GALLETAS DE JENGIBRE Y CACAO [Vitamina D]

¿Conocéis el blog de María? Se llama In my little kitchen.

Es una monada. De verdad. Como María en sí misma, que también es una monada de ser humano. Pero eso ya es aparte.

Pues eso, que vengo yo de asaltar a María y no sé que contaros. Que estoy con astenia primaveral y un bajón de vitamina D que no me tengo. Y que como además no duermo mucho porque soy una trasnochadora compulsiva [suelo excusarme en reuniones tardías de los espacios en los que participo, pero a veces se me hace de noche tejiendo], pues estoy que vivo sin vivir en mí.

Y no tengo ganas de nada. Ni de cocinar, ni de escribir. Na de na. Parón energético. Que se me va la energía por el sumidero.

Me da a mí en las narices que esto tiene que ver con la mudanza que hemos hecho en mi trabajo. Nos hemos cambiado de oficina, y he pasado de trabajar frente al balcón de una casa solariega con el sol entrando a raudales hasta mi mesa, a trabajar en una oficina moderna y funcional situada en un piso interior y bajo de un edificio enormísimo de alto. Vamos, que me entero de que sale el sol cuando lo dicen en las noticias.

Y aunque no tengo nada que objetar a las nuevas instalaciones, que son una cucada de esas de revista de diseño, con todos los colores de muebles, paredes y suelo coordinados, espacio adaptado a nuestras necesidades en lugar de armarios y archivadores puestos aquí y allá donde encajaban buenamente, y un sinfín de mejoras más, pues oye, que no tenemos sol. Algo había que perder en el cambio. Y yo he perdido la vitamina D.

He dejado de fotosintetizarme frente al balcón, de recibir mi baño de sol del medio día, cuando los rayos sobrepasaban el borde de mi mesa y me daban de pleno en los brazos y la cara, hasta que tenía que bajar un poco la persiana para evitar el sol en los ojos. Ahora sólo hago la fotosíntesis en fin de semana, que me subo a tender a la azotea y me quedo diez minutos dejando que el sol me caliente un poco el espíritu.

Y claro, ando apática. Y tardo un mes en actualizar el blog [de #asaltablogs en asaltablogs] y me paso las tardes en reuniones de mis espacios de militancia y tejiendo en el sofá en plan #viejitadepueblo. Porque la otra cosa que hago cuando no estoy con el blog o reunida o de pingo, es tejer. Que me relaja. Mucho. Esto os lo cuento en el siguiente post que me voy por las ramas.

Yo esto del clima me lo tendría que mirar en serio. Porque paso el invierno encabronada como un orco maldiciendo el frío, el viento y la lluvia [la lluvia en menor medida, me cae algo más simpática] y la primavera con astenia primaveral. Luego en verano soy feliz como una perdiz, y en otoño se me empieza a torcer el gesto al ritmo que las chaquetas aumentan de grosor.

Y así todos los años. Si me fuera a vivir al Caribe creo que muchas de estas cosas se arreglaban solas. Tendría otros problemas, como los mosquitos [¿estáis pensando en que deje de quejarme? Pues no]. Pero al menos, serían otros.

En fin, que estas cosas me pasan a mí en primavera, y por eso el blog lo tengo abandonadito, y por eso me he reconciliado con la vida con estas maravillosas galletas de jengibre y cacao que le he asaltado a Marieta. Porque la vida con galletas, es mejor.

GALLETAS DE JENGIBRE Y CACAO

CAL 466,6 · HC 61,0 · PR 8,1 · GR 21,8 [100 G]

INGREDIENTES

  • Harina, 140 g
  • Cacao, 20 g
  • Azúcar moreno, 50 g
  • Mezcla de especias:
    • Jengibre en polvo, 5 g [1 cucharada]
    • Canela, 4 g [1 cucharada]
    • Nuez moscada fresca, 0.5 g [1/8 cucharadita] [si es en polvo, usar 2 g, aprox media cucharada o un poco menos]
  • Ralladura de naranja, 1 cucharada
  • Mantequilla*, 70 g
  • Miel, 50 g
  • Huevo, 1

*He etiquetado la receta como sin lactosa. Aunque la mantequilla tiene pequeñas cantidades de lactosa, muchos intolerantes pueden tomarla. Si no es el caso, existen mantequillas sin lactosa en el mercado. Sustituirla por aceite es una opción, pero en ese caso no podrás estirar la masa porque será algo más blanda. En tal caso, haz bolitas de masa, aplastalas con la palma de la mano y hornealas como pastas, y no como galletas de cortador. Estarán igual de buenas.

MODUS OPERANDI

Empezamos por los ingredientes secos. Preparamos la mezcla de especias, rallando la nuez moscada si es necesario, y la ralladura de naranja. Lo mezclamos en un bol, junto con la harina, el cacao y el azúcar. Si te fijas en las fotos el azúcar moreno es rubio, es un azúcar ecológico sin tratar, y no tiene nada que ver con el azúcar blanco teñido que nos suelen vender envasado…

Seguimos con los húmedos. Batimos ligeramente el huevo y lo mezclamos con la mantequilla en punto pomada y la miel. Batimos hasta que se integre.

Añadimos sobre esta última mezcla los ingredientes secos, y lo mezclamos bien con una espátula hasta tener una bola de masa compacta y homogénea. La tapamos y la guardamos en la nevera una hora, para que endurezca y asiente. La podemos envolver en papel film, pero yo uso unas tapas de silicona que cierran estupendamente los boles, y no generan residuos de más.

Una vez ha reposado, estiramos la masa entre dos papeles de horno [yo he usado telas siliconadas, es lo mismo] con ayuda de un rodillo. Para que la altura de la masa sea uniforme, lo ideal es usar uno con topes de altura, esos rodillos son maravillosos para estirar masas de galletas. He puesto el mío a 6 mm. Gusto personal, sin más.

La masa ya estirada, la metemos al congelador entre 5 y 10 minutos para que endurezca de nuevo. Y ya solo queda cortarla.

Para ello, despegamos con cuidado la masa del papel, para que sea fácil retirar las galletas cortadas. Podemos poner un poco de harina antes de volver a dejarla. Ponemos otro poco de harina en un platito y lo tenemos cerca. Cogemos el cortador, lo enharinamos ligeramente en el platito, cortamos la galleta y la dejamos en un papel de horno [usa el que tenías tapando la masa].

Terminamos con todas las galletas, y las metemos a la nevera. Reamasamos la masa sobrante, la estiramos, la congelamos, y repetimos el proceso. Metemos las galletas a la nevera junto con las anteriores.

Precalentamos el horno. Y cuando esté, horneamos las galletas unos 10-15 minutos a 180 ºC. Con 6 mm de altura han tardado 12 minutos, si son más finas ajusta un poco el tiempo. Te advierto que mi horno es bastante rápido [cosa incomprensible, es viejísimo] y en otros hornos pueden tardar uno o dos minutos más.

Las sacamos a una rejilla y las dejamos enfriar. Al salir, estarán un poco blanditas, endurecerán según vayan enfriando. Las guardamos en una lata cerrada herméticamente. Duran varios días… aunque no vas a poder comprobarlo.

14 comentarios en «GALLETAS DE JENGIBRE Y CACAO [Vitamina D]»

  1. Ay mi Anita que ha perdido la vitamina D… yo siempre la tengo baja así que hija hay que darse a la galleta. Estas son de nuestras favoritas, las cocino todas las navidades porque huelen a navidad y además están riquísimas. Espero que recuperes las ganas de escribir, del blog, de cocinar. ¡¡Un beso enorme y mil gracias por asaltarme!!

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  2. Ayyy, yo también necesito la luz del sol para activarme, me da la vida!!. Aunque aparte de que no te de la luz, ya sabemos que te gusta mucho el pingoneo, y eso desgasta mucho cariño. Las galletas son monérrimas, pero eso ya lo sabes. Besotes!!

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  3. La verdad es que todo el mundo tenemos la vitamina D por los suelos , pero bueno para eso hay varia soluciones , y una de las que más me gusta es esta la de las galletas de jengibre , aunque me temo que tampoco me ayudara a recuperar la vitamina , pero una buena excusa siempre es una buena excusa para hacer y comerse esta maravilla de galletas .

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  4. Margot Segura

    Jajajajaja ahora entenderás como me siento yo en Holanda…y entenderemos que nuestra vitamina D es crónicamente baja y que en cuanto sale un rayito de sol allá que nos ponemos en la terraza a empaparnos bien bien (y ponernos como una gamba….). Pero me queda el consuelo que por fin se acabó el invierno (durísimo) y llega la primavera. Tus galletas son tan cukis como tu! Besitos

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  5. Victoria E

    No se que pasa que en las analíticas desde un tiempo para aca tenemos la vitamina D baja ,han cambiado los parámetros pero yo,me llevo estas galletas y el sol de mi Punta y todo areglado¡¡¡
    Besitos¡¡

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  6. Natalia Cortes

    Lo que traen las mudanzas y los cambios de clima, te entiendo por completo con aquello de la luz y la vitamina D, así que a intentar hacer fotosíntesis cada vez que puedas. En cuestiones de clima siempre habrá para todos los gustos, yo prefiero siempre el otoño o primavera, estaciones medias, los extremos me desesperan. Así que, ya casi llega tu esperado verano, que si vivieras en el Caribe, no son solo los mosquitos, sino la humedad, a sudar a toda hora mi querida, pero entre la playa, los atardeceres una piña colada, margarita, mojito, coco loco todo es paz y amor. Besos y me llevo un par de estas galletas, besos

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  7. Andreíta come de todo

    Ay, que he tenido un flechazo con tus cortadores de pastas!
    Y en general con estas galletas de jengibre y cacao que deben ser la repanocha!
    Decirte que yo llevo tejiendo desde hace unos cuatro años, y es algo que me entusiasma, me aleja de los malos pensamientos y me ayuda a relajarme y a estar concentrada a la vez. Besotes

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  8. Si es que no se puede entrar en tu blog sin ganas de llevarse algo. Te han quedado monísimas, yo que soy adicta al chocolate lo voy a tener muy complicado para resistirme jajaja

    Me encantan en serio, y el cortador de la espina de pescado me tienes que decir de dónde lo has sacado porque lo quiero!

    Un abrazo bonita!

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  9. Ana, creo que tú y yo somos iguales con el tiempo. El invierno me mosquea enormemente, la primavera me da astenia y el otoño lo tolero a duras penas. Menos mal que que en esta primavera tan rara que estamos teniendo, podemos disfrutar de unas galletas como estas.

    Bss

    Elena

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  10. Me encantan, me encantan me encantan , que chulasssssssssssssssssssssssss te han quedado de 10.
    yo también tengo falta de vitamina D , pero es que yo soy medio vampiresa, no soporto el sol, me escondo de el yo siempre por la sombra y ahora me toca tomarme la vitamina en unas gotas que están malisimassssss.
    Un asalto perfecto, un beso

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