos en el último momento. Las salsas con tropezones de verdura y frutos secos to’junto me parecen un batiburrillo, de modo que una vez evaporado el alcochol del vino, separé el pollo de la salsa y la trituré hasta dejarla finísima.
Devolví a la sartén el pollo y la salsa completamente triturada, y añadí ahí los frutos secos, las ciruelas y los orejones, que son los únicos tropezones [unos crujientes y otros tiernos] que dejé en el plato.
Por supuesto, esto es un gusto personal, puedes dejar la salsa con todos los tropezones de verdura y de frutos secos, o incluso puedes triturarlo todo al final.
Podemos servirlo con arroz cocido. Yo utilicé un arroz basmati integral que cocí con sal, un palito de canela y unas vainas de cardamomo.
Ana, tienes una afición un poco rara…casi daría para una peli de esas de serie B de Antena 3 lo fines de semana por la tarde :P jaajajaa. La verdad que más tranquilo que un cementerio no hay nada ;)
El pollo riquísimo, como todo lo que nos traes.
besos
Un pollo de 10!!! Yo también hago escapadas al cementerio pero a hacer fotos, me gusta la serenidad que se respira. ¡Felices fiestas!, un beso
Un plato muy bueno de pollo, con todas estas especias y frutas es una delicia de plato. Me encanta pasear pero por el cementerio yo no!!! me da un poco de yuyu…..
Besoss
El pollo delicioso, para variar. La afición mausoleoniana… no sé, no sé ;-)
alaaaaa!! Muchas graciasssss. Me paso ahora en un momento para comentarte, y darte las gracias porque sin duda, hiciste la mejor de las elecciones!! Espero que te encantara wapa! Un besico
Ana, me paso a visitarte. Recuerdo tus recetas increíbles y he visto que aún son más espectaculares de lo que recordaba, algún día me gustaría hacerlas tan bien explicadas como tú.
Un beso guapa y a ver si tengo un ratito y sigo paseando por tu blog para ver que mas recetas tan riquisimas tienes.
Fíjate que nunca he visitado los cementerios de la ciudad, sin embargo, sí que voy a los de las ciudades que visito en el extranjero, no me dejo ni uno atrás, son preciosos, grandes, boscosos y con rincones únicos y los ciudadanos suelen usarlos para hacer deporte.
En cuanto al pollo sabes que este es de los míos, con especias y frutos, el no va más y el arroz, ummm, bien perfumado, me encanta. Me lo guardo.
Besotes hermosa!!!
A mi me gustan los cementerios lo justito, eso de pasear un domingo por ellos simplemente por placer como que no, pero si que he entrado en cementerios de París o Roma por puro turismo y hay algunos muy bonitos, en lo que a estatuas o decoración floral se refiere, mi preferido el de Comillas, me encanta! igual que el pollo así, con especias y el dulce de la fruta seca uumm que delicia!
Besos
Nieves
A mi no me gustan nada los cementerios. Tendrás que venir al de Avilés que es uno de los mas bonitos de España.
El pollo me encanta, dulce salado que rico, mañana publico yo algo parecido.
Por el accidente no he podido venir antes a visitar el blog, y ya de paso te deseo una feliz Navidad y un prospero y feliz Año Nuevo.
Besinos
El toque de Belén
Los cementerios no son de mi agrado.pero algunos vale la pena visitar y incluso hacen visitas guiadas como aquí en el de Montjuic en Barcelona.
Un manera de hacer el pollo que gusta y queda sabroso.
Felices fiestas
Bss
La verdad es que si una busca tranquilidad nada como el cementerio yo voy lo justo por que esta mi padre enterrado en el y llevo a mi madre a poner las flores pero no es un sitio que me guste la verdad me da muchas pena ver como el dia de los difuntos esta lleno de gente y se pueden ver centros carisimos de flores en las lapidas que siguen hasta el dia anterior del año siguiente en muchas de ellas.
Aqui hay un panteon que es inevitable no visitar pues se ve desde la entrada es de una niña de 16 años que se murio de un cancer de higadp desùes de que sus padres hicieran todo lo posible e imposibe por que superara la enfermedad y siempre esta lleno de preciosas flores frescas ,,notas y detalles que le dejan sus amigas años despues de que haya muerto.
El pollo te ha quedado divinisimooooo y no dudo ni un segundo que este de muerte relentisima.
No creo que pueda volver a pasarme asi que aprovecho y te deseo unas felices fiestas y un prospero año nuevo.
Bicos mil wapa.
No tenemos costumbre de pasearnos por el cementerio pero en otros países es más normal, la última vez que lo hice yo fue en el Pere Lachaise, impresionante!… el pollo también, las ciruelas pasas me las quito pero por lo demás; ñam!
Cuando estuve en Edimburgo me encantó pasear por la ciudad y encontrarte pequeños cementerios cual parques, la verdad es que en cualquier sitio. No se en que pueblo fue pero estabamos paseando por un cementerio, era bastante grande, por la tarde, lloviendo y de pontro nos pasa una tia vestida con un vestido de gasa negro como corriendo como andando, a modo deslizarse, se esconde detras de una tumba y a los dos minutos sale vestida normal y con un bolso de deporte en la mano…y va hacia un tio con una camara en la mano, imagina el susto primero y la cara de tontos despues. Incluido eso me gusta como a ti pasear por los campos santos y ver las fechas.
Tu plato… perfecto, un gran asalto. Me encanta el arroz con el pollo y muchas muchas especias. Disfruta de las fiestas, de tus paseos, de tus pensamientos y de la compañía de los que están y de los que se fueron. Besos guapa!!!!
Ana, comprendo tu gusto por los cementerios. Su paz, la arboleda, ciertos detalles ornamentales, las esculturas, los espacios abiertos que desde el suelo nos invitan a mirar al cielo. Aquí, en Buenos Aires, el de la Recoleta es uno muy bello y visitado por propios y ajenos, con tour guiado, leyendas e historias, inclusive. Así como otros del mundo que son muy atractivos por los personajes que cobijan en sus entrañas, tienen un cierto encanto cuando no albergan a los nuestros. Al menos esa es mi sensación. Me gusta hacer fotografías a las esculturas de algunos cementerios, pero no disfruto yendo a visitar la tumba de mis bisabuelos, tíos abuelos, abuelos y mi padre… Porque, más allá del encanto de los alrededores, cuando entramos en el detalle una melancolía y tristeza enorme me envuelven con facilidad porque me recuerdan cuánto extraño a mi gente, aún a los que perdí hace tanto tiempo. Como a vos, las fechas y el esmero en lo sencillo o el despliegue en lo monumental me dan mucha tristeza porque son prueba misma de que, para unos y otros, la pérdida es muy dolorosa. El abandono en el que se encuentran algunas tumbas también me da pena porque alguien ha quedado desatendido para siempre. La muerte (pese a su enorme peso) no es nada sin el olvido. Morir nos vamos a morir todos; tarde o temprano es nuestro destino y el único lugar en común que compartimos; pero, el olvido es otra cosa. El olvido es lo que nos borra del mapa de la memoria, del corazón, de la palabra para siempre…
Tu receta ha de ser un lujo para los amantes de la carne, estoy segura.
Imagino que este fin de año no ha de ser nada fácil para vos y tu familia. Sé lo que se siente. Por eso, y aunque no nos conozcamos más que a través de nuestras cocinas, desde el otro lado del charco te mando un cariño enorme y todas mis fuerzas.
Menos mal que el pollito mozárabe saca del ensimismamiento sombrío del paseíto melancólico y el arroz con canela y cardamómo estimula a probar cosas nuevas (esto lo pruebo ségurisimo!). Y lo de ir al cementerio yo sólo lo veo como una manera de poder ir a un sitio concreto a visitar a quién has querido mucho, y ponerle al día de lo que va pasando aunque ya no lo puedan ver… pero reconforta contárselo.
Petonets! :)
Ay, por Dios!! pasear por los cementerios… yo no puedo con ellos… demasiada paz y tranquilidad… no me relajan, todo lo contrario… y no es por miedo a la muerte, es que me supera eso de estar bajo tierra…mejor la incineración….pero, para gustos…los colores!!
A mi este pollo tan colorido y sabroso si que me gusta, y despues un buen postre y café o té y ahí si que me relajo totalmente jajaja
Un beso y felices fiestas!!
Hola!! a mi todo lo que lleve mogollón de especias me chifla, así que es receta acertada totalmente. me gusta mucho! y si lleva picante más me gusta :) voy a por la cervecita y ya acompaño :) o Besos y felices fiestas, pasadlo bien!!
La verdad es que tiene muy buen aspecto y viendo los ingredientes…muchisimo sabor!!
A mi también me gusta mucho pasear por un cementerio, incluso cuando estoy de viaje, París, Santiago de Chile, Edimburgo, tienen algunos de los cementerios más agradables que recuerdo.
Por cierto que yo estoy contigo. Cenizas, bajo un árbol…y a seguir el ciclo de la vida….
¿7 cementerios en el mismo distrito?, alucinada me tienes, jijiji. No se si conoces el cementerio de Luarca pero es un sitio que merece la pena visitar. Está situado sobre el mar y es un remanso de paz; aunque eso sea lo de menos para los que están allí :)
Soy muy fan de triturar las salsas, más que nada porque odio encontrarme los trozos de zanahoria. Aunque confieso que me da toda la pereza del mundo separar la carne, así que casi nunca lo hago.
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