En verano me cuesta cocinar. No me cuesta tanto salir, terracear, tomar una copa de vino, esas cosas son fáciles. Pero cocinar, encender los fuegos, hacer un guiso… uf. Que pereza. Yo creo que las ensaladas se inventaron para sobrevivir al verano. La sóla idea de ponerme en movimento con este calor, me cansa.
Por eso en verano tiro de comidas que se pueden hacer con antelación, cosas que quedan preparadas en la nevera y cuando llega el hambre están esperando ya hechas. Porque aunque perezosa, tengo momentos en los que hacer cosas para comer me resulta una idea soportable, siempre y cuando no comprometan más de quince minutos de mi vida. Y tengo que aprovecharlos. Por lo general cuando he conseguido pactar con mi desgana, y me he vestido para bajar al gimnasio [la otra actividad que no me suele apetecer nada de nada en verano], y ya tengo ese subidón de adrenalina de venga, que yo puedo, que he saltado del sofá, me he puesto ropa de deporte y hasta me he atado las zapatillas ¡a por ello! ¡a por la cerveza bici de spinning! ese momento glorioso en el que he renunciado a vegetar en el sofá para bajar a entrenar un poco… ese momento, es el que tengo de margen para hacer de cena algo más elaborado que una tosta de lo que haya por la nevera.
Con la ropa de deporte y las zapatillas, entro a la cocina, abro la nevera y me enfrento a dos posibles opciones: sopa fría / ensalada. Por sopa fría entiéndase gazpacho o salmorejo, en ningún caso cosas sofisticadas que deban ir cocinadas antes. Y por ensalada… entiéndase fondo de nevera con cosas así en genérico.
También ensalada de pepino con algas. Soy muy fan. Es fácil de hacer, rápida, ligera y fresquita, y cuando más macere más rica estará. El nivel de exigencia es bajo, sólo hay que pelar un pepino y usar una mandolina, nada muy serio o que exija un gran esfuerzo físico. Se mancha poco, y en general, no le encuentro pegas.
Es ideal como guarnición o como ensalada de acompañamiento en una mesa con platos pesados o calientes, para limpiar un poco la boca y aligerar. Tiene un puntito de picante que es completamente opcional. Y no me digáis que no tiene buena pinta el aderezo que lleva…
Si la ensalada en sí no os seduce, os invito a que leáis la receta igualmente, porque he descubierto con ella una forma de hidratar las algas wakame que ha establecido un antes y un después en mi relación con ellas. Sólo digo eso.
ENSALADA PICANTE DE PEPINO Y ALGA WAKAME
INGREDIENTES
Semillas de sésamo
MODUS OPERANDI
Necesitaremos dos boles de diferente tamaño, de modo que uno entre en el otro pero no sea excesivamente pequeño [dos tamaños más o menos similares pero no iguales].
Pelamos el pepino [puedes dejar alguna tira de piel para que se vea al cortarlo] y lo cortamos muy fino, a ser posible con una mandolina. Aparte, colocamos las algas wakame en un colador y las lavamos ligeramente. No las hidratamos, sólo les quitamos posibles restos y el olor a cerrado del bote.
En el bol grande ponemos las wakame al fondo, y encima de ellas el pepino en rodajas. Añadimos la sal y el vinagre, removemos el pepino con cuidado de que la wakame quede al fondo o al menos, que no suba a la parte de arriba, y ponemos el otro bol encima para hacer un poco de presión [puedes meter algo en el bol para que pese un poco].
Lo metemos en la nevera, y dejamos reposar como mínimo una hora. En este tiempo, el pepino con el aderezo soltarán todo el líquido y empaparán las algas wakame [por eso es importante que estén en el fondo del bol]. Esto hará que se hidraten y que estén absolutamente deliciosas.
Pasado este tiempo, sacamos el bol y con las manos cogemos puñados de pepino y algas y las escurrimos del líquido que ha soltado la maceración*. No hace falta estrujarlos y romperlo todo, pero sí presionamos un poco con las manos para que suelten líquido. Según vamos escurriendo puñados, los pasamos al bol que hemos usado como peso, que debería estar libre [y limpio, si hemos metido algo dentro]. Desechamos todo el líquido de la maceración.
*Si por cualquier motivo las algas no se han hidratado suficientemente [no estaban al fondo, no había aliño suficiente, o el pepino estaba un poco seco], puedes añadir unas gotas de agua y dejarlas de nuevo tapadas y con peso 15 minutos más. Pasado este tiempo, se escurren de nuevo.
Preparamos el aderezo: mezclamos la soja, la sriracha [o tabasco] y las semillas de sésamo. No hace falta sal, ni aceite.
En el bol donde vayamos a servir la ensalada, ponemos en la base la rúcula, o los brotes que hayamos elegido, y sobre ellos el pepino con las algas. Regamos con el aderezo.
Receta del libro Cocina Vegana de CreatiVegan
Que cosas nos cuentas Ana eres tan entretenida :-)))
A mi me encantan!!! las ensaladas todo el año.
Un saludito
hola! a mi todo el año las ensaladas me gustan. Me encanta que sea picante, se ve la mar de fresquita y apetecible, para mi doble ración :)
Ana, te ha quedado muy apetecible a pesar de tu pereza. El cacharrito es monísimo.
Besos
Hola Ana.
Yo estoy contigo, me pasa lo mismo que a ti, para ir a tomar un vino, no tengo ninguna pereza jiji. Pero para cocinar para dos, me da mucha pereza, por eso en verano casi vivimos de ensaladas, pescado, pollo y frutas.
Me encantan esos cuenquitos, tengo dos iguales, y esa ensalada me encanta, aunque nunca he probado esas algas. pero seguro que estan muy buenas.
Besinos
El toque de Belén
Qué bueeeeena…aunque ya quede poco de verano sigue apeteciendo.
Yo tengo una relación amor/odio con la cocina en verano….es lo que tu dices…pereeeeezaaaaa…dame té frío y cerveza y yasta….ya comeremos en otoño, jejejje
Que receta tan original!!! Besos