CAL 250,8 . HC 11,5 . PR 7,9 . GR 18,7 [POR RACIÓN]

No hay nada más creativo que esperar.

Estoy sentada en el pulcro suelo de mármol de la T4 del aeropuerto de Madrid Majaras [¿o era Maracas?] haciendo tiempo…

Tengo que recoger a una persona a la que no conozco, y de la que no sé ni el nombre. Ni mucho menos su aspecto.

Cosas como esta dan emoción a un día gris!

Sé que es la madre de una amiga, que viaja sola. Creo que abordaré a la primera cincuentona con aspecto de estar desorientada por la zona de llegadas, a ver si hay suerte.

Encuentro, puesta a observar por narices [observar o morir de desidia] que no hay sala de espera como tal en la zona de llegadas, y me pregunto cuánto o cómo habrán pagado los coffee corners de cada lado de las salas de llegada para eliminar todo útil de asiento de la amplia zona de pasillo.

Y entre pregunta y suposición, observo. Y encuentro un amplio abanico de ejemplares dignos de estudio saliendo por la escupidera de viajeros, en espera de mi cincuentona desorientada:

…Una señora sobrealimentada y desnutrida que seguro tiene diez años menos de los que aparenta

…Un trajeado infiel que rueda nervioso la alianza antes de guardarla en la billetera, en un bolsillo con una delatora marca redonda en el centro

…Un mocoso consentido que estudia a su padre atentamente, decidiendo cómo explotará los 15 días de custodia compartida que le corresponden

…Un guiri absurdo con cara de guiri y aspecto de guiri que encuentra oportunamente lógico ponerse calcetines ejecutivos altos bajo las chanclas de goma azul y blanca, en lugar de usar zapatillas cerradas

…Una abuela empalagosa y besucona que llena de babas a un niño aterrorizado mientras escanea de pies a cabeza a la madre de la criatura, y nuera de la rotunda abuela

…Una adolescente indolente que se maquilla en un espejito de mano sin reparar en que, sí, mona de cara va, pero los shorts fucsia no le combinan ni con el top amarillo limón ni con las sandalias de color anaranjado

…Un jovencito que viene de un low cost [camina como encogido] a echar un polvete con alguna cibernovia

…Un viajante comercial de cara aburrida que mira su agenda con desgana mientras busca cigarrillos en la chaqueta

…Una excursión a la Warner precedida [bueno ahora mismo ya es perseguida] por una seño estresada que grita «niñoooooooooossss! todos juntos por favooooooooorrrr!«

…Una cincuentona… ¡bingo! Me acerco a ella y a la de uno [soy un crack] encuentro a la madre de mi amiga, a la que debo acompañar a nuestro siguiente destino. Pero esto ya es una historia para otra introducción.

Por hoy, os traigo la ensalada que comimos la madre de mi amiga, mi amiga, y yo al ratito de salir del aeropuerto… y que dejé ayer preparadita en la nevera para llegar y triunfar.

INGREDIENTES [3 PERSONAS, GUARNICIÓN O ENTRANTE LIGERO]

Sandía, 400 grs – limpia y despepitada
Queso feta, 100 grs

Pesto:
Aceite, 30 ml
Almendras, 15 grs
Menta, un puñado
Sal, pimienta, zumo de limón

MODUS OPERANDI

Simple simplísisimo.

Para la ensalada. Limpiar y despepitar la sandía [ya lo puse arriba… pero por rellenar] y ponerla en una fuente con el queso feta cortado en daditos

Para el pesto. En un mortero, poner las almendras y la menta. Majar despacio hasta que la almendra esté bien triturada y poco a poco añadir el aceite hasta ligar un pesto de consistencia media [no esperéis un pesto tradicional, queda menos ligado]. Salpimentar y añadir unas gotas de zumo de limón.

Para comerlo. Poner el pesto sobre la ensalada, mezclar bien y dejar reposar. Lo ideal es tenerlo unos 20-30 minutos, pero se puede comer en el momento.