PAN ZIG-ZAG DE AMAPOLA Y TE MATCHA [Había que probar]

Un pan creativo, dicen las chicas del #cookingthechef. Uno de Daniel Jordá. Casi nada la broma. He tenido que luchar contra mis más bajos instintos panarras para no comprarme un libro de esta criatura y tirar de receta. Porque:

  • a) No cabe en casa
  • b) Aún no me he acabado de hornear los libros de Reinhart, Claus Meyer, Hamelman y… da igual, que tengo lista de espera …y
  • c) ¿He mencionado ya que no cabe en casa?

Pues eso. Que se ha agotado mi cupo para comprar libros sobre pan. Fin. Además, coger una receta… era la salida fácil. Lo interesante este mes era hacer algo creativo por mí misma. ¡Para un mes que lo tengo yo tan claro! Total, que andaba yo un poco con la inspiración ausente pero la firme intención de crear [de forma más o menos estricta] algo. Y sin inspiración ni na, preparé de oficio una masa para hacer cinnamon swirls. Vamos, que tenía que desayunar y algo tenía que hacer. Hice un par de kilos de masa, por eso de aprovechar tiempo y amasados, con la idea de hacer o bien muchos remolinos de canela, o bien usar la mitad de la masa para hacer bollitos.

Y ahí andaba yo, estirando feliz mis casi dos kilos de masa, plegando, cortando, y cuando cogí la canela para hacer el relleno de los remolinos, vi detrás de la canela el té matcha. Y vi la luz. No sé si era la del final del tunel, o la del tren que me venía de frente, pero una luz había. Y pensé que un pan bicolor siempre es una solución. Vale, que está un poco manida, pero puede servir.

El problemita es que mi masa ya estaba hecha y era escrupulosamente blanca. El bicolor… iba a ser para otra ocasión, porque no podía reamasar con los colores, si no quería arruinar la masa con un sobreamasado. Tenía que pensar en otra cosa. La masa me miraba, y me ponía hasta morritos. Que se había hecho ilusiones la criatura. Como iba yo a decepcionarla.

Con la masa hecha, y el tarro de matcha en la mano, empecé a pensar y recordé haber visto en alguna parte un pan zig-zag, con las masas teñidas totalmente. De hecho puede que se lo viera a este hombre, que he estado ziscando por su instagram. Y me dio por pensar en como quedaría un pan teñido solo por fuera, pero plegado después, dejando en el interior de las migas unas vetas con efecto marmolado. Me moló. Tenía la masa, la idea y el matcha. Rebusqué por los cajones para buscar el complemento al verde, y di con las semillas de amapola. Las consumo en plan industrial, se las pongo a todo.

Me pareció que podía funcionar, y que en todo caso si no lo hacía… lo peor que podría pasar es que me comiera un pan de colores con semillitas, que tampoco era para tanto. El vikingo ni siquiera se pronuncia ya ante estos experimentos, se limita a untar mantequilla sobre lo que haya y no dice #nimu. No le iba a servir de mucho.

Y probé. Y me encantó. La masa está pensada para hacer un pan con mucho menos levado, y aún así se portó increíblemente bien. El cardamomo le dio una profundidad de sabor bestial. Y quedaba estupendo con el matcha, sutil, y con el crunch-crunch de las semillitas.

Y aquí me tenéis, con mi criaturilla, más orgullosa que una niña con su primera postal de flores pegadas y chuchurrías del día de la madre. Con un pan que es más simple que simple, una masa básica de bollería [enriquecida con azúcar, huevo y mantequilla], un par de colorinchis, y un plegado en zig-zag. Y tan mono que queda. Ains, que esto es como jugar con plastilina, como molan las masas que se portan bien.

PAN ZIG-ZAG DE AMAPOLA Y TÉ MATCHA

750-800 G [APROXIMADO] | CAL 341,6 · HC 58,8 · PR 8,1 · GR 9,4 [100 G]

INGREDIENTES

  • Masa
    • Leche de avena, 250 g [puede ser leche de vaca si puedes tomarla]
    • Harina de trigo panificable, 500 g
    • Levadura seca de panadero, 7 g
    • Huevo, 1 pequeño [o medio grande]
    • Azúcar, 75 g
    • Sal, 5 g
    • Cardamomo fresco molido, 1 g [media cucharadita]
    • Mantequilla fría en dados, 75 g
  • Acabado
    • Semillas de amapola
    • Té matcha

MODUS OPERANDI

*Nota a las fotos: En los ingredientes indico la cantidad para hacer un pan como el que ves en la foto. En realidad hice el doble de masa y utilicé la otra mitad en unos remolinos de canela que publicaré más adelante. Las fotos de masa antes de dividirla se corresponden con el doble de los ingredientes que indico en la receta.

Recomiendo mucho utilizar una amasadora, o en su defecto una batidora de varillas con el accesorio de los ganchos. Se puede amasar a mano, pero estas masas enriquecidas tienen su trabajo.

En el bol donde vayamos a amasar ponemos la leche, la levadura, el huevo y el resto de ingredientes excepto la mantequilla. Si amasamos a mano, un consejo: deja el azúcar para más adelante. La masa se portará mejor y se cohesionará antes. Si amasamos a máquina nos da lo mismo, la diferencia aquí no va a ser tanta.

Amasamos a velocidad baja unos 6-8 minutos, hasta que la masa esté firme y tersa. En este punto añadimos la mantequilla en dados y continuamos el amasado otros 6-8 minutos en baja. La masa deberá estar brillante y tersa como un culito de bebé, ha de despegarse sin problemas de las paredes del bol, y pasar holgadamente la prueba de la membrana. Si has aplazado el azúcar, el momento de añadirla es cuando la mantequilla se haya integrado, y aún falten unos minutos para finalizar.

Una vez la masa esté lista, la dejamos levar tapada con un paño o una tapa de silicona [en las fotos puedes ver la marca que dejó la mía en la masa] hasta que doble su volumen. Yo la dejé toda la noche en la nevera. A temperatura ambiente puede tardar entre 2 y 4 horas, aprox. [a más calor ambiente, más rápido leva].

Cuando la masa haya levado, la volcamos en la encimera, la desgasificamos suavemente, y formamos un cilindro. Dejamos que repose 15 minutos. Pasado este tiempo, dividimos el cilindro a lo largo en dos. Damos forma alargada al primer cilindro con un rodillo, y si es necesario volvemos a dividir en dos a lo largo y unimos los bordes. Necesitamos que mida entre 3 y 4 veces el largo del molde. Esta mitad la embadurnamos con semillas de amapola. Para pegarlas tendremos que presionar ligeramente con los dedos, y seguir estirando una vez añadidas para que se fijen. Enrollamos la masa, ponemos más semillas en la encimera y presionamos los bordes suavemente contra ellas para que se peguen en los laterales. Reservamos esta masa.

Preparamos la otra mitad de la masa igual que la primera. En lugar de amapola, esta la vamos a embadurnar de té matcha. Lo espolvoreamos y esparcimos con las manos por toda la masa, hasta que esté completamente cubierta, incluyendo los laterales.

Estiramos ambas masas en la encimera y colocamos una sobre otra. Ahora nos queda formar los zig-zag. Cogemos un paño limpio y lo dejamos sobre la encimera extendido. En el lateral más alejado de nosotros, ponemos el molde donde vamos a hornear el pan. En el lateral más cercano, apoyamos las masas una sobre otra [al menos, el extremo final].

Con cuidado, cogemos el extremo más alejado del paño y del molde [ambas masas juntas] y vamos doblando en zig-zag hasta el otro extremo, de tal forma que al terminar toda la masa quede doblada encima del paño y frente al molde. Esto nos permitirá calcular si la masa ya doblada cabrá en el molde, y podremos hacer algún ajuste [relajar los dobles, o achuchar un poco la masa].

Ahora tenemos la masa en zig-zag por un lado, y el molde por otro, y todo ello sobre un paño. Ponemos el molde boca abajo sobre la masa, recogiendo toda, y con ayuda del paño le damos la vuelta para que caiga dentro. Esto evitará que tengamos que levantar toda la masa en el aire, y que se desbarate por completo al hacerlo. Sí, debí hacer fotos. Ups.

Con la masa en el molde, la tapamos con el mismo paño que hemos usado, y dejamos que leve hasta doblar su volumen de nuevo. Tardará entre 45 minutos y dos horas, según temperatura ambiente.

Precalentamos el horno. Metemos el pan, cubierto con un papel de aluminio o de horno [el té matcha se quemará si no lo haces, de hecho el mío se quemó un poco porque tuve la tentación de dorarlo ligeramente]. Lo cocemos a 200ºC durante 40-45 minutos [comprueba que está cocido antes de sacarlo: si lo golpeas en la base debe sonar hueco, o su temperatura interior debe superar los 95 ºC].

16 comentarios en «PAN ZIG-ZAG DE AMAPOLA Y TE MATCHA [Había que probar]»

  1. Catina Barbero Diaz

    Eres una artista , menudo pan has hecho tiene que estar super bueno . Que envidia me daís con estos panes tan bien hechos. A mi me pasa igual que a ti , ya no tengo donde poner tanto libro , los compro todos y siempre quiero más. Un abrazo

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  2. jolin…llevo un rato escribiendo y me ha borrado el comentario….
    lo que te decía es que puedes estar bien orgullosa de tu pan, que te ha quedado preciosísimo, y que eres una artistaza!! (era un rollo más largo, pero te lo resumo así)
    un besazo guapa!!

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  3. Ana, es el más difícil todavía, es increíble cómo os calentáis la testa, os envidio, yo suelo ir anlo menos complicado de cada chef y que por supuesto me guste o nos guste, mejor dicho.
    Bueno, espacio, yo creo que a mí tampoco me entra un libro más. Ni de pan ni de ná de ná… ja ja.
    La masa te ha quedado de miedo, es tan bonita que hubiese sido para mí una sorpresa lo que saliera de ahí.
    Eres una valiente, para esto hay que tener mucha experiencia haciendo pan y tú la tienes. Lo único que no compro nunca son las bebidas (no leche) de avena ni de soja, no me terminan de gustar, pero veo que se puede cambiar por leche; algún ratito que tenga “panarro” lo intentaré.
    Muchos besos y buen finde

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  4. Bea CH

    Pero que divertido es est ode amasar, disfrutar y no saber como lo vas a terminar descubriendo poco a poco lo que va encajando. Y entre medias ver esa membrana…. Me encanta tu pan, es perfecto, y deseando ver esos rollitos, feliz domingo, besos mil

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  5. Andreíta come de todo

    Éste pan no puede ser más bonito, Ana, te ha quedado de escándalo, y por más que lo intento no puedo imaginarme cómo será el sabor con esa combinación de ingredientes. Besos

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  6. mon

    Ana, pues yo reconsideraría lo del libro de Daniel, te aseguro qeu no has pensadso en lugares como: caja debajo de la cama, estantería lavabo, estantería sobre la puerta de la entrada, tirar esa vieja ecciclopedia…. enfin… te lo dice una que le pasa lo mismo que a ti.
    Tu pan me ha encantado y más como llegaste a él. Como siempre me encanta leerte. Besos Ana. (por cierto, no soy valiente con el centeno…jajaja lo que pasa es que quería hacer esa receta, y tardé 3 intentos en conseguirlo… con cara y ojos. Mis panes, tienen mezlcas de harinas, pero con el centeno no me meto mucho, porque con la masa madre, no me sale muy bien. Y diràs, pues no lo hagas con MM, pero es que ya me he acostumbrado a ese sabor.. ).

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  7. Natalia Cortes

    Me alcancé a pasar el viernes por casi todos los blogs y el tuyo lo dejé para el final y se paso el finde y casi esta semana, pero bueno que llego muy feliz de ver panes deliciosos y marmolados tan bonitos como este que nos regalas Ana, el contraste con cardamomo me encanta, el crunch sutil de semillas de amapola y por supuesto el matcha una delicia. Muy bien aprovechados aquellos dos kilos de masa, que si esto lo hiciste sin inspiración mira tu si estuvieras inspirada ;)
    Lo del tema de libros, lo reconsideraría porque siempre habrá un lugar para un libro ;) que también sé que el vikingo en ese aspecto no diría nimu.
    besos

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  8. Madre mía….te parecía poco hacer un pan que estoy salivando solo de verlo con ese colorcito y esos ingredientes, que encima me armas una especie de cuadro de arte moderno con la masa, jajajaja.
    Besote!!!!!

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