Hoy por fin lo he conseguido. ¡He acertado con la ropa!

Veréis, es que llevo varias semanas muy estresada con esto. Que si hace frío ahora, calor luego y pschá después y otra vez frío al rato en cuanto se va el sol. Espantoso todo.  Que me vuelvo loca.

La semana pasada salí un día con manga corta, porque el día anterior había sudado como un pollo dentro de una camiseta de manga francesa y no me la pude quitar. Me puse una chaqueta ligera, porque el día anterior había cogido un abrigo de paño bastante delgado y había vuelto a casa con el abrigo hecho un churro encima del bolso, arrastrando el paño por la acera cada vez que el abrigo se escurría porque el forro resbala y mucho. Así que pensé, manga corta, chaqueta corta. Pasé tanto frío que llegé a casa con los pies morados. Y eso que llevaba calcetines finos, que para los pies soy más conservadora.

Al día siguiente de tal escarmiento, probé a cruzar las prendas en función de su nivel de calor. Y me puse una camiseta de manga corta, nuevamente, pero lo hice con el abrigo de paño que ya estaba lavado y seco. Y llovió. Las merceditas con medias de verano fueron un show. Las medias fueron a la basura, las merceditas destiñen. Y espero que los cercos de agua salgan de la piel. Por lo demás en el curro han apagado la calefacción y como el día salió fresco, pasé frío.

Así que volví a invertir los términos y pensé en una blusa de manga larga, pero muy fina, con camiseta de tirantes debajo, y una chaqueta delgada, ya que el abrigo de paño volvía a estar fuera de servicio y no puedo lavarlo porque llueve. Me puse botas de entretiempo, con calcetín delgadito, por si llovía. No lo hizo. Hizo tanto calor que llegué a casa con los pies recocidos y los calcetines incrustados en el empeine, efecto del hinchazón producido por el agobio. No me quedé en tirantes, porque no me había depilado [detallín]. Por supuesto sudé la gota gorda, menos mal que a media tarde se enfrió un poco la cosa y cayó una granizada, lástima que para entonces ya me había cambiado las botas por las merceditas… otra vez.

Lo que más coraje me da son los abrigos. Porque tengo muchos para usar uno: el de invierno. Uno de esos abrigos enormes, calientes y abultados con los que te puedes hacer una travesía polar. El resto, son abrigos y chaquetas que clasifico por nivel de potencia calorífica y de impermeabilidad, y que uso una vez al año, o dos. Incluyo un poncho de lana maravilloso de un color increíble que este año aún no me he podido poner porque cuando la temperatura invitaba a ello, la lluvia me fastidiaba el plan. Y una levita de cuero negra de los años setenta con solapas anchas, que no puedo usar casi nunca porque luego no puedo colgarla de la cintura ni echarla encima del bolso, si no quiero perderla.

Y por fin, hoy, he dado con la solución. Y me ha ido… genial. Veréis. Me he puesto una camiseta de tirantes. Me he depilado antes de hacerlo. Encima me he puesto una de manga corta, que nunca se sabe y yo ya no confío en el parte del tiempo. Y una blusa de manga larga, claro, por si refresca. Pantalón vaquero, que eso funciona siempre. Y botas con medias. Por si acaso he puesto las merceditas en una mochila pequeña. También he cogido una chaqueta delgada como abrigo, pero he tenido la precaución de echar en la mochila la levita de piel y un palestino, que siempre vienen bien si la cosa se pone fea y los puedes usar como chales. Al final como no cogía, he cambiado la mochilita por una maleta de cabina, pero oye, bien. Ya que la llevaba he echado también las deportivas y unos calcetines. Total, quedaba sitio.

Y fenomenal, oye. Pase lo que pase, yo voy preparada. De verdad que sí.

LENTEJAS CON BERENJENAS ASADAS Y YOGUR

[4 PERSONAS, COMO ENTRANTE]

CAL 310,4 · HC 42,0 · PR 19,0 · GR 9,0 [POR RACIÓN]

Eneldo

MODUS OPERANDI

La noche anterior, o unas 8 horas antes, ponemos las lentejas a remojo en agua abundante. Como las elaboraciones se solapan, vamos a hacerlo en forma esquemática, para no hacernos un lío.

El día de pucheros, empezamos con las berenjenas. Encendemos el horno a 225 ºC y dejamos que coja temperatura. Cada horno tiene un tiempo para precalentar, así que no puedo decirte cuanto tiempo. Mi mejor consejo es que tengas un termómetro para hornos, son razonablemente baratos y vienen de verdad bien. Si no, un poco a ojo en función de lo que tarde el tuyo.

Una vez el horno tiene temperatura, lavamos bien las berenjenas, y las ponemos secas y enteras en una bandeja para horno. Las embadurnamos ligeramente en aceite, añadimos sal, y las dejamos asar a 200 ºC a una altura media alta [segunda ranura del horno empezando por arriba], unos 45 minutos, dando vuelta de vez en cuando. Como no todas las berenjenas son igual de gruesas, vigila cuando están hechas, podrían estar un poco antes o tardar algo más.

Mientras las berenjenas se asan, nos ponemos con las lentejas. Ya han estado en remojo, así que no tardaremos mucho. Las ponemos en una olla exprés con agua hasta cubrirlas dejando un dedo de margen por encima, una cucharada de caldo y una hoja de laurel. Las cocinamos hasta que estén tiernas. El tiempo de cocción depende del tipo de lenteja y de la presión que tenga la olla. Como orientación, las lentejas caviar en una olla Magefesa moderna tardan 12 minutos. Si son una variedad más grande o más dura, deberás ajustar el tiempo. Y en olla normal, pueden tardar de 45 a 60 minutos, pero ahí puedes ir probando así que dan menos problemas.

Una vez cocidas, retiramos el exceso de caldo si tienen. Son unas lentejas más bien secas, no hay que escurrirlas, algo de caldo se deja, pero que no suba por los bordes y las sobrepase. Fíjate en las fotos, el caldo está, pero no se aprecia. Las aderezamos con una cucharada de aceite en crudo, vinagre y pimienta. Las lentejas ya casi están. Las dejamos reservadas y tapadas, que no pierdan calor.

Acabamos las berenjenas. Una vez asadas, las dejamos templar hasta que se puedan tocar con las manos. En ese momento retiramos la piel y los pedúnculos, y ponemos toda la carne en un colador. Dejamos que escurra el líquido que tienen unos 15 minutos como mínimo, o más si podemos. Las deshilachamos con las manos y las aderezamos con vinagre de Jerez y una pizca de sal.

Ya sólo nos queda el sofrito. Pelamos y picamos la zanahoria y el tomate, si es natural. En una sartén con una cucharada de aceite, lo ponemos todo a sofreír a fuego medio con una pizca de sal, dando vuelta de vez en cuando para que no se pegue. Tardará más o menos los 15 minutos que necesita la pulpa de berenjena para escurrir, así que iremos al tiempo.

Una vez hecho el sofrito, lo incorporamos a las lentejas. Si es necesario, podemos cocerlo todo 5 minutos para que coja temperatura, si la ha perdido. Y montamos el plato. Para ello, servimos las lentejas en la base. Encima, colocamos una porción de berenjena asada. Y terminamos con una cucharada generosa de yogur de soja o natural, creme fraĉhe o nata agria, al gusto. Espolvoreamos eneldo y servimos.

Y el esquema, para que sea sencillo:

• Berenjenas: Asar, pelar, dejar escurrir en colador, desmenuzar y aliñar con vinagre de Jerez y sal
• Lentejas: Cocinar con caldo y laurel, abrir olla, aderezar con aceite, vinagre y pimienta
• Sofrito: Aparte, sofreír zanahoria y tomate, añadir a las lentejas terminadas y calientes
• Montar: Servir las lentejas, una porción de berenjenas encima, y coronar con yogur y eneldo

Esta receta es de Yotam Ottolenghi